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¿Cómo puede afectar la digitalización del negocio bancario a la distribución de fondos de inversión?

Elvira Rodríguez, presidenta de la CNMV.

Un modelo bancario orientado a ofrecer servicios financieros en tiempo real frente a la estrategia tradicional, debido al cambio del perfil del cliente, mucho más digital y que exige inmediatez en todos los procesos. Esta es la perspectiva para el sector financiero que tiene en mente la CNMV.

Durante su intervención en el XXIII Encuentro del Sector Fnanciero, organizado por Deloitte y Sociedad de Tasación, en colaboración con el diario ABC, la presidenta del supervisor de los mercados bursátiles, Elvira Rodríguez apuntó que alrededor del 37% de la población española entre 15 y 74 años usa la banca por Internet, según datos de Eurostat, lo que supone 13 millones de usuarios de la banca online en España. Esto a pesar de que España está todavía a la cola de Europa en esta materia, lejos del 57% de Reino Unido o el 89% de Noruega", indicó Rodríguez, quien añadió que este porcentaje irá aumentando debido a la irrupción de los teléfonos inteligentes.

En este sentido, insistió en que ocho de cada diez móviles existentes en España ya son smartphones, lo que sitúa al país a la cabeza de Europa. Desde su punto de vista, tecnología y sector financiero "son cada vez más un binomio inseparable". De hecho, incidió en que todas las entidades ya están inmersas en procesos de renovación de sus sistemas tecnológicos para hacer frente a la nueva era en la que tendrá que ofrecer al cliente todo tipo de canales y servicios.

Retos del sector bancario

Más allá de la digitalización, Rodríguez señaló una serie de retos a los que ha de hacer frente la banca en un entorno de tipos de interés ultrarreducidos y de menor flujo crediticio, como consecuencia de una normativa de solvencia más restrictiva. Entre ellos, citó la necesidad de interiorizar la nueva normativa europea, lo que supondrá cambios estructurales en la red comercial y en la capacitación de los empleados, además de un refuerzo de funciones, especialmente en cumplimiento normativo y auditoría interna.

Además, apostó por construir un mercado único de capitales que sea capaz de atraer inversión y financiar de manera adecuada la economía, para lo que es necesario eliminar obstáculos. A su juicio, los bancos deberían ver este nuevo contexto como una oportunidad para explorar vías alternativas de financiación a las empresas y de negocio propio.

Nuevos competidores

Otro de los retos que ve Rodríguez para la banca del futuro es la irrupción de nuevos competidores, entre los que mencionó la banca en la sombra. "A las grandes empresas tecnológicas, como Google, PayPal o Amazon, que ya han empezado a lanzar servicios financieros propios, se han unido otras empresas, que entran en determinados segmentos muy concretos del negocio bancario", recordando a las empresas de telecomunicaciones o eléctricas que están entrando en el negocio a través de canales alternativos.

El último desafío para el que tendrá que estar preparada la banca es la mejora de la rentabilidad, especialmente teniendo en cuenta la debilidad de la demanda de crédito por parte de empresas y familias y el abaratamiento de los préstamos provocado por los bajos tipos de interés. "Teniendo en cuenta que ese periodo de atonía de ingresos se prevé largo, las entidades están obligadas a adaptarse. Una cuestión en la que ya se han hecho importantes esfuerzos, pero donde hay que seguir profundizando", entiende Rodríguez.

Comprensión de las inversiones

Este nuevo entorno “obliga a la CNMV a asegurarse de que los inversores entiendan que están asumiendo un mayor riesgo”, según su presidenta, en un momento en el que las entidades comercializan nuevos productos “a demanda de los clientes”. Así, el regulador ve con cierta preocupación la proliferación de fondos de inversión, entre ellos los de renta variable, cuyo funcionamiento no siempre es correctamente comprendido por los pequeños inversores. A juicio de Elvira Rodríguez, esta amplia oferta de productos, respuesta lógica de las entidades emisoras a un entorno de rentabilidades difíciles y bajos tipos de interés, eleva la presión sobre las funciones de protección del inversor que ejerce la CNMV.

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