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Un despacho español litiga contra el chavismo por la expropiación del teleférico de Caracas

Teleférico de Caracas.

"Exprópiese". Hugo Chávez ordenó en octubre de 2007 la nacionalización del complejo de ocio que incluye el famoso Teleférico de Caracas, y también el Hotel Humboldt, construido en el año 1956 en el cerro El Ávila, a más de 2.000 metros de altura. Del más de millar de empresas expropiadas por el chavismo, no se salvó ni el teleférico. Desde hace cinco años un fondo de Barbados reclama al país 300 millones de dólares por la expropiación, hasta ahora sin éxito.

El teleférico y el icónico hotel que corona el cerro están considerados como una de las maravillas de la arquitectura del pasado siglo de Venezuela, pero su historia es convulsa. En la década de los años cincuenta se concibió el complejo para unir Caracas con el Litoral Central. En diciembre de 1956 el hotel, una torre circular de 60 metros de altura, y parte del teleférico fueron inaugurados. Un terremoto ocurrido en 1969 obligó al cierre y aunque el hotel fue reabierto después como sede de un organismo oficial, se abandonó a finales de los años setenta. En la década siguiente se intentó su reconstrucción, pero tampoco se logró la apertura. En los noventa, bajo el Gobierno de Rafael Caldera, se privatizaron el hotel y el teleférico, que pasaron a formar parte del Consorcio Inversora Turística Caracas.

En 2001 reabrió sus puertas el conjunto turístico con el nombre de Ávila Mágica, con restaurantes, pista de patinaje sobre hielo, comercios... Pero la remodelación del hotel no llegó a completarse. Así hasta que en 2007 Chávez profirió una de sus expresiones preferidas: "Exprópiese". El presidente del país ordenó al Ministerio de Turismo la restauración del complejo, que debería estar completa en 2012. Desde entonces, año tras año, las autoridades del país anuncian que la apertura está cerca, sin que todavía haya ocurrido. El pasado mes de abril, el presidente Nicolás Maduro visitó las obras: "Va a servir para impulsar el turismo hasta la estratosfera", dijo.

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Proceso en el CIADI

El complejo turístico de la capital venezolana está valorado en total en unos 300 millones de dólares, la cantidad que un banco de Barbados reclama, sin éxito, desde hace cinco años a las autoridades del país por la expropiación decidida en 2007. La última bala que le queda a esta entidad para recuperar dicha inversión es la pericia que en arbitrajes internacionales ha demostrado en otras ocasiones el despacho español B. Cremades & Asociados.

En el año 2012 el Blue Bank International & Trust, de Barbados, acudió al CIADI para tratar de resolver la disputa. La firma cuenta con un fideicomiso de un fondo con acciones en dichas propiedades expropiadas, que estaban en manos a su vez de dos empresas venezolanas. Pero el pasado mes de abril el organismo internacional de arbitraje, dependiente del Banco Mundial, declaró que Blue Bank, al no ser el propietario directo, no podía reclamar nada (aquí puede leerse la sentencia). La defensa venezolana defendió durante el proceso que el dueño real es un fondo de Qatar.

Venezuela ha defendido ante el CIADI que Qatar Trust no tiene personalidad jurídica reconocida en los arbitrajes del organismo, y que las inversiones indirectas no gozan de protección bajo el tratado internacional. Además considera que, en todo caso, los propietarios reales serían empresas venezolanas, por lo que tampoco estarían amparadas para acudir al CIADI.

Recientemente la sociedad de Barbados, asesorada anteriormente por un bufete de Miami, ha contratado al despacho español B. Cremades & Asociados para tratar de revertir la decisión del CIADI y que sea anulado el laudo emitido en abril. El bufete fundado en 1969 por Bernardo Cremades, que ha declinado comentar esta información, ha intervenido en más de 300 procedimientos arbitrales, varios de ellos seguidos en el organismo con sede en Washington. De los más de 600 laudos emitidos por el CIADI, sólo 14 han sido anulados, y en una de esas anulaciones participó el bufete español (el caso Vivendi v Argentina).

Ahora debe nombrarse un tribunal de anulaciones que estudie la reclamación del despacho español en nombre de su cliente. Si logra la anulación, el proceso volvería a iniciarse en el CIADI, lo que puede suponer otros tres años de espera. Quizá por entonces el hotel Humboldt esté a punto de abrir sus puertas.

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