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La clave en deuda high yield no es evitar los impagos de los emisores, sino, evitar el deterioro del crédito

Mientras que para una clase de activos, el entorno actual de bajo crecimiento, baja inflación y bajos tipos de interés puede ser un problema serio, para otros, en cambio, significa perspectivas de revalorización atractivas. Así ocurre con la deuda corporativa de alta rentabilidad o high yield. “La recuperación es generalizada, aunque más bien de forma moderada en la mayor parte de los países de Europa, incluyendo España desde el último trimestre de 2013. Y este entorno es precisamente el que precisa la deuda de alta rentabilidad, porque un escenario de elevado crecimiento sería beneficioso para las acciones, pero no necesariamente para la renta fija”, señala Stéphane Rüegg, gestor de clientes de deuda empresarial de Pictet AM.

Este tipo de activos de deuda de alta rentabilidad ofrecen mayor remuneración al inversor por la menor calificación crediticia que tiene asignado el emisor. Pero Rüegg destaca que una de las principales características de las empresas europeas que emiten deuda de alta rentabilidad es que se trata de compañías muy importantes para la economía europea, como pueden ser Alcatel, Nokia, Swiss Port, Telecom Italia, Fiat, Europcar o Bloomberg. Es decir, que a pesar de lo que se pudiera pensar por tratarse de calificaciones crediticias por debajo de grado de inversión, lo cierto es que la gran mayoría de empresas del Viejo Continente se encuentran en esta situación. Aproximadamente “dos tercios del universo de inversión en Europa tiene una nota de BB”, asegura el gestor de clientes de Pictet AM. Se trata más de una consecuencia de la falta de créditos para financiarse de las empresas, pero que cuentan con un nivel de solvencia alto, que del riesgo de impago real.

De hecho, Stéphane Rüegg advierte de que “la clave en la deuda high yield no es evitar los impagos, procesos que son difíciles de anticipar, sino evitar el deterioro del crédito”. Pero la baja rentabilidad de la deuda soberana compensa todavía este riesgo porque los diferenciales de crédito están actualmente por debajo del 5%, algo menores que la media histórica en condiciones normales, explica Rüegg.

Las perspectivas de que el BCE mantenga los tipos de interés todavía en niveles cercanos al cero ayudan a prever que la tasa de impagos se puedan mantener incluso por debajo del 2%, como apuntan algunas firmas de análisis, durante este año. Y aunque todavía se producen más rebajas de calificación crediticia que mejoras en la nota asignada, a Rüegg no le preocupa tanto precisamente por esos bajos niveles desde los que se partiría. El responsable de Pictet AM señala que las operaciones corporativas de fusiones y adquisiciones también están ayudando a la deuda de alta rentabilidad, puesto que las empresas emisoras son las que terminan siendo adquiridas, como se ha podido ver recientemente en el sector de telecomunicaciones.

Otro factor que explica también la buena aceptación que está teniendo este tipo de activos es que muchas empresas de negocios tradicionales han salido al mercado por primera vez para colocar sus emisiones. “En 2012 los emisores eran principalmente de países de Europa central, sobre todo Alemania, mientras que el año pasado aparecieron 50 nuevos emisores, de los que el 31% eran de países europeos periféricos y el 75% contaba con una calificación crediticia de B, y estas empresas han llegado a proporcionar un 1,1% más de rentabilidad que el índice de referencia. Y este año ha comenzado con más nuevos emisores que cuentan con BB como nota”, explica Rüegg.

En España, Grupo Antolín, Almirall, Isolux, Campofrío, Ono, Befesa, la filial española de Cemex, Ence o Abengoa se encuentran entre las emisiones favoritas del equipo gestor de deuda de Pictet AM, que cuenta con dos fondos para invertir en esta clase de activos. Pictet EUR Short Term Highg Yield, que se centra en vencimientos hasta cuatro años, sin deuda subordinada y con un máximo del 10% por emisor, y Pictet EUR High Yield, que sigue el índice de referencia de manera activa, utiliza derivados para gestionar la sensibilidad y no cuenta con limitación a la calificación crediticia para poder invertir en los activos de deuda.

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