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El impacto de las subidas de tipos en los activos es malo para los inversores

¿Perjudican las subidas de tipos el patrimonio de los inversores? En el Anuario 2016 elaborado por Credit Suisse, los profesores de London Business School Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton analizan si la obsesión del mercado por la escalada de los tipos de interés está históricamente justificada por su impacto sobre las rentabilidades de la renta variable y la renta fija. Y la respuesta es positiva.

Sobre la base de la información recopilada durante más de un siglo acerca de los tipos de interés en Estados Unidos (85 años en el caso de Reino Unido), se comprueba que los efectos en el día del anuncio son normalmente reducidos, especialmente en el caso de los ajustes sobre los que se había avisado previamente. Con todo, las subidas de tipos constituyen por regla general una mala noticia para los inversores de renta variable y renta fija. Al analizar los datos anuales entre 1900‐2015 de 21 países, los autores descubrieron que las rentabilidades reales de la renta variable y la renta fija tienden a ser mayores en el año posterior a las bajadas de tipos que en el año siguiente a las subidas de tipos.

Elroy Dimson, presidente del Newton Centre for Endowment Asset Management de la Universidad de Cambridge y profesor emérito de finanzas de la London Business School, apunta que hasta finales del año pasado, “ningún profesional de inversión británico o estadounidense en la veintena (y tan sólo algunos de treinta y pocos) había vivido un alza de los tipos de interés de su país en sus años de profesión. Ante su falta de experiencia personal al respecto, resulta fundamental que adopten una perspectiva a largo plazo. Esperamos que nuestro enfoque histórico ayude a los inversores a interpretar los ajustes en los tipos de interés, en el caso de que se produzcan, así como a estructurar carteras resistentes a largo plazo".

En términos históricos, ninguna clase de activo ha ofrecido rentabilidades contracíclicas respecto a los ajustes de tipos de interés.

Los autores también comparan la rentabilidad obtenida por las estrategias de inversión durante los ciclos de endurecimiento y relajación de los tipos de interés. A lo largo de un amplio abanico de clases de activos -incluidas acciones, bonos, divisas, inmuebles, metales preciosos y bienes coleccionables- las conclusiones apuntan a la existencia de diferencias sustanciales entre las rentabilidades obtenidas durante los ciclos de endurecimiento y los de relajación. En términos históricos, ninguna clase de activo ha ofrecido rentabilidades contracíclicas respecto a los ajustes de tipos de interés. Respecto a las estrategias de smart beta, que actualmente concitan mucha atención, el estudio muestra que sus rendimientos tienden a reducirse cuando los tipos de interés suben.

“La prima de riesgo de la renta variable es la rentabilidad extra que la renta variable ofrece respecto a la de las inversiones en activos líquidos. En EEUU, la prima de riesgo durante los periodos de endurecimiento de los tipos de interés fue de tan sólo un 1,8% anual, frente al 8,8% anual de las fases de bajadas de tipos. En Reino Unido, la totalidad de la prima de riesgo se consiguió durante periodos de relajación de los tipos; de hecho, a los inversores les habría ido mejor si se hubieran mantenido fuera del mercado bursátil cuando los tipos de interés estaban subiendo”, explica Paul Marsh, profesor emérito de finanzas en la London Business School.

En el anuario se reexaminan las tres grandes crisis del capitalismo, esto es, las ocurridas en la década de 1890, 1930, y a partir de 2008–2009 para ver si pueden arrojar luz sobre los actuales temores de los inversores. Y la conclusión es que los regímenes políticos y las decisiones de política monetaria resultan fundamentales durante periodos de gran estrés sistémico. La historia sugiere que, en la actualidad, el riesgo de volver a cometer un error de política monetaria como el del año 1937 es muy grande, por lo que probablemente no se puede esperar un ciclo de subidas de tipos al uso. Sin embargo, durante las fases de recuperación, la fragilidad sistémica suele persistir, lo que provoca una reducción efectiva de los rendimientos de los bonos durante los primeros 7-10 años de la recuperación, antes de que dé comienzo un mercado bajista a largo plazo.

 “La subida de tipos de la FED fue la primera en los años de profesión de toda una generación de inversores, lo que genera incertidumbre y reduce las sobrevaloraciones en todas las clases de activos", señala Giles Keating, subdirector de inversión mundial de Credit Suisse.

Jonathan Wilmot, director general de Credit Suisse, señala que “de cara al futuro creemos que asumir rentabilidades reales nulas para los mercados de renta fija desarrollados y entre el 4% y el 6% para la renta variable constituye una buena hipótesis de trabajo. Esto significa que la rentabilidad real de una cartera mixta tipo de renta fija y renta variable será probablemente de entre el 1% y el 3% anual, frente al entorno del 10% anual de los últimos siete años. Esto es una mala noticia para los miembros de la generación del baby-boom que se van a jubilar, y planteará un reto estructural para el sector de la gestión de fondos”.

El Anuario muestra la sensibilidad a los tipos de interés de 12 clases de activos financieros (renta variable, renta fija, primas de riesgo, smart beta), 12 sectores y 12 activos reales (oro, inmuebles, obras de arte). Abarca la evolución de 21 países a lo largo de 116 años. Los autores señalan que prácticamente todos los activos ofrecen rentabilidades inferiores en periodos de alzas de tipos que en fases de bajada.

Giles Keating, subdirector de inversión mundial de Credit Suisse, subraya que “la subida de tipos de la FED del pasado mes de noviembre fue la primera en los años de profesión de toda una generación de inversores y operadores y, aunque lenta, la tendencia actual es alcista, lo que genera incertidumbre y reduce las sobrevaloraciones en todas las clases de activos. El Anuario ofrece una valiosa perspectiva histórica al respecto, gracias a su ingente caudal de datos y análisis que cubre 21 países y más de un siglo de datos”.

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