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Economía

Los diez indicadores de la economía que muestran que la desaceleración se acelera

La ministra de Economía, Nadia Calviño, en el Congreso

Durante el mes de julio organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o la Comisión Europea revisaron al alza sus previsiones de crecimiento de la economía española. El FMI la elevó hasta el 2,3% para 2019, dos décimas más que en su informe de abril, y la mantuvo en el 1,9% en 2020. La CE también incrementó hasta el 2,3% su previsión de crecimiento de la economía española para este año. 

El Banco de España se posicionó entre los más optimistas el pasado mes de junio cuando elevó al 2,4% su pronóstico, desde el 2,2% que apuntó en marzo.

Sin embargo, el martes, el Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advirtió en una conferencia que los riesgos se orientan claramente a la baja y que España no está especialmente preparada para afrontar una nueva crisis.

Indicadores que tradicionalmente han servido para hacerse una idea general de la evolución de la economía española, como la firma de hipotecas, el turismo, el paro, o la venta de automóviles, reflejan ahora síntomas de debilitamiento.

La inestabilidad política interna con la posibilidad de que se celebren este año nuevas elecciones generales; el brexit; la guerra comercial y las amenazas de aranceles de la Administración Trump; y el riesgo de recesión de la economía alemana son otros factores que pueden pesar aun más sobre la economía española.

Producto Interior Bruto

La evolución del PIB es el primer signo que demuestra una desaceleración económica en el país, ya que pasó de crecer a tasas superiores al 3% en 2015, 2016 y 2017, se desaceleró hasta el 2,6% en 2018 y, según pronostican el Gobierno y las principales casas de análisis, pasará a crecer alrededor de un 2,2% este año y de un 2% el próximo.

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Mercado laboral 

La afiliación de trabajadores a la Seguridad Social se ha recuperado de la fuerte destrucción de empleo que se produjo en el país entre 2008 y 2013, e incluso se superó en el mes de julio por primera vez la barrera de los 19,5 millones de afiliados.

Sin embargo, el mes de agosto ha marcado un punto de inflexión, ya que se ha producido la mayor destrucción de empleo en ese mes de los últimos once años. En total, 200.000 personas han perdido su puesto de trabajo. Las listas del antiguo INEM han añadido además a 54.000 personas, el mayor incremento de paro para agosto desde 2010.

Aunque la tasa de desempleo se ha recortado desde el pico del 26,9% que alcanzó en el primer trimestre de 2013 hasta el 14,2% a cierre del segundo trimestre de 2019, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), esta recuperación se ha producido a costa de empleos que tienen cada vez peor calidad: más del 90% de los nuevos contratos que se firman hoy son temporales y, si echamos la vista atrás, en los últimos diez años se han tenido que firmar 168 millones de contratos de trabajo para que el número total de asalariados en el país aumente sólo en un millón de personas. 

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Producción industrial

La industria española ha entrado este año en recesión por primera vez desde el año 2013, lastrada por el sector manufacturero, que ha sufrido una caída de los pedidos por la debilidad de la demanda internacional y la crisis que atraviesa el sector automóvil.

Según los últimos datos disponibles, la producción industrial sufrió una caída del 1,8% interanual en junio en la media del sector. Las fábricas que sufrieron un mayor descenso de la producción fueron las de bienes de equipo (-5,5% interanual), bienes de consumo duradero (-4,8%) y bienes de consumo no duradero (-3,1%).

Más allá de las cifras que divulga el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la consultora internacional Markit publica mes a mes el Índice PMI, que mide la producción del sector manufacturero a raíz de encuestas a fábricas, y dio a conocer en agosto que el índice se situó por tercer mes consecutivo por debajo del umbral de 50 puntos que marca la línea entre la recesión y el crecimiento.

La parte 'positiva' de esta mala situación que atraviesa la industria española es que el peso de este sector sobre el total del PIB sólo es del 16%, frente al objetivo del 20% que le había pedido a España la Comisión Europa para el año 2020, con lo que su efecto arrastre sobre el total de la economía es potencialmente inferior dado el elevado peso de los servicios. 

Automóvil

En agosto se matricularon en España 74.490 coches, una caída del 30,8% sobre el mismo mes del año anterior, encadenándose cuatro meses seguidos en negativo. Se trata de la mayor caída para agosto en cuanto a la comercialización de turismos desde 2008, cuando se desplomó un 41,27% en plena crisis económica. 

El mes de agosto de 2018 fue el mejor de toda la serie histórica, por la obligación impuesta a los concesionarios de sacar al mercado todos los vehículos no homologados por la nueva normativa de medición de emisiones.

Pero el sector arrastra una caída anual del 9,2%, con 883.649 vehículos nuevos matriculados. Desde la patronal, Anfac, se advierte que en los próximos meses se mantendrá la debilidad en las comercializaciones. 

Consumo

El consumo es otro indicador que está empezando a dar también señales de alarma. Aunque durante los años de recuperación económica el consumo ha crecido en detrimento de la tasa de ahorro de los hogares, que cerró el año 2018 en mínimos históricos, los datos publicados este mismo jueves por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestran que la confianza de los consumidores se ha desplomado en agosto hasta su nivel más bajo desde el año 2014.

Esta falta de confianza se traduce en que los españoles están renunciando a hacer compras: un 88,6% no ha comprado un coche o moto en los últimos seis meses, un 81,6% no ha adquirido ningún mueble para el hogar, un 77,3% no ha comprado electrodomésticos u ordenadores personales y un 75,4% no ha comprado electrodomésticos pequeños.

Esto se explica también porque un 46% de los consumidores llega justo a fin de mes, a un 6,8% le resulta difícil y tiene que tirar de los ahorros, y un 3,7% se ve obligado a contraer deudas. Sólo un 37,7% puede ahorrar un poco y un 5,2% puede ahorrar bastante.

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Bolsa

La evolución este del Ibex 35, el indicador que muestra el valor en Bolsa de las 35 mayores compañías que cotizan en España, muestra una dependencia intensa de factores externos como el brexit y la guerra comercial.

Si aparecen noticias que sugieren un acuerdo entre la Administración Trump o China, o una solución pactada para la salida de Reino Unido de la UE, como ocurrió ayer, la Bolsa sube con fuerza (el Ibex 35 se anotó el jueves una subida del 1,54% impulsada por los bancos). 

El índice bursátil cerró ayer en los 8.992,7 puntos, lejos aun de los 10.104 puntos de mayo de 2018; los 11.135 de mayo de 2017; o los 11.634 puntos que alcanzó el selectivo en abril de 2015. A mediados de agosto, el Ibex 35 marcó mínimos del año situándose en los 8.522 puntos. 

Hipotecas

La firma de hipotecas es otro de los índices tradicionales de la economía española sobre los que fijarse para hacerse una idea de la situación económica general. En junio, la constitución de nuevas hipotecas sobre vivienda registró una caída del 2,5% respecto al mismo mes de 2018, el primer retroceso para un sexto mes en seis años.

Con este descenso interanual, la firma de hipotecas vuelve al terreno negativo registrado en abril (-0,1%). En junio no se firmaron sólo menos hipotecas, sino que se hicieron por menor cuantía. El importe medio de los préstamos para vivienda bajó un 3,7% hasta los 119.964 euros, y el total del capital prestado por bancos, cajas y cooperativas a sus clientes descendió un 6,1%.

Turismo

El turismo tiene un peso en el PIB español del 15%, por delante de otros sectores clave como el comercio, la construcción o la automoción, aportando el pasado año 176.000 millones de euros. Por esa razón se trata de otro índice relevante a la hora de valorar la evolución general de la economía española.

En julio visitaron España 9,9 millones de extranjeros, un 1,3% menos que el mismo periodo del año pasado, el segundo mes de julio consecutivo de descenso.

Los principales destinos turísticos españoles están perdiendo fuerza por la recuperación de otros países competidores mediterráneos, como Turquía, Túnez o Egipto, con precios más bajos. En julio Canarias recibió 30.337 turistas internacionales menos que en el mismo mes del pasado año, y 71.100 menos que en julio de 2017, cuando se alcanzaron cifras extraordinarias. En el caso de Baleares, las caídas se dieron principalmente en el mes de junio, aunque fueron algo más ligeras: llegaron 4.257 visitantes menos que en el mismo mes de 2018, según la estadística de coyuntura hotelera del INE.

La disminución de visitantes internacionales se ha compensado con el turismo nacional, pero los descensos en la llegada de turistas británicos y alemanes podría elevarse en los próximos meses por el brexit y una previsible caída del valor de la libra y el riesgo de recesión de la economía alemana.

Natalidad

La tasa de fecundidad, el número de hijos que nacen en España por cada 1.000 mujeres, es un indicador que recoge una parte cultural y otra económica, ya que es muestra de la prosperidad económica del país.

Si se observa el gráfico histórico de la tasa de natalidad en el país se puede observar que el número de hijos creció sustancialmente desde finales de la década de los 90 hasta el año 2008, en que alcanzó su nivel más alto desde el año 1985. Sin embargo, con el estallido de la crisis la tasa de natalidad se desplomó y no ha vuelto a recuperarse desde entonces.

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Déficit y deuda públicos

La situación de las cuentas públicas en España sigue siendo motivo de preocupación. En el año 2018 España consiguió por primera vez en diez años que la Comisión Europea sacara al país del Procedimiento de Déficit Excesivo, un sistema de vigilancia para los países que tienen un déficit público igual o superior al 3% del PIB. 

El desfase presupuestario del Reino de España a cierre de 2018 se sitúa en el 2,48% del PIB, pero sigue siendo muy elevado. Preocupa que el Gobierno no haya aprovechado el robusto crecimiento del PIB para recortar este desfase y que el año 2019 se haya dado por perdido. Aunque el Ejecutivo se ha comprometido con Bruselas a bajarlo hasta el 1,3% del PIB, en público reconoce que finalmente se quedará en el 2%, lo que supone gastar unos 24.000 millones más de los que ingresa.

La deuda pública, por su parte, equivale al 98,38% del PIB a cierre de junio y el Gobierno se ha comprometido a reducirla hasta el 95,8% para finales de 2019 en su Programa de Estabilidad remitido a Bruselas. El esfuerzo debería ser cada vez superior, ya que la Comisión exige a todos los países que ya han conseguido bajar su déficit público del 3% que reduzcan su nivel de deuda pública hasta el 60% del PIB.

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