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Santander encarga a Morgan Stanley un plan exprés para vender el ladrillo del Popular

Ana Patricia Botín.

Banco Santander no quiere perder el tiempo con la venta del ladrillo del Popular. La entidad presidida por Ana Botín ha encargado a Morgan Stanley un plan exprés de desagüe de los activos problemáticos heredados de su filial, según fuentes financieras consultadas por Vozpópuli. Desde Santander no hicieron comentarios.

El mandato no es para una venta concreta de activos, según las mismas fuentes, sino para definir cuál es la mejor solución: traspasar rápido los activos a través de grandes paquetes; reactivar la vieja idea de Ángel Ron de crear un banco malo (Proyecto Sunrise); traspasar activos a Testa y Metrovacesa; o ir algo más despacio para sacar partido de la recuperación económica.

Se trata de poner en orden todo el balance inmobiliario y definir el mejor camino para cada tipo de activo. Pero el trabajo de Morgan Stanley, que está siendo liderado por su director general, Juan González Pedrol, no se centra sólo en resolver el puzzle del ladrillo del Popular. También está viendo inversores para que analicen los activos y preparen ofertas.

Que Santander haya comprometido ya un mandato de este calibre refleja que no le va a temblar el pulso para reducir el volumen de problemáticos, que tras la fusión asciende a casi 50.000 millones. Es algo que los inversores penalizarían en caso de estancarse en su balance. Consciente de ello, Botín se comprometió hace varias semanas a reducir a la mitad la exposición inmobiliaria de Popular antes de 2019.

Morgan Stanley, Citigroup y UBS se han llevado los primeros grandes mandatos de la fusión Santander-Popular, en los que de momento está ausente JPMorgan, de donde venía Saracho

El responsable de esta tarea en Santander es Javier García Carranza, director general adjunto del grupo al mando de Reestructuraciones, Inmobiliario, Participadas y Capital Riesgo. García Carranza fichó por Santander procedente de Morgan Stanley, donde era responsable del área inmobiliaria en Londres.

El mandato dado a su antigua entidad es uno de los más codiciados en el sector de la banca de inversión, junto a la ampliación de capital, en la que se había quedado fuera Morgan Stanley. Entre los nombres que están designados para la operación de 7.000 millones están Citigroup y UBS, como coordinadores globales, Credit Suisse, Deutsche Bank, Barclays, BBVA, HSBC y CaixaBank, según adelantó Bloomberg.

Javier García-Carranza, director general adjunto de Banco Santander.

El que de momento está quedando fuera de todos estos grandes mandatos es JPMorgan, la antigua casa de Emilio Saracho encargada de llevar a cabo la frustrada venta de Banco Popular. Este banco de inversión norteamericano acaba de ver cómo sale su responsable en la última década, Enrique Casanueva.

Paralizado el plan Saracho

Una de las primeras medidas de Santander al tomar posesión de Popular ha sido paralizar las operaciones que tenía en marcha el equipo de Saracho. El antiguo equipo gestor tenía al menos dos carteras en mercado: una que todavía estaba saliendo, de unos 2.000 millones y que llevaba KPMG, como adelantó este medio; y otra de 500 millones que tenía en marcha Irea.

En el mercado se espera que Santander y Morgan Stanley decidan sacar al mercado una gran cartera antes de final de año, ya que hay mucha demanda de los grandes fondos internacionales. El saneamiento realizado en la fusión, de casi 8.000 millones, deja al grupo listo para estas operaciones.

Sede de Morgan Stanley en Nueva York.

Tras la fusión, Santander acumula activos problemáticos por valor de 48.417 millones de euros, según las últimas cifras oficiales. De estos, 36.800 millones proceden de Popular, con una cobertura tras provisiones extraordinarias del 66%, y 11.600 millones de Santander, que antes de la unión tenía una cobertura del 57%. Esto supone que la nueva Santander-Popular tiene más activos que Sareb.

Junto a ello, el grupo tiene otras participaciones como las de Metrovacesa, Sareb y Testa Residencial, que sólo en el caso de Santander tenían un valor de 5.300 millones.

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