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Desesperación con España: según se confirma el rescate, Valencia pide otro

Imagen de la Bolsa de Milán.

Los mercados atacaron a España ayer con furor fruto de la desesperación. Conforme se conocían datos del rescate bancario que eran favorables para nuestro país (dentro de lo poco favorable que puede ser un rescate), se conocían datos de caída de recaudación fiscal y casi a la vez, Valencia se ponía en manos del Gobierno para que le socorra financieramente. Mientras eso ocurre, además, el Banco Central Europeo (BCE) dijo que no acepta ya los bonos griegos como colateral para acceder a los mecanismos extraordinarios de liquidez (ELA). Con semejante panorama, el castigo en los mercados españoles fue de los que se recuerdan.

La sesión había comenzado con la tensa calma bajista que domina cuando hay ausencia de noticias. El Ibex perdía ligerísimo terreno y el bono a 10 años se mantenía haciendo equilibrios en la cota del 7%. Pero poco a poco se iba desinflando el mercado conforme se sabía que el BCE ya excluía la deuda griega como colateral.

Si la medida se extiende siguiendo la secuencia lógica, podrían verse afectados por esta exclusión, Portugal, Irlanda y, sobre todo, España e Italia. De ocurrir eso, España estaría asfixiada financieramente, ya que los bancos domésticos, que son quienes cubren las subastas del Tesoro, depositan la deuda española en el BCE como colateral para obtener liquidez. Liquidez que usan, a su vez, para tomar más bonos.

"Desesperante"

Pero el consejo de ministros y la inmediata noticia de la petición de auxilio de la Comunidad Valenciana hundían definitivamente a los mercados. Algunos operadores comentaban que resulta “desesperante” comprobar cómo, “en cuanto se han conocido los términos de un rescate, aparece una comunidad pidiendo otro”.

Esto, además, abre otra gran incógnita: ¿Cuántas más regiones van a seguir ese camino? La petición de auxilio valenciana puede ser la espoleta para que detonen muchas más comunidades. Conviene recordar que incluso Artur Mas dijo hace poco que no tenían dinero ni para pagar las nóminas.

Así las cosas, España acabó con la rentabilidad a 10 años al 7,26%, la cota más alta desde que existe la moneda única. Pero es que el 5 años también esté en el 7%, mientras que los plazos a dos y tres años superan claramente el 5%.

El Ibex sufrió un monumental descalabro, del 5,86%. Todo el índice acabó en rojo, al igual que el mercado continuo, donde sólo se libraron de las pérdidas apenas seis pequeños valores que cruzaron una cifra de negocio testimonial.

Italia corrió una suerte parecida. Su activo a 10 años acabó en el 6,20%, después de incrementar su rentabilidad en 20 puntos básicos. El FT Mib milanés se hundió un 4,8%.

Las cosas están forzosamente en manos del BCE. O siembra un poco de tranquilidad, y eso pasa por un nuevo LTRO que infiltre calmante, o el futuro es totalmente impredecible ya. 

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