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Economía

Ya hay 8,4 millones de demandantes de empleo en España, un tercio de la población activa

Puertas de una Oficina de Empleo cerrada.

A pesar de la suavización de los datos del mercado laboral en mayo como consecuencia del inicio de la 'desescalada' sanitaria y económica respecto a abril y marzo, la pandemia ha conseguido elevar hasta casi 8,4 millones de personas (8.358.536 exactamente) el número total de demandantes de empleo, un 85% más que en febrero (3,8 millones más) antes del inicio del confinamiento y la suspensión de actividades no esenciales. Lo que significa que el 36% (más de un tercio) de la población activa española (mayores de 16 años que buscan o tienen intención de trabajar) se encuentra en un limbo laboral, ya que pretende ser contratada pero no encuentra ocupación.

Se trata de una cifra jamás conocida en la historia laboral española. Ni siquiera se produjo una aproximación en los peores años de la doble recesión económica sobrevenida desde 2008 (en 2013 llegó a 6,3 millones). Es como consecuencia del número de personas que siguen inmersos en un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal), ya que desaparecen de la estadística a la hora de computarse como parados, pero se les considera oficialmente como demandantes de empleo aunque con la salvedad de que son teóricamente ocupados pese a no trabajar. Mientras, los afectados aparecen en la lista de los que cobran la prestación de desempleo y siguen como afiliados en alta (temporal) en la Seguridad Social.

De esta forma, según los datos oficiales de mayo, hay casi 4 millones de trabajadores (3.939.205) que el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) considera demandantes de empleo ocupados, frente a los 789.321 que había antes de los primeros efectos del coronavirus (trabajadores que trabajan pero que buscan cambiar de ocupación). La diferencia entre febrero y mayo en este colectivo es que ahora hay 3,1 millones de personas más. Es decir, se trata de los trabajadores afectados por los ERTEs por fuerza mayor en su mayoría. En marzo, primer mes de escalada con muy pocos expedientes en marcha, sólo aparecieron unos 150.000 nuevos demandantes de empleo ocupados (hasta 939.484). Sin embargo, en abril se produjo el aluvión y el alza fue de casi 2,2 millones de golpe (hasta 3.110.267) y en mayo ha sido de 829.000, hasta esos casi 4 millones que incrementan la cifra general de demandantes de empleo. En todo caso, la estadística podría haber sido superior en mayo si no hubieran sido rescatadas 458.000 personas por sus empresas de los ERTEs en curso.

Llama la atención también, dentro del capítulo general de demandantes de empleo, el alza de quienes quieren cambiar de trabajo de forma limitada. Es decir, sólo buscan trabajos a domicilio, teletrabajo o en el extranjero, ya que saben de las dificultades para encontrar otra ocupación. Antes de la crisis sanitaria había 247.216 y ahora hay 311.208.

Aunque hay que esperar hasta ver si la 'desescalada' salva al mercado de una cadena de despidos futuros y si los ERTEs no se convierten en ERES; estos expedientes han salvado del estrépito laboral, de momento, al país. La estadística es importante porque la Seguridad Social, que paga ahora las cotizaciones empresariales de los ERTEs, tiene anotados a más de 3,1 millones de afiliados que técnicamente (una sexta parte del conjunto de cotizantes) sólo contribuyen con sus cuotas de empleado, y no hay que olvidar que las más importantes son las del empleador. Es decir, que de los 18.556.129 afiliados diarios que había a finales de mayo, hay poco más de 15,4 millones con contribuciones completas (de empleo y empleado) y es ya una cifra similar al número de cotizantes que había, por ejemplo, en 2001.

Lo que es evidente es que la 'desescalada' ha favorecido el efecto rebote en el empleo en mayo. Es decir, se han reanudado algunas actividades (sobre todo en la agricultura, la construcción y en menor medida la hostelería) y sus datos parecen muy buenos porque se comparan con los meses anteriores, que han sido los peores de la historia. De esta manera, la Seguridad Social ha recuperado 97.462 afiliados medios en este mes (de ellos 93.076 corresponden a la agricultura y a la construcción) hasta esos casi 18,6 millones totales (el nivel de hace tres años) aunque pierde 885.984 en el cómputo anual. Queda aún mucho camino por recorrer, ya que desde febrero el sistema ha perdido 694.100 cotizantes (760.000 desde el 13 de marzo, cuando el Gobierno decretó el primer estado de alarma).

Primer aumento de empleo en plena crisis

En todo caso, es el primer aumento del empleo en plena crisis, aunque es muy precario y de baja calidad contributiva. La afiliación media, que permite suavizar la caída de empleo cuando se produce y que contiene las cifras cuando se despeñan, era el sistema oficial de cómputo de todos los gobiernos. Pero el Ejecutivo actual facilita ahora con extensión los datos de afiliación a fin de mes, ya que la progresiva 'desescalada', sobre todo en mayo, favorece la estadística oficial. De esta manera, la Seguridad Social registró en mayo 187.814 nuevos afiliados diarios (90.000 más que en la estadística de nuevos cotizantes medios) hasta registrar un total de 18.584.176 afiliados totales (28.000 más que los medios). De cualquier forma, el sistema tiene 695.239 afiliados menos que hace tres meses, pero en mayo anota un primer respiro porque, de los 19 días laborables computados, 14 han registrado un aumento de empleo, mientras que sólo cinco han tenido más bajas que altas. En los 59 días laborales desde el inicio del confinamiento hasta finales de mayo, se han registrado 31 jornadas con datos netos positivos (altas) frente a 28 días con más bajas.

En términos desestacionalizados, que es donde hay que fijarse, porque indican la posible tendencia, se advierte una importante destrucción de empleo (70.790 en mayo), suavizada en parte frente a los 691.054 en abril y 356.703 en marzo. En total se han perdido 1,1 millones de puestos desestacionalizados en los últimos tres meses frente a la creación de 123.756 en el mismo periodo del año pasado. Lo que advierte sobre la dura factura que la pandemia está pasando al tejido laboral.

En cuanto al paro, las cifras no parecen muy acordes con la realidad, porque su estadística está muy relacionada con la presencia física en sus oficinas (muchos parados desconocen la operativa por Internet o telefónica) y permanecen aún cerradas mientras la mayoría de las actividades privadas han tenido que reiniciar la actividad  de cualquier forma para evitar echar el cierre definitivo. Es decir, no es nada creíble el dato de 26.573 parados más en mayo (778.000 más en el último año y de ellos 608.872 desde mediados de marzo). De esta forma, la cifra de parados camina ya hacia los 4 millones (3.857.776). En términos desestacionalizados, el paro creció en este mes en 122.456, es decir, casi cinco veces más que el dato oficial de fin de mes.

Que las cifras de paro deben ser superiores y que el empleo nuevo computado por la Seguridad Social es precario lo demuestra la estadística de la contratación. Si bien mejoró respecto al mes anterior (26% más, un alza de 177.000 contratos), la caída respecto al mismo mes del año anterior es de 1,2 millones (59%). Es decir, se han formulado 850.617 contratos cuando en mayo de 2019 la cifra se acercó a 2,1 millones. Los datos mejoran, pero en los tres meses de coronavirus se han realizado la mitad de contratos que hace un año (5,5 millones entre marzo, abril y mayo de 2019 a menos de 2,8 millones ahora). Los indefinidos, que siguen representando el 9% del total de contrataciones, mejoran respecto a abril, pero se debe a que dos de cada tres nuevas contrataciones fijas son por horas. Es el dato histórico más elevado de contrataciones parciales indefinidas en porcentaje (66%). Se han hecho 17.650 contrataciones más respecto al mes y 107.469 menos que en el mismo mes del año anterior. En estos tres meses de coronavirus, los contratos fijos han descendido un 48% respecto al año pasado. En cuanto a los temporales, han crecido un 26% respecto al mes anterior (159.818 más) pero se han hecho 1,2 millones menos (60%) que en el mismo mes de 2019.

Respecto a las prestaciones por desempleo, los ERTEs también distorsionan las cifras ya curiosamente que hay más beneficiarios (casi 4,7 millones) que parados (3,8 millones). El gasto en las prestaciones contributivas ha crecido un 364% hasta casi 4.300 millones en este mes.

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