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Economía

Los mínimos de las reservas hidráulicas amenazan con encarecer el precio de la luz

Un operario trabaja en unos contadores electrónicos.

La ausencia de lluvias en lo que va de año está causando estragos en las reservas hidráulicas, que están marcando cifras de mínimos de los últimos ejercicios. Una circunstancia que podría tener consecuencias negativas para el recibo de la luz. De hecho, la escasa pluviosidad fue una de las causas que provocaron que los precios se dispararan a comienzos del pasado invierno.

Las cifras que se registran en la actualidad dejan poco lugar a la duda: la falta de lluvias plantea un escenario inédito al menos en el último lustro. Las reservas hidráulicas se encuentran en estos momentos en apenas un tercio de su capacidad máxima, según los datos de Red Eléctrica, que cifran las reservas en 6.127 gigawatios/hora, frente a los más de 18.500 del máximo total. La cifra es un 40% inferior a la que se registraba hace doce meses, cuando las reservas superaban los 10.200 gigawatios/hora. En lo que va de año, su descenso ha sido algo superior al 15%.

Este hecho condiciona el comportamiento de las compañías que controlan las centrales hidroeléctricas a la hora de hacer sus ofertas en el mercado mayorista, del que depende aproximadamente un 40% del precio del recibo. En la situación actual, con las reservas en mínimos, la oferta de este tipo de centrales se reduce de forma notable y, además, la poca que llega al mercado lo hace a precios notablemente elevados.

No es precisamente el tipo de tecnología de las que conforman el denominado ‘pool’ eléctrico que resulta más caro. Pero la escasez de oferta también tiene otra derivada que afecta negativamente a los precios de la luz: para asegurar el suministro, el mercado deberá recurrir a otras fuentes más caras, especialmente el carbón y los ciclos combinados, algo que ha sido una constante en lo que va de año.

Un descenso del 50%

Para muestra, desde enero la generación de electricidad a través de la hidráulica se ha desplomado un 50% en comparación con el mismo periodo del año pasado, que fue notablemente más lluvioso. En los últimos doce meses, el descenso se ha sido por encima del 40%.

De esta forma, la hidráulica ha pasado de ser la tercera tecnología que más aporta a la generación eléctrica (sólo por detrás de la nuclear y la eólica) en 2016 a la sexta en el presente ejercicio.

Ese tercer puesto ha pasado a ser ostentado por el carbón que, en cambio, se situaba en el quinto lugar a estas alturas del pasado año. La generación con esta tecnología se ha disparado algo más del 63% en los ocho primeros meses de 2017 en relación con el mismo periodo del ejercicio precedente. La de los ciclos combinados se ha incrementado más de un 41%.

Ambas fuentes son más caras y se han encargado de suplir la generación que el pasado año llegaba de las centrales hidroeléctricas.

Mientras, la generación a través de las centrales nucleares, tecnología que entra en el ‘pool’ a coste cero, se mantiene en cotas similares a las del año pasado. Sin embargo, la eólica, que también es una fuente barata, también ha sufrido los rigores de la climatología puesto que 2017 tampoco está siendo un año especialmente ventoso. La generación a través de esta tecnología se ha reducido un 10% en 2017.

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