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La obsolescencia del iPhone destapa la ‘guerra sucia’ de las tecnológicas

Un consumidor prueba un iPhone 8 en un establecimiento de Dubai.

Esta semana, los usuarios han logrado sacar los colores a Apple, que se ha visto obligada a reconocer lo que muchos sospechan de tantos aparatos tecnológicos: reduce adrede la potencia de sus ‘smartphones’ con el paso del tiempo. Unas sospechas extendidas, en general, a múltiples electrodomésticos y aparatos electrónicos, pero que esta vez ha sido reconocido oficialmente por el gigante de la manzana.

Ante la polémica, la compañía se ha justificado esgrimiendo que sus terminales iPhone 6, 6s, SE y 7 tienen un algoritmo que ralentiza su rendimiento cuando el procesador alcanza picos de alta potencia para evitar que el teléfono se apague de forma repentina. Trataba de apagar así el incendio en redes provocado por algunos usuarios, que habían hecho un análisis que demostraba que el rendimiento de sus iPhones había mejorado tras lograr cambiarle la batería, algo altamente complicado en estos dispositivos.

Pero todo esto constata un problema mayor que el de la propia obsolescencia programada y es el hecho de la dificultad añadida de las propias compañías para la reparación manual o casera de los propios aparatos.

Un estudio publicado por Greenpeace junto a iFixit, una web colaborativa sobre reparación de productos electrónicos, sitúa a Apple, Samsung y Microsoft como las que tienen el índice de reparabilidad más bajo.

La página hace un estudio de productos de 17 marcas diferentes en función de cinco parámetros: sustitución de la batería, reemplazo de la pantalla, necesidad de herramientas especiales para abrirlos y la disponibilidad de piezas de repuesto.

Los 'peores' móviles, tablets y portátiles

En la categoría de smartphones, el Samsung Galaxy S7 y el S7 Edge son los peor valorados con un 3/10: no facilita ninguno de los parámetros de reparación anteriormente mencionados. En el otro extremo, tan sólo el ‘Fairphone’ cumple con todos ellos y se lleva un 10/10.

Respecto a las tablets, Microsoft Surface pro 5 se lleva tan sólo un 1/10. Le siguen el Apple iPad 5 y el iPad PRO 9,7’’ (2/10). Ninguno de los tres permite cumple con los requisitos para ser reparados manualmente. Por contra, el HP Elite X2 1012 G1 sí facilita todo ello (10/10).

Por último, en ordenadores portátiles, Apple y Microsoft se llevan la peor nota con el Aple Retina Macbook 2017, el Macbook Pro 13’’ (ambos con 1/10) y el Microsoft Surface Book (2/10). En el otro lado, el sobresaliente es para Dell Latitude E527 y el HP Eitebook 840G3 Notebook PC, que se llevan la máxima nota.

Gráfico con los datos de Greenpeace e iFixit

Los electrodomésticos son otros productos que se ven cada vez más afectados por estas cuestiones a medida que incorporan más y más nuevas tecnologías. La Fundación de Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada (FENNIS) destaca los 10 artículos más afectados por esta cuestión: el teléfono móvil, la lavadora, el microondas, el frigorífico, el horno, los radiadores eléctricos, el lavavajillas, el Mp3. la impresora y el ordenador personal.

55 años utilizando la misma secadora

El tiempo de vida de estos productos tiende a ser menor y lo contrario es noticia. Tanto es así, que El País publicó recientemente el caso de una pareja de ancianos británicos que llevaba 55 años utilizando la misma secadora.

FENNIS estima que la ‘muerte programada’ de los dispositivos electrónicos supone un coste de 50.000 euros a las familias.

Un problema que ya ha empezado a concernir a la Unión Europea. El verano pasado, el Parlamento Europeo creó una comisión de estudio para luchar contra la obsolescencia programada. Entre las medidas propuestas, contempla dotar de incentivos fiscales a las empresas que apuestan por la durabilidad y que sean fácilmente reparables o que permiten al consumidor reparar los dispositivos con cualquier proveedor.

También estudia la creación de una etiqueta europea y voluntaria que incluya cuestiones como la durabilidad del producto y su diseño ecológico.

Unas posibles soluciones para frenar el ambicioso plan de ventas de las tecnológicas y reducir así la cantidad de residuos generados al sustituir con frecuencia los aparatos electrónicos. 

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