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Slim tomará el control financiero del Atlético de Madrid si falla su ampliación de capital

Carlos Slim, principal accionista de FCC y una de las grandes fortunas del mundo

La entrada en el capital del Atlético de Madrid del israelí Idam Ofer, uno de los principales empresarios del país, permitirá aliviar la situación financiera del club que preside Enrique Cerezo, apurada por los gastos que han supuesto la construcción del nuevo estadio, el Wanda Metropolitano. La entidad deportiva quiere evitar con la operación, que asciende a unos 50 millones de euros, que se ejecuten las garantías del préstamo otorgado en su día por Inbursa, el grupo financiero controlado por el magnate mexicano Carlos Slim, para sufragar el coste de las obras del estadio.

A finales de 2015, el Atlético de Madrid llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de la capital para modificar la operación que conectaba la construcción de su nuevo estadio con el desarrollo urbanístico de los terrenos que ocupa actualmente su anterior sede, el Vicente Calderón. En virtud de este cambio, el club recuperaba los derechos sobre esos suelos a cambio de costear las obras para levantar el posteriormente bautizado como Wanda Metropolitano.

Para poder afrontar este coste, dada la iliquidez del activo que había recuperado, el Atlético de Madrid obtuvo un préstamo de unos 160 millones de euros, concedido por Inbursa. De esta forma, Slim se aseguraba que el club pudiera pagar la construcción del recinto deportivo a FCC, la compañía encargada de las obras y que tiene al empresario mexicano como su principal accionista.

Las condiciones del crédito, firmado también a finales de 2015, establecían que su amortización se produciría en 2017 si el club lograba vender los terrenos del Vicente Calderón con antelación. En caso contrario, el vencimiento sería en 2021. Como garantías del préstamo, el Atlético aportó los ingresos por derechos de retransmisiones deportivas y por otros conceptos.

Costes adicionales

Sin embargo, los planes financieros se le han complicado al club colchonero. El retraso a la hora de realizar los trámites urbanísticos para la adecuación del nuevo estadio le obligaron a comprometerse a sufragar una serie de obras de accesos que, además, han tenido que realizarse por procedimiento de urgencia, a fin de que el recinto estuviera mínimamente listo para el inicio de la temporada futbolística. Este capítulo ha supuesto un gasto no previsto de algo más de 40 millones de euros.

Mientras, el club está inmerso en la operación de venta del suelo del Vicente Calderón, que tenía previsto cerrar antes de que finalizara el presente ejercicio. Una transacción por la que la sociedad pretende ingresar una cantidad por encima de los 150 millones de euros, aprovechando la subida de los precios que se está produciendo en el mercado inmobiliario.

Sin embargo, los gastos adicionales han hecho que aparezcan las primeras urgencias. No se trata de una transacción ni mucho menos sencilla, lo que podría ocasionar que no pudiera llevarse a cabo en la fecha esperada. Pero hasta ese momento, el club debe hacer frente a los gastos derivados del servicio de la deuda. Según fuentes del mercado, el préstamo de Inbursa devenga unos intereses cercanos al 5%.

Una inyección de 50 millones

Las tensiones de tesorería del club colchonero podrían provocar que la entidad financiera comenzara a ejecutar garantías y hacerse, de este modo, con sus principales ingresos por derechos de retransmisiones.

De ahí que el Atlético de Madrid haya precipitado la operación por la que vuelve a abrir su capital, como hiciera en su día con la entrada del holding Wanda Group, liderado por el empresario chino Wang Jianlin.

La llegada de Ofer diluirá a la familia Gil, Cerezo y Wang como principales accionistas del club rojiblanco. En cualquier caso, la llegada del inversor israelí será muy bien recibida. La viabilidad financiera del Atlético de Madrid está en sus manos.

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