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Economía

La presión que sufre el Gobierno empantana la negociación fiscal con Unidos Podemos

Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.

El Gobierno está intentando cerrar el apoyo de Unidos Podemos para salvar el Presupuesto de 2019. Sabe que sin la formación morada, poco puede hacer. Las negociaciones arrancaron hace unas semanas y parecía que iban por buen camino, pero la presión que está recibiendo el partido que da sustento al Gobierno por parte de algunos lobbies y empresas está afectando al diálogo. En materia fiscal, hay poco avance, de hecho, el PSOE está reculando en parte de las propuestas que llevaba en su presupuesto alternativo y eso aleja la posibilidad del acuerdo.

"Las cosas se han complicado", señalan a este periódico fuentes próximas a la negociación. Parece que el equipo de Pedro Sánchez y el de Pablo Iglesias sí están llegando a acuerdos sobre el gasto, pero están atascados en materia de impuestos. Si no consiguen despejar el camino y avanzar, no habrá Presupuestos.Y el Gobierno socialista se verá obligado a prorrogar el de 2018, que lleva la firma de Mariano Rajoy.

La primera reunión de la mesa fiscal que abrieron ambas formaciones se celebró a finales de agosto y demostró que no había grandes diferencias entre PSOE y Podemos. En ese encuentro, se acercaron posturas sobre la posibilidad de gravar más a las empresas, algunas operaciones especulativas, determinados sectores económicos y las rentas más altas. Nada hacía presagiar el distanciamiento actual.

El PSOE está abandonando los postulados que defendía por la presión que está recibiendo desde que está en el Gobierno

¿Qué ha pasado entonces? Las fuentes consultadas aseguran que el PSOE está recibiendo muchas presiones y está abandonando los postulados que defendía antes de llegar a La Moncloa. ¿Qué quería hacer? En el presupuesto alternativo que presentó siendo oposición proponía mejorar los ingresos en 6.500 millones de euros con diversos cambios fiscales, que afectaban, sobre todo, a las empresas y las rentas altas.

La mayor parte de la recaudación, unos 4.000 millones, llegaría del Impuesto de Sociedades, con el establecimiento de un tipo mínimo del 15% para las grandes empresas y la revisión de algunos incentivos y regímenes especiales. Además, se crearía una figura sobre los beneficios desviados, como en Reino Unido y Australia.

Y el IRPF aportaría unos 1.900 millones por una subida del tipo máximo a las rentas de más de 150.000 euros y la equiparación progresiva de los tipos de rentas de trabajo y de capital. Lo cierto es que la medida más importante sería la equiparación de los dos regímenes que llevaría el tipo del ahorro al entorno del 30% y que aportará nada más y nada menos que 1.500 millones.

Además, el PSOE esperaba obtener también 600 millones de la equiparación de los tipos del gravamen del gasóleo y la gasolina y crear dos nuevas figuras que afectarían al sistema financiero: un impuesto directo sobre la banca y el impuesto a las transacciones financieras. Las dos figuras aportarían unos 2.000 millones de euros.

Impuesto a la banca

Precisamente, el primer asunto que el PSOE ha dejado a un lado por estas presiones es el famoso impuesto a la banca. Lo reconoció públicamente en una entrevista en la Cadena Ser. "Nosotros vamos a aprobar el impuesto a las transacciones financieras, eso hemos acordado con Podemos", se limitó a decir cuando fue preguntado por el impuesto a la banca.

Y es que el Gobierno no solo se está reuniendo con Unidos Podemos, también lo está haciendo con otros sectores económicos, lo que incluye a lobbies y empresas. Esos encuentros han hecho que Sánchez no se vea capaz de crear una nueva figura impositiva vinculada directamente a los bancos. Para compensar a la formación morada, trabaja ya en una serie de alternativas que podrían hacer que los bancos contribuyeran más a las arcas públicas sin necesidad de crear ese impuesto.

De hecho, está explorando la posibilidad de ir un poco más lejos en el Impuesto sobre las Transacciones Financieras,  tocar Sociedades sin dejar que los bancos se libren de la subida o gravar cosas que hasta ahora no tributan, como los dividendos repatriados  o modificar la tributación en la conversión de los activos fiscales diferidos, conocidos como DTA.

Unidos Podemos ve flojos los planteamientos que está haciendo el Gobierno y cree que se puede ir mucho más lejos

Pero Unidos Podemos quiere más. Según publica Expansión, el Gobierno ha planteado una propuesta que supone un aumento de ingresos de 4.000 millones. Para la confluencia, no es suficiente, creen que pueden plantearse subidas impositivas por más de 26.000 millones sin que sean confiscatorias ni afecten a la clase media y trabajadora.

Y dentro de este planteamiento, siguen reclamando al Gobierno varias cosas, como el impuesto específico a la banca, la supresión de los privilegios fiscales de los que disfruta la Iglesia, las desgravaciones de los planes de pensiones y una propuesta más ambiciosa del impuesto sobre las transacciones financieras. El acuerdo no va a ser fácil y el tiempo pasa. El PSOE va a tener que ceder más si quiere el apoyo de los morados.

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