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Agonía de las tiendas de alimentación: les va muy mal, sufren muchísimo y muchas acabarán cerrando

Una tienda tradicional de alimentación

Los consumidores españoles se parecen cada vez más a los europeos y esto tiene un efecto directo: la desaparición a marchas forzadas del pequeño comercio de alimentación y droguería. El cierre de 2015 ha demostrado como la tendencia se acelera: los grandes del sector (Mercadona, DIA y Lidl principalmente) crecen cada vez más sin necesidad de robarse entre ellos. La peor parte se la está llevando el comercio tradicional, incapaz de competir con las economías de escala. "A las tiendas pequeñas les va muy mal, están sufriendo muchísimo y muchas van a acabar cerrando", asegura César Valencoso, responsable de Consultoría de Kantar Worldpanel, compañía especializada en estudios de mercado de gran consumo. En Madrid y Barcelona, asegura el experto, se mantienen vigorosas tiendas especializadas o de estilo de gourmet. Pero el comercio genérico se hunde.

Los datos son los siguientes: las tiendas de alimentación tipo colmado apenas tuvieron un 1,1% de cuota en 2014 y cayeron al 1% en 2015. Las especialistas, (charcuterías, panaderías, fruterías...) que aún consiguen mantener un 23,1% de la cuota en 2015 pese a perder 7 décimas. Entre ambas han caído casi un punto en un año y, lo más importante, no hay nada que indique que no seguirán haciéndolo.

"A las tiendas pequeñas les va muy mal, están sufriendo muchísimo y muchas van a acabar cerrando", asegura César Valencoso, responsable de Consultoría de Kantar Worldpanel

Uno de los principales motivos es que las grandes cadenas han apostado ya desde hace unos años por los productos frescos, y su mayor inversión logística en los mismos está haciendo que venga por aquí la sangría al pequeño comercio. De igual modo, la mayor flexibilidad horaria y capacidad de abrir los domingos en algunas comunidades autónomas también hace daño a los pequeños.

Los patrones de consumo españoles siguen cambiando, en una lenta deriva que lleva a la convergencia con los países de nuestro entorno. Según Kantar, "los horarios españoles se están europeizando, avanzando la hora de nuestras ingestas". Por ejemplo, cada vez más gente desayuna antes de las 7 de la mañana (un 3,4%) o entre 7 y 8 (20,4%), aunque el grueso de la población desayuna de 8 a 9 (un 35,5%). Por último, tan sólo un 12,4% de la población encuestada desayuna más allá de las 10 de la mañana, casi 4 puntos menos que en 2012 aunque esto también podría estar causado por la disminución del desempleo.

Otra de las señales de que cada vez somos más europeos en los hábitos de consumo es cómo está aumentando el valor de ciertos productos que no son tradicionales de la dieta mediterránea: sushi envasado (crece un 21% en valor), guacamoles (un 49%), noodles (un tipo de tallarines asiáticos, que crecen un 51%) y tés arizona (un 3,6% de penetración acumulada en un año).

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