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Economía

Móviles plegables, las cuatro cosas que deben de suceder para que compres uno

Los móviles plegables se atisban como el siguiente gran salto tecnológico. Un invento que amenaza directamente a las tabletas, pero al que aún le falta mucho recorrido para ser una opción real a los teléfonos actuales.

Las dos unidades presentadas en este nuevo mercado son de Samsung y Huawei, y su precio ronda los 2.000 euros. Escuece solo de oírlo. Una cantidad inasumible para muchos, pero pensemos más allá de la cifra.

Pensemos en Apple, el fabricante que más rentabilidad saca a sus dispositivos. Muchos de ellos están por encima de los 1.000 euros. Caso similar sucede con la gama alta de Samsung o Huawei si vamos a dispositivos de alta gama. El dinero podría ser una barrera de entrada para los móviles plegables, pero no para todos los usuarios, visto lo visto.

El Huawei X dispone de 4.500mAh en su batería por los 4.380mAh del Samsung Galaxy Fold. Números cercanos a los de las baterías de teléfonos móviles de gama alta. Un uso intensivo de sus grandes pantallas consumirá la pila muy rápido

Debemos pensar también en el trinomio de pantallas que manejamos en movilidad. A saber: teléfono, tablet y ordenador. Los equipos plegables pueden convertir este tridente en un binomio -equipo plegable + ordenador-. Si hablamos, por ejemplo, de unos 1.000 euros por dispositivo, por los 3.000 euros tendríamos dos posibilidades: comprar un móvil plegable y un ordenador, o adquirir teléfono, tableta y ordenador.

En ambos casos tendríamos los mismos equipos al mismo precio, pero en el primero con un dispositivo menos, con lo que en términos de espacio esto supone.

Esta es también una opción interesante de cara a los servicios que abonamos al operador, ya que no habría que pagar una tarjeta SIM adicional para el tablet, ya que el equipo plegable utiliza esa misma conexión cuando está en modo teléfono o modo tablet.

Puntos a mejorar

Así las cosas, para llegar al punto en que un teléfono móvil plegable tenga realmente una demanda comercial masiva se deben resolver varios aspectos:

  • Precio: El coste de los equipos debe bajar. Esto sucederá cuando haya un gran volumen de clientes, pero hasta que no haya una gran masa de potenciales compradores no se asumirá una producción masiva. La pescadilla que se muerde la cola. La incertidumbre en este aspecto es, de momento, un freno. Es el riesgo comercial que se encuentra tras cualquier negocio, saber si se va o no a tener clientes.
  • Batería: Un apartado del que se ha hablado poco. El Huawei X dispone de 4.500mAh en su batería por los 4.380mAh del Samsung Galaxy Fold. Son números cercanos a los de las baterías de teléfonos móviles de gama alta. Conclusión; un uso intensivo de sus pantallas de 7,3 y 8 pulgadas de tamaño consumirá la pila muy rápido. De nuevo, el eterno problema de la autonomía en dispositivos digitales hace acto de presencia.
  • Formato de pantalla: Tanto el Samsung Galaxy Fold como el Huawei X tiene un formato, cuando despliegan todo el displey, cuadrado. No disponer, de momento, de una superficie apaisada es un freno para el consumo de contenidos audiovisuales, una de las bazas de los móviles plegables. Es cierto que el fabricante puede añadir marcos digitales en negro durante la reproducción para conseguir el formato, pero no se aprovecharía toda la superficie posible de pantalla. A lo mejor con algún 'doblez' más es posible conseguir displays más rectangulares, menos cuadrados.
  • Grosor y peso: Se hace necesaria la evolución a terminales que ocupen menos espacio. El grosor de las propuestas de Samsung y Huawei supera el centímetro, cuando la mayoría de los móviles actuales se encuentra muy por debajo de esa cifra. En cuanto al peso, los equipos presentados rondan los 200 (Samsung) ó 300 gramos (Huawei) de peso. Llevar un cuarto de kilo en el bolsillo no parece razonable.

Si se resuelven estos aspectos desembolsar 2.000 euros puede ser, incluso, razonable para según qué público. Por ese precio se tendría en un dispositivo único un teléfono y un tablet.

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