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Economía

Vodafone utiliza los móviles de 51.200 usuarios para investigar el coronavirus mientras duermen

Una persona duerme plácidamente.

Vodafone utiliza los teléfonos móviles de ciudadanos españoles para combatir el coronavirus. Lo hace a través de la aplicación DreamLab, lanzada el pasado verano. Un desarrollo que usa el poder de computación de los dispositivos cuando se conectan a la red eléctrica para ser cargados.

A preguntas de Vozpópuli, el operador de origen inglés asegura que en nuestro país ya son 51.262 las personas que utilizan la aplicación para combatir la covid-19. Las descargas totales alcanzan casi el millón, y abarcan un total de 17 países. La aplicación puede ser utilizada por cualquier persona, sea del operador que sea. Sólo hay que descargarla desde la Play Store (usuarios de Android) o la App Store (usuarios de Apple).

Vodafone recalca la importancia de cargar el móvil al ir a dormir para sacar el máximo rendimiento a la app. "Durante la noche, y mientras duermes, carga tu smartphone para que DreamLab aproveche el poder de procesador que no estás utilizado para ayudar a esta vital investigación", explica el operador. Los móviles con la aplicación descargada podrán utilizarse normalmente, puesto que DreamLab se desarrolla en segundo plano.

El algoritmo ha sido desarrollado por científicos del Imperial College. El proyecto se dará por terminado en diciembre de 2021 y los resultados se pondrán a disposición de la comunidad científica. Comenzó a usarse en 2015 para la investigación contra el cáncer pero la pandemia del coronavirus ha instado a sus creadores a cambiar su orientación hacia la investigación de la covid-19. No obstante, el usuario puede elegir, dentro de la app, a qué proyectos quiere destinar el poder de computación de su móvil.

"La app ha ayudado a los científicos del Imperial College de Londres a identificar moléculas con propiedades antivirales en alimentos de origen vegetal cotidianos, como las bayas (en particular, grosellas negras, arándanos, manzanas, naranjas, limones), el repollo, brócoli, cebolla, ajo, perejil y los frijoles. También ha encontrado que los medicamentos comunes utilizados para combatir los trastornos cardiovasculares y metabólicos podrían potencialmente reutilizarse contra la covid-19", apuntan desde Vodafone.

Como dos superordenadores

La combinación del millón de procesadores que ya aglutina la app lanzada por la Fundación Vodafone y el Imperial College London es equiparable a la de 2,3 superordenadores. Este tipo de máquinas cuestan millones de euros y son capaces de ejecutar una ingente cantidad de operaciones en un corto periodo de tiempo. 

El Marenostrum 5, superordenador que se ubicará próximamente en Barcelona, será uno de los más rápidos del mundo. La Unión Europea invertirá cien millones de euros para su desarrollo. Podrá realizar 200.000 billones de operaciones por segundo, alcanzando los 200 Petaflops -su antecesor, el Marenostrum 4, tiene una capacidad de 1,1 Petaflops-. Los Petaflops son la medida establecida para el cálculo computacional (como los kilómetros por hora para los vehículos). Cada Petaflop implica mil billones de operaciones por segundo.

El poder computacional es básico para el desarrollo de los sistemas de Inteligencia Artificial (IA), una tecnología que depende principalmente del uso de datos y la realización de cálculos. Cuantos mayores sean los datos aportados para entrenar el sistema, y mayor sea la velocidad de procesamiento, mejores resultados arrojarán los algoritmos. Para que un sistema de Inteligencia Artificial determine a través de una simple foto si un lunar es cancerígeno y la fase de desarrollo en que se encuentra el mismo se requiere de mucho trabajo.

Para llegar a esta conclusión debe analizar millones de fotos de lunares previamente diagnosticados. Esto permite comparar las imágenes para determinar con una fiabilidad muy alta qué tipo de cáncer es y en qué estadio se encuentra. El poder de computación es clave para lograrlo. De hecho, las bases de la Inteligencia Artificial se establecieron en la década de los 50 del siglo pasado, pero la incapacidad de disponer de ordenadores lo suficientemente potentes no ha permitido el desarrollo de este concepto hasta hace sólo unos pocos años.

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