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Las telecos elevan a Bruselas sus quejas por la “parálisis e interinidad” de la CMT

Joaquín Almunia, comisario de Competencia.

Esto de no hacer ruido en Madrid mientras se decide el papel de la 'barcelonesa' CMT en el nuevo superregulador acarrea sus consecuencias. Y no son precisamente buenas para el sector de las telecomunicaciones y, en especial, para los usuarios, que ven mermada la competencia y la disponibilidad de ofertas agresivas por la inoperancia del regulador.

Su presidente, Bernardo Lorenzo, con la connivencia de su actual (e interino) consejo, ha paralizado las decisiones más importantes a la espera de que, con la ayuda de CiU y PSOE, pueda hacerse con el ansiado sillón de consejero de la nueva Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC).

La estrategia ha sido no molestar y dejar las cosas como están, después de que el Gobierno, en un primer intento (Anteproyecto de Ley para la creación de la CNMC), intentase descafeinar el papel de la CMT dentro del superregulador y vaciarla de parte de sus principales competencias.

Las presiones de la vicepresidenta de la Comisión Europea y Comisaria de la Agencia Digital, Neelie Kroes, y de CiU, para preservar el papel de Barcelona como una subsede con poder y peso específico, frenaron a Madrid, que dio marcha atrás y dejará a la CMT con sus competencias y su subsede.

El Gobirno español y la CMT se arriesgan a una nueva reprimenda de la Comisión, como ocurrió con el Anteproyecto de Ley para crear la CNMC

Pues bien, son ahora otras presiones las que vuelven, cual boomerang, a Bruselas. La patronal de las telecos europea ha trasladado su malestar a la propia Kroes y al Comisario de Competencia, el español Joaquín Almunia, por la falta de actividad del regulador español y por su "ineficiencia e interinidad", en el marco del proceso de creación del superregulador.

Desde España, y a través de su lobby europeo, operadores como Vodafone y Orange, entre otros, han mostrado su queja por que la CMT tenga paralizada la revisión de los mercados de redes fijas y servicios mayoristas de banda ancha (Mercados 4 y 5) y no haya intervenido en el proceso para obligar a Telefónica a cerrar acuerdos de compartición de infraestructuras verticales para llegar a los edificios con fibra óptica.

Estos dos operadores ya mandaron una carta hace algo más de un mes a la CMT, pidiendo que se obligase al operador dominante a firmar estos acuerdos antes del 1 de junio. No surtió efectos y la situación sigue igual de estancada, si bien la compañía que preside César Alierta, que desplegará su red en coninversión con Jazztel, ha reiterado su disposición a negociar y ha invitado a los operadores alternativos a cerrar esos acuerdos para poder acceder a los 2,2 millones de hogares a los que ya llega su fibra óptica.

Los operadores confían que Kroes o Almunia desatasquen la situación en los próximos días. Difícil parece, a tenor de que la parálisis de la CMT también afecta a otras muchas áreas o medidas: pese a estar en su plan de actuaciones, el regulador no ha tocado los precios ULL que pagan los operadores a Telefónica por el alquiler de sus líneas; ni la nueva banda ancha Neba; ni las ofertas convergentes móvil/internet; ni ha impulsado medidas para que tanto empresas como Administraciones Públicas saquen a concursos sus telecomunicaciones para que puedan optar los operadores alternativos.

Así las cosas, la patronal europea ha alertado a Bruselas de que en España se corre el riesgo de "remonopolización" del sector de las telecos por la parálisis de la CMT y el poder de Telefónica.

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