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Mercados

Turbulencias a la vista en Wall Street por la cercanía del temido precipicio fiscal

Un operador de la Bolsa de Nueva York.

La victoria de Barack Obama en las elecciones de EE UU deja muchos interrogantes para los mercados y la economía mundial al arrojar poca claridad sobre los temas clave de política fiscal que afronta el país. El principal temor de los inversores es que se abra una brecha entre el Congreso, en manos de los republicanos,  y el Senado, controlado por los demócratas, que complique las negociaciones sobre el precipicio fiscal y el aumento del límite de endeudamiento.  

 “No vemos en el resultado electoral un motivo para la euforia. La clave para EE UU y la economía mundial es que se alcance un acuerdo lo antes posible”, reconoce Félix González, socio director de la EAFI Capitalia Familiar.

El tiempo apremia. El próximo 31 de diciembre (si un acuerdo entre demócratas y republicanos no lo evita) expiran una serie de paquetes de estímulo y de rebajas de impuestos temporales que se han ido aprobando en EE UU en los últimos años. Al mismo tiempo y de forma automática se producirá una reducción del gasto público, un proceso que ocurrirá de forma gradual durante los próximos 10 ejercicios. Este conjunto de medidas se estima que supondrán una restricción presupuestaria de cerca de 600.000 millones de dólares, alrededor del 4% del PIB, solo en el ejercicio fiscal 2013. Una seria amenaza para la economía de EE UU y la mundial.

“En una economía que solo crece al 2% en términos reales, semejante impacto en la demanda agregada provocará casi con seguridad una recesión. Las estimaciones de la oficina presupuestaria indican que la implementación de las medias impositivas y de gasto recortarían alrededor del 2,5% al PIB”, explica Kevin Logan, economista jefe de HSBC en un informe.

Las complicaciones presupuestarias, además, no quedan ahí. La contracción podría ser aún más severa si el Congreso no aumenta el techo de la deuda pública, establecido en 16,4 billones de dólares, y que pronto se consumirá, lo que abre la necesidad de negociar un incremento. Una situación que ya se vivió en el verano de 2011 y que provocó un desplome de los mercados por las dificultades que encontraron ambos partidos para llegar a un acuerdo.

“La resolución del precipicio fiscal influirá en la negociación sobre el techo del gasto. En un escenario negativo, de caída temporal al abismo, será más difícil llegar a un acuerdo y probablemente provocará un rebaja de rating de una o más agencias”, avisan desde Bank of America Merrill Lynch.

Una falta de acuerdo entre republicanos y demócratas amenaza con llevar a EE UU a la recesión

Los demócratas y republicanos, por tanto, tienen ante sí un importante reto. Deben decidir si mantienen las medidas, las sustituyen, las retrasan o las cancelan directamente. Decisiones que afectarán de una u otra forma a la economía, la calificación crediticia del país y su carga de deuda. Eso sin contar con el impacto que pueda tener en el mundo empresarial las incertidumbres que suscite el proceso de negociación entre los dos partidos.

Fitch ya ha avisado que rebajará la calificación crediticia de EE UU si fracasa a la hora de encontrar una solución a la maraña presupuestaria. En concreto quiere una solución que evite el precipicio fiscal y consiga un aumento el techo del gasto pero que al mismo tiempo se combine con medidas encaminadas a reducir el déficit.

La amenaza para los mercados es clara y los expertos esperan un periodo de volatilidad hasta que se llegue a un acuerdo. Al mismo tiempo confían en que la clase política no suma a EE UU en la recesión.

“En cuando al precipicio fiscal, creemos que se producirá un acuerdo, ya que ninguna de las partes (demócratas y republicanos) quiere ser culpable de sumir de nuevo a la economía en recesión. Se prevé un acuerdo general para continuar con los recortes impuestos de la era Bush, aunque Obama no los extenderá a las clases altas”, resume Keith Wade, economista jefe de Schroders.

El resultado de las elecciones en EE UU también deja una lectura positiva para Wall Street. La continuidad de Barack Obama en la Casa Blanca facilitará la renovación de Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal.

“Un claro beneficiario del resultado electoral ha sido Bernanke, presidente de la Reserva Federal, que seguirá contando con el apoyo del Presidente. Desde este punto de vista, los mercados pueden relajarse ya que la máquina de imprimir dinero seguirá en marcha”, añade Wade.

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