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Economía

Primark se convierte en un 'rara avis' de las grandes cadenas y no abrirá sus tiendas hasta la fase 2

Primark se ha convertido en un rara avis del comercio en pleno proceso de 'desescalada'. Mientras sus competidores (Inditex, H&M, Tendam) se han lanzado a levantar la persiana en todo el país aprovechando la relajación de restricciones del Gobierno, que ha permitido abrir hasta 400 metros de su superficie a las grandes cadenas, la low cost ha preferido esperar hasta que pueda abrir al completo cuando los territorios estén en la fase 2, tal y como ha podido confirmar este periódico.

Una decisión que viene motivada por el tamaño de los establecimientos de la irlandesa, que superan con creces los mil metros cuadrados en las tiendas más pequeñas; para hacerse una idea, la más grande de España, la de la Gran Vía madrileña, tiene más de 12.400 metros, y sus locales más modernos tienen una media de 5.000 metros de superficie de venta. De hecho, solo la línea de cajas de sus tiendas más grandes se llevaría por delante gran parte de los 400 metros posibles. Por eso, fuentes conocedoras de las últimas reuniones de los directivos de la compañía en España apuntan a que el plan actual de Primark es no levantar la persiana de sus tiendas hasta que puedan abrir la totalidad del establecimiento.

Frente a la low cost, otras grandes superficies como El Corte Inglés, H&M, Ikea o Leroy Merlin se han inclinado por abrir de momento los 400 metros permitidos en las fases 0 y 1, ofreciendo una selección de artículos en ese espacio, y manteniendo la mayoría de las secciones cerradas.

Facturación nula

El caso de Primark, con cerca de 50 tiendas en el país, es especialmente reseñable, puesto que la irlandesa no dispone de canal de venta online, por lo que su facturación durante los dos últimos meses ha sido nula. Con esta decisión, la empresa no empezaría a anotar ventas hasta, en el mejor de los casos, el próximo 25 de mayo, solo en aquellas provincias que pasen a la fase 2; no obstante, según ha podido saber este periódico, no se abrirán las tiendas ese mismo día, puesto que dedicarán parte de la semana a formación y preparación de las tiendas.

La irlandesa aprobó un ERTE por fuerza mayor para sus 6.000 empleados en España con efectos desde mediados de marzo, cuando se declaró el estado de alarma y echaron el cierre a los establecimientos. Durante los primeros días de la fase 2 y mientras no se levante la persiana, los empleados continuarán con licencia retribuida; después, se incorporará el 100% de la plantilla de cada tienda.

A nivel global, a mediados de marzo la irlandesa anunció el cierre de sus 376 tiendas, una pérdida de ingresos que supondrá, según sus cálculos, aproximadamente 710 millones de euros al mes.

"Discriminación" a los grandes

A pesar de la relajación de restricciones de apertura por parte del Gobierno a los grandes comercios, la patronal que engloba a empresas como El Corte Inglés o Ikea, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) volvió a recriminar al Ejecutivo que no se guiara por criterios sanitarios que, a su juicio, les permitirían abrir ya sus superficies al completo.

En una nota hecha pública este miércoles, Anged insistió en que los problemas financieros y de liquidez ocasionados por el cierre total durante dos meses y medio de las tiendas "son comunes a todo el comercio y sectores, no sólo del pequeño comercio". "Desde las principales organizaciones empresariales llevamos semanas demandando y proponiendo medidas para un paquete fiscal y financiero potente y efectivo, equiparable al de los principales países de nuestro entorno, que ayude a salvar la actividad de nuestro sector productivo, aliviar sus cargas fiscales y reducir sus costes fijos", explicaba el comunicado.

En este sentido, la patronal de las grandes superficies apuntaba que "en todos los países de nuestro entorno el comercio está abierto". A su juicio, las razones que argumenta el presidente, que "responden a criterios políticos", generan una discriminación que afecta a la competencia efectiva en el mercado, vulnerando la Ley de Defensa de la Competencia. Y añaden: "Con ello, el Ejecutivo está alentando además una falsa rivalidad entre pequeñas y grandes empresas que está absolutamente sobrepasada por la realidad del mercado global de hoy, en el que todos competimos en un mercado global con grandes plataformas digitales".

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