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Mercados

La hora de Draghi: la delgada línea que separa a la euforia de la decepción

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE)

Todo está preparado para que Mario Draghi insufle hoy aire a los mercados financieros con el anuncio del deseado plan de expansión cuantitativa (QE). De acuerdo con una filtración a Wall Street Journal (WSJ) y Financial Times (FT), el programa de compra de activos, que incluirá deuda soberana, ascenderá a 600.000 millones de euros durante al menos un año, lo que supondrá 50.000 millones mensuales. Así lo acordaron, según las fuentes referidas, los miembros del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) en una reunión el pasado martes. Ahora bien, los detalles concretos serán debatidos hoy por los 25 integrantes del Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria. La letra pequeña va a ser la clvae par evitar decepsiones

Tras conocerse estas informaciones, las bolsas europeas cambiaron el rojo por el verde de forma fulminante. Las expectativas, por tanto, son máximas. Pero, de igual forma lo son los riesgos. Porque en los últimos días las continuadas filtraciones, las declaraciones de personalidades de la talla del presidente de Francia Francois Hollande y, sobre todo, la decisión del SNB suizo de eliminar el tipo de cambio mínimo del franco suizo frente al euro y de bajar los tipos de interés al -0,75%, han alimentado la expectativa de que será hoy, y no en febrero o marzo, como hasta hace unas semanas preveían numerosas instituciones, cuando el BCE anuncie el macroplan de compra de deuda, en el que será el mayor programa de estímulos ejecutado por el organismo desde el inicio de la crisis.

Lo contrario supondría ahora una sorpresa con efectos devastadores sobre los mercados. Descartada esta última opción, la atención se centra, por tanto, en conocer las condiciones del programa, como el volumen de compras, el ritmo de implementación del mismo o el riesgo que asumirá el BCE -¿quién pagará en caso de quiebra de un país miembro?-. También ocupará, y mucho, las palabras de Draghi -y su lectura entre líneas-, decidido a proteger el euro contra viento y marea y a combatir la amenazante deflación en la eurozona. De la letra pequeña dependerá, en consecuencia, que los mercados respiren eufóricos o deprimidos, dos escenarios separados por una finísima línea. A priori, un programa flexible, que pueda ser ampliado y sin una hoja de ruta excesivamente estricta ayudará. En este sentido, tampoco se descarta que entre los activos incluidos en el plan, figure en algún momento deuda corporativa.

Las subastas de liquidez del pasado se quedaron en los mercados financieros y apenas tuvieron eco en la economía real europea. Ahora Draghi pretende que las compras en el líquido mercado de deuda soberana, sí tenga consecuencias en las familias y en las pymes. El objetivo, en este sentido, es doble: sugestionar la inflación y reactivar el crédito y su demanda. Las miradas de medio mundo estarán fijadas hoy, por tanto, en el banquero italiano. No obstante, son muchos los expertos que consideran que los efectos sobre la economía real será "muy limitado". También lo creen fuentes gubernamentales, que estiman un impacto pequeño de esta decisión y afirman que en el contexto actual repercuten más en la economía española el precio del petróleo o el bajo nivel de tipo de interés.

De cumplirse con las expectativas abiertas por WSJ y FT, lo previsible es que suceda lo que ya ocurrió en Estados Unidos, Reino Unido o Japón cuando implementaron un plan similar: fuerte subida en los bonos, en la renta variable y depreciación del euro. Los efectos sobre las materias primas serán menores que en otros activos. "Al estar la mayor parte de las materias primas denominadas en dólares, no veremos un efecto directo en dichos activos sino un efecto indirecto", señalan los analistas de XTB, que tiene en cuenta la caída del euro frente al dólar y el consecuente "encarecimiento de los activos para los inversores de la zona euro".

Si se confirma el programa, el BCE desplazará en los próximos meses a los bancos e inversores privados de la compra de bonos. Sin embargo, "no podrá negarles la voluntad de mantener el capital en liquidez a la espera de tiempos mejores y de mejores precios en las bolsas", lo que conllevaría "una caída inicial en el precio del oro" inicialmente, con subidas en los días posteriores. Si por el contrario, las declaraciones de Draghi fueran ambiguas o pusiera demasiados límites a la QE, el temor de los inversores a un estancamiento prolongado en Europa "aumentaría las compras del metal dorado que añadiría alzas si distintos bancos centrales nacionales optaran por incrementar sus reservas de oro con el fin de tener recursos estables ante nuevas situaciones deflacionarias y de reducido crecimiento", abunda.

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