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Cómo aprender a no invertir todo el dinero en preferentes

Cuando se piensa en gestión patrimonial lo primero que se viene a la cabeza es una larga sucesión de ceros a la izquierda de cualquier otro dígito. Pero no hace falta ser millonario para aprender a ahorrar e invertir a largo plazo con sentido de la planificación financiera. La muestra es el curso del Instituto de Bolsas y Mercados Españoles (BME), que el próximo lunes comienza ya su tercera edición.

“Existe necesidad de formación”, advierte Miguel Ángel Bernal, responsable del mismo y profesional con larga experiencia en los mercados financieros, tanto en el ámbito académico como en la gestión patrimonial. “Hoy en día hay tal exceso de información, tantos datos al alcance de la mano a través de internet, de comentarios sobre noticias... que el verdadero problema es seleccionar. Y los profesionales disponen de MBA especializados y de máster, pero faltan cursos para la gente de la calle”.

Esta gente de la calle a la que se refiere el profesor Bernal suelen ser personas con un patrimonio medio de 60.000 euros (aunque no existe un límite para asistir al curso), que en ocasiones se han encontrado con el dinero de una herencia y no se atrevían a preguntar nada en su oficina bancaria por temor al ridículo. Y es precisamente el lenguaje lo que falla normalmente a la hora de dirigirse a un público que no comprende muchas veces algo tan aparentemente sencillo como qué es el PIB.

Las matemáticas también son otra de las losas formativas que arrastran los inversores. De esta manera se desvirtúa la imagen que suelen transmitir los mercados, que “no son tan extraños como la gente piensa”, subraya Bernal. “Las preferentes no son un instrumento peligroso en sí. Depende del uso que se haga de ellas. No se puede poner el cien por cien de nuestro patrimonio en un solo activo porque pasa como con la dinamita. En grandes cantidades y sin control, es muy peligrosa”.

Para quitarles el miedo a la economía y los vehículos de inversión, el curso aborda todos los ámbitos de la planificación financiera, desde cómo fijar unos objetivos a largo plazo hasta cómo emplear los activos adecuados para alcanzarlos.”No pretendemos que los asistentes al curso inviertan ellos por sí mismos, porque se necesitan muchos conocimientos de derecho, fiscalidad, seguir los mercados a diario... pero por lo menos que puedan dirigirse a su banquero personal o asesor, entender lo qué les cuentan y si se han alcanzado las metas planteadas de rentabilidad y riesgo”, explica el profesor Bernal.

Tarea cada vez más necesaria a tenor de los comentarios de algún participante al que habían ofrecido un fondo de capital riesgo prometiéndole liquidez inmediata.

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