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¿Es prescindible la nota de las agencias de calificacion? Carmena reabre un debate viejo para el mercado

Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid.

La intención del ayuntamiento de Madrid de no renovar el contrato que mantiene con las agencias de calificación crediticia Standard and Poor's y Fitch a partir del próximo año ha causado cierta sorpresa y escepticismo entre los operadores del mercado. Sorpresa porque creen que tomar esta decisión de forma unilateral puede perjudicar los intereses de los inversores a largo plazo y escepticismo porque consideran que no servirá para resolver la cuestión planteada.

Aunque desde el área de Hacienda del consistorio capitalino se ha justificado la medida en que no se van a realizar más emisiones de deuda en el futuro y, por tanto, no es necesario pagar por un servicio de otorgamiento de notas sobre la solvencia de la deuda, los expertos consultados por Vozpópuli aseguran que los inversores perderán una referencia sobre el valor de dicha deuda a largo plazo, basada en una metodología de trabajo comúnmente aceptada por el mercado.

Los expertos creen que se ha tratado de una maniobra política más que de una decisión técnica, para resaltar las diferencias ideológicas del grupo de gobierno del ayuntamiento respecto a las agencias

El principal punto de desencuentro entre el ayuntamiento y las agencias radica en las advertencias realizadas por éstas sobre las repercusiones que tendría sobre la nota de la deuda emitida cualquier cambio que pudiera introducir una auditoría sobre los gastos financieros del consistorio. De hecho, S&P ya rebajó en su informe de septiembre la perspectiva de estable a negativa, teniendo en cuenta que califica la deuda con BBB, es decir, considera que el ayuntamiento tiene capacidad de pago siempre que no se produzcan cambios económicos adversos. Esta misma opinión es la que mantiene Fitch.

Las fuentes consultadas señalan que la repercusión de esta no renovación de los contratos con las agencias será limitada en las emisiones vivas, siempre que no haya necesidad de refinanciacion. Pero aun reconociendo el poco impacto de la decisión del ayuntamiento presidido por Manuela Carmena, aseguran que el factor de credibilidad que aportan las notas de calificación sigue siendo muy valorado por los inversores a largo plazo.

Maniobra política

Los expertos creen que se ha tratado de una maniobra política más que de una decisión técnica, para resaltar las diferencias ideológicas del grupo de gobierno del ayuntamiento respecto a las agencias. "La naturaleza misma del desencuentro ya es una mala noticia. En teoría, las calificaciones no serían necesarias pero a los intermediarios financieros les gusta tener cuanta más información, mejor. Así que la cuestión no es si son necesarias o no, sino si son importantes, porque sitúa a Madrid en desventaja respecto a otras ciudades", señala un conocedor del funcionamiento de las transacciones del mercado de deuda, quien destaca que se haya roto el acuerdo con estas dos agencias sin antes haber intentado llegar a un pacto.

Las fuentes consultadas creen que la filtración de las grabaciones no refleja el trabajo diario de los analistas de una agencia de calificación, que basan su nota en la puntuación de hechos objetivos, como la repercusión que podría acarrear una hipotética decisión de no pagar ciertas partes de la deuda si la auditoría de gastos que está llevando a cabo el ayuntamiento de Carmena así lo determinara.

Pese a que con la crisis se acusó a las agencias de no haber sabido anticipar con sus notas ciertos desastres en el mundo financiero, los operadores del mercado siguen utilizando sus calificaciones como guía a la hora de tomar una decisión de inversión. "Añaden valor. Y no intentas ocultar tu 'calidad' crediticia aunque no vayas a realizar más emisiones de deuda, porque son opiniones sobre la evolución de la solvencia de la misma y el mercado lo tiene en cuenta", señala un experto de los activos de renta fija.

Que el equipo de gobierno de Carmena no renueve los contratos con estas agencias, valorados en poco más de cien mil euros al año, no significa que los inversores vayan a perder de vista la perspectiva de evolución de la deuda madrileña, que es muy poco líquida, es decir, no cuenta con suficientes contrapartes a la hora de vender o comprar en el mercado. Pero al no contar con una nota 'oficial', cualquier variación que perciban sobre su estabilidad provocaría un movimiento mucho mayor que si tuvieran el respaldo de las notas de las agencias.

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