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Slim convierte a la filial Aqualia en el gran acreedor de FCC: una deuda de 1.000 millones

Carlos Slim, primer accionista de FCC

El proceso de reestructuración de deuda de FCC, articulado a través de la reciente emisión de bonos de Aqualia, ha cambiado el panorama financiero de la compañía controlada por el magnate mexicano Carlos Slim, hasta el punto de que su filial se ha convertido en uno de sus principales acreedores, con una deuda que ronda los 1.000 millones de euros. A raíz de la operación, Aqualia ha concedido dos préstamos a largo plazo a su matriz, por valor de 515 millones de euros y ha liquidado la deuda que mantenía con FCC, con el pago de casi 400 millones.

El folleto de la emisión de bonos de Aqualia por valor de 1.350 millones de euros, registrado en la Bolsa de Valores de Irlanda, contempla que la totalidad de esta cantidad será aportada por la empresa a su matriz, aunque por tres vías diferentes. La principal consiste en la concesión de dos préstamos subordinados a FCC por un importe de 515 millones de euros y con vencimientos a 12 y 20 años. De acuerdo con lo especificado en el mencionado folleto, el tipo de interés de estos préstamos se situará en torno al 2,3%.

Además, Aqualia también destinará 446 millones de euros de la emisión a abonar un dividendo a su matriz. Por último, algo más de 385 millones de euros se emplearán en liquidar la deuda que Aqualia mantenía con FCC. A partir de esta operación, la filial de agua seguirá siendo 100% propiedad de FCC pero será totalmente independiente desde el punto de vista financiero, de modo que no tendrá el apoyo económico de la matriz para abordar futuros proyectos y posibles operaciones.

Como resultado de esta distribución de los ingresos por la emisión de bonos, Aqualia pasará a sostener una deuda aproximada de 1.000 millones con su matriz.

El soporte del grupo

La maniobra no sólo refuerza el papel de joya de la corona de Aqualia dentro del grupo de construcción y servicios sino que, además, la transforma en el auténtico sostén de todo el grupo. De hecho, el consejo que precederá a la junta de accionistas de FCC analizará el plan de desarrollo de Aqualia, necesariamente ambicioso dado que deberá dar a la empresa la suficiente solvencia para hacer frente a los próximos proyectos y también a los compromisos adquiridos con los bonistas.

FCC tuvo que recurrir a su filial de agua para cumplir con las exigencias de los bancos acreedores para refinanciar su deuda, que vencía el próximo año. Las entidades financieras pedían la amortización de una parte del préstamo sindicado, lo que obligaba al grupo a obtener dinero en el mercado, bien mediante una nueva ampliación de capital, bien mediante emisiones de renta fija.

La primera opción se topó con la negativa de Carlos Slim, que participó en las dos últimas pero que no está dispuesto a inyectar, por el momento, más capital en el grupo (su aportación hasta ahora supera los 1.700 millones de euros desde su llegada a finales de 2014, precisamente a través de una ampliación).

La segunda de las vías resultaba complicada a través del grupo debido precisamente a su endeudamiento, por lo que Slim optó por Aqualia para llevar a cabo la operación.

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