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Economía

Efectos colaterales del salario mínimo: el Gobierno feminista de Sánchez agrava las diferencias de paro por sexo

Magdalena Valerio, ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social

La brecha de género en el paro (la diferencia entre la evolución favorable de la tasa de paro masculina y la no tan favorable de la femenina) ha registrado a cierre del tercer trimestre de 2019 su máximo desde antes de que estallara la crisis económica, después de que se disparara en el inicio del año por el efecto de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). 

Expertos de distintas entidades financieras e instituciones ya habían advertido de que, aunque el alza del SMI hasta 900 euros al mes este año sería positiva en general en términos de ganancia de poder adquisitivo para los que cobraban menos, podría tener un efecto negativo de destrucción de empleo o caída de la contratación entre los colectivos más expuestos a este nivel salarial, como son las mujeres. 

La Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre, divulgada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), pone de manifiesto que la desigualdad entre hombres y mujeres no para de crecer: mientras entre ellos cae la tasa de paro y se crea empleo, entre ellas se destruyen puestos de trabajo y el número de desempleadas aumenta. 

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Hasta que llegó la crisis, en el año 2008, el número de paradas era superior al de hombres, ya que el boom de la construcción que se produjo en los años 2000 se nutrió sobre todo de empleo masculino. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, muchos de esos varones fueron al paro, por lo que el número de hombres en paro empezó a superar al de mujeres.

Esa tendencia se mantuvo hasta que en el año 2015 el volumen de mujeres y hombres en paro se igualó y empezó a descender de forma sincronizada hasta que en 2018 empezó a desligarse de nuevo, en detrimento de las mujeres. En el año 2019, coincidiendo con la entrada en vigor de la subida del salario mínimo, la brecha entre ambos engordó hasta emular la que existía antes de la crisis.

Se trata de un efecto colateral no deseado por un Gobierno como el de Pedro Sánchez, que de forma reiterada defiende la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, incluido el mercado laboral. 

El paro entre mujeres aumenta

La tasa de paro femenina (porcentaje de mujeres en paro sobre el total de mujeres activas) y la tasa de paro masculina evolucionaron a la par hasta el año 2013, en el que se empezó a recuperar el empleo en España.

Sin embargo, esa recuperación ha beneficiado claramente a los hombres, que han visto como su tasa de paro bajaba 14,5 puntos porcentuales desde su máximo (26,66%), mientras que la tasa de paro femenina ha bajado sólo 11,3 desde su pico (de 27,3%).

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De hecho, la tasa de paro entre hombres ha caído en el tercer trimestre hasta el 12,2%, mientras que la de mujeres ha aumentado hasta el 15,9%. Se sitúa ésta última por encima del límite simbólico del 15% que utilizaba el Gobierno en términos generales para mantener políticas de fomento del empleo.

El 98% de los que han salido del paro desde septiembre de 2018 hasta septiembre de 2019 han sido hombres

En el último año hasta septiembre, el paro ha bajado en 111.600 personas: de las que 109.100 son hombres y sólo 2.500 son mujeres.

Los datos del tercer trimestre del año (junio, julio y septiembre) también son negativos para las mujeres en cuanto a creación de puestos de trabajo: los hombres firmaron 74.300 contratos en ese periodo, mientras que 4.900 mujeres fueron despedidas.

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