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Economía

Un exdirectivo de Google lanza una plataforma para luchar contra el consumismo

App de Gratix.

A José María García le provoca pudor que le califiquen como “pionero”. Sin embargo, inició la práctica de Internet en McKinsey en los años 90; participó en el lanzamiento de Terra, la primera punto.com española que desbordó todas las previsiones; fue uno de los primeros impulsores del emprendimiento tanto digital como social en el final del siglo, y ha sido uno de los pocos ejecutivos españoles con responsabilidades internacionales en Google. Ahora no trabaja gratis, sino en Gratix, la aplicación móvil que permite dar una segunda vida a aquellos objetos que ya no se utilizan, pero pueden ser útiles para otras personas.

José María comenta con ironía que “con un nombre como el mío no es fácil que te recuerden”. Por si acaso él ha registrado el dominio josemariagarcia.com. Pero la vanidad no es su ambición, ni mucho menos el motor que le mueve, sino la coherencia. “No podía soportar la frustración que me producía pensar que otro modelo de sociedad es posible y quedarme sentado en el sillón”, asegura. “Vivimos en un mundo en el que muchos estamos muy frustrados con lo que está pasando y todos queremos cambiarlo, pero no sabemos por dónde empezar. Y como no cambiamos los hábitos de consumo, incluso agravamos las cosas”.

Con la ambición de dejar atrás esa frustración y el deseo de contribuir con hechos, no solo con palabras, José María García decidió pasar página tras diez años como directivo de Google. Empezó en el gigante tecnológico como director de ventas de España en octubre de 2006 y solo cinco años después fue llamado a liderar el área de iniciativas estratégicas en la sede central de Google en California. Tras desempeñar diversas posiciones dedicó sus últimos años a dirigir el área de innovación de aplicaciones y movilidad para Europa desde las oficinas de París y Londres.

Aunque en Google pudo alimentar a un espíritu que combina emprendimiento e innovación, sus inquietudes ya venían de serie. En 1999 fue co-fundador y director general de Netjuice, una de las primeras incubadoras de iniciativas empresariales en España. Allí tuvo la oportunidad de saborear el éxito (captaron muy rápidamente 10.000 millones de pesetas) y el fracaso (en apenas dos años tuvo que reconvertirse impactada por la crisis de las puntocom). Su experiencia en el incipiente mundo digital le permitió ser clave en el desarrollo de Telecinco en Internet, tarea a la que se dedicó justo antes de iniciar su exitosa carrera en el buscador global.

Su vida está plagada de mudanzas. “Cada vez que hacía una, y he tenido que hacer muchas”, recuerda, “descubría cosas que, visto su uso, no debía haber comprado, y otras a las que atribuía un valor aunque no las volvería a usar, como los libros. Incluso hallaba cosas que aún conservaban la etiqueta de compra”. La conciencia de José María le gritaba ya entonces que para cambiar el modelo de consumo hay que empezar por uno mismo. Así que decidió cambiar de vida, guardó las maletas en el trastero y se instaló en Madrid para darle forma a su deseo de coherencia.

Gratix

Gratix, la iniciativa que lidera, es el resultado de muchos años de convivencia con la frustración y, al mismo tiempo, de rebelión contra la misma. “Compramos muchas cosas que no necesitamos, es decir, las compramos para almacenarlas. Tenemos que cambiar ese ciclo que nos invita a consumir”, declara. Su “tenemos” se ha transformado en “voy a…”, aunque su vocación es que esa primera persona del singular se convierta en una declinación plural y masiva. 

“Alinear valores y acciones” es, según José María García, el motor de Gratix, la plataforma creada por él para dar y recibir regalos que se materializa en una aplicación móvil. Su visión describe a Gratix como “la plataforma que da el poder a las personas para construir, mediante sus actos de consumo, una sociedad basada en la economía circular, la generosidad entre personas en lo social y la sostenibilidad en lo medioambiental”.  

No hay trueque, pero sí una cierta reciprocidad, aunque ésta no se de en cada transacción individual

No un sitio pensado para el trueque de cosas, “porque quien regala con generosidad no debe esperar nada material a cambio”, sino de emociones. Un ejemplo de esta declinación emocional es la historia de un joven que decidió regalar su coche porque entendía que el valor de venta era muy inferior al valor sentimental que acumulaba. ¡Qué mejor que lo disfrute otra persona! O la de los padres que convencieron a su hijo para que regalase el oso de peluche del que jamás se desprendía cuando era pequeño. Otro niño en la edad apropiada para ello sabrá amar al peluche, que de lo contrario terminaría olvidado en un rincón o en el cubo de la basura.

“Regalar hace que te sientas bien”, explica José María. En Gratix, regalar aumenta tu ‘karma’, la ratio que mide tu generosidad y que incrementa tus posibilidades de recibir el regalo que quieres. No hay trueque, pero sí una cierta reciprocidad, aunque ésta no se de en cada transacción individual. “Regala lo que no necesitas y pide lo que te hace falta. Es como una cadena de favores entre todos: si regalas, recibirás”.

La aplicación Gratix, en su versión 1.2, se puede descargar en App Store y Google Play. José María quiere que Gratix sea un movimiento más que una aplicación. Así, con el fin de dar la cara y facilitar un lugar de máxima confianza para las recepciones de regalos ha creado el Gratix Café, donde se alojan sus oficinas. Los empleados de un emprendimiento que hasta la fecha se ha financiado con las aportaciones del propio José María y de varios business angels trabajan de cara a la galería, a pie de calle, cerca del día a día de las personas que no resignan a vivir en un mundo manifiestamente mejorable.

“Estamos aquí para hacer real la economía circular”, dice José María, quien ha logrado cerrar el círculo de que lo piensa, lo que dice y lo que hace. Su coherencia hace que, de momento, trabaje gratis para Gratix.

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