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Martinelli y los embajadores oficializan que el conflicto del Canal es un problema entre Estados

Cuestión de Estado. O, mejor dicho, de Estados. En esto se ha convertido el conflicto que dirimen el consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), adjudicatario de la principal obra de ampliación de la infraestructura, y su administrador, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), acerca de los sobrecostes de los trabajos que se llevan a cabo desde 2009 para la construcción del tercer juego de esclusas.

Era una realidad palpable pero este viernes se escenificó con una reunión de urgencia que mantuvo el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, con los embajadores de España e Italia, países originarios de las dos empresas que lideran GUPC (Sacyr e Impregilo).

Tras una hora y media de reunión, Martinelli habló ante los numerosos medios de comunicación apostados en la entrada del Palacio de las Garzas, sede de la Presidencia del Gobierno, a orillas del Atlántico. Además de anunciar que la ministra de Fomento, Ana Pastor, participará en una serie de reuniones que se celebrarán el próximo lunes, Martinelli habló de un encuentro muy amistoso con los embajadores y recalcó las “excelentes relaciones diplomáticas” de Panamá tanto con España como con Italia.

En realidad, el encuentro no fue tenso porque no se trataron asuntos espinosos, especialmente los económicos. Sin embargo, fuentes diplomáticas señalaron que sí salieron a relucir cuestiones como las declaraciones del presidente Martinelli del pasado jueves, en las que calificaba los argumentos del consorcio de “cuentitos”.

No avivar más el fuego 

La conclusión a la que llegaron el presidente y los diplomáticos fue que la cuestión económica debe ser negociada por las empresas pero que los gobiernos deben intervenir para aportar soluciones y no para avivar más un fuego que ya es suficientemente candente.

Los tres abandonaron la reunión convencidos de que existen soluciones para desbloquear un conflicto que terminó de estallar cuando GUPC presentó a la ACP un preaviso de la paralización de las obras si no percibía los sobrecostes superiores a los 1.600 millones de dólares que reclama.

Poco más trascendió de un encuentro en el que también se abordó la doble visita que el presidente Martinelli tiene previsto realizar a España e Italia, teóricamente para recordar a sus respectivos gobiernos que, en su día, de comprometieron a que las empresas de sus países llevaran a buen puerto una obra tan emblemática.

El comercio mundial, en juego

El presidente de Panamá recordó a los embajadores que cualquier contratiempo con el Canal no sólo afecta a su país sino también al comercio internacional. La noticia de la ampliación de la infraestructura movió en su día muchas inversiones tanto en países con intereses costeros como en grandes grupos de transporte marítimo internacional.

Hasta ahora, las numerosas reuniones que han tenido lugar para tratar de dirimir el conflicto han tenido como protagonistas a GUPC y ACP. La del próximo lunes ya será al más alto nivel, con la presencia del presidente Martinelli y de la ministra Pastor. Lo dicho, una cuestión de Estados.

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