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El presidente de YPF ya ha presentado su renuncia al cargo en tres ocasiones

El presidente y consejero delegado de YPF, Miguel Galuccio, en junio pasado.

YPF lo niega, el Gobierno argentino lo ha desmentido, pero el rumor ha cobrado fuerza en Argentina en el último mes: el presidente y consejero delegado de YPF, Miguel Galuccio, está “harto” de las injerencias del Ejecutivo de Cristina Kirchner en la gestión de la petrolera. Tan harto está el ejecutivo, procedente de la multinacional Schlumberger y colocado en mayo pasado por el Gobierno de Kirchner para tratar de convencer a los inversores internacionales de que la dirección de la petrolera se regirá bajo criterios profesionales, que ha presentado su renuncia hasta en tres ocasiones, pero el Gobierno no se la ha aceptado, aseguran fuentes próximas a Galuccio.

Las mismas fuentes apuntan que lo que Galuccio se ha encontrado en YPF difiere mucho de lo que el Gobierno le había prometido antes de acceder al cargo y tiene escaso margen para tomar decisiones en la empresa bajo criterios profesionales.

El último desencuentro no tendría relación directa con YPF, sino con el Reglamento del Régimen de Soberanía Hidrocarburífera de la República Argentina, publicado el pasado 27 de julio y que faculta al Gobierno, y en concreto al viceministro Áxel Kicillof, para la intervención total del sector: desde los precios de los combustibles hasta los beneficios de las empresas, pasando por sus planes de inversión y su producción.

Ante las dificultades para captar inversores, el plan B pasaría por aumentar la capacidad de refino

La norma puede complicar aún más la búsqueda de inversores para YPF, que necesita del orden de 7.000 millones de dólares anuales para desarrollar el gigantesco yacimiento de Vaca Muerta, al que muchos apuntan como una de las principales razones de la expropiación a Repsol, y lograr así que el país recupere la independencia energética.

Un reto que, a día de hoy, parece complicado, por lo que ahora la prioridad, más que el desarrollo de nuevos pozos, sería aumentar la capacidad de refino para incrementar la producción de combustible y reducir las importaciones. Está previsto que hoy Galuccio y Kirchner coincidan en un acto con motivo de la ampliación de la refinería de Ensenada (cerca de Buenos Aires), que serviría para acallar los rumores de distanciamiento entre ambos.

Galuccio, que la semana que viene debería concretar las líneas del plan estratégico de YPF, tras cumplirse el plazo de 100 días que él mismo pidió, tiene en contra otro importante factor que dificulta la captación de inversores: la incertidumbre respecto a la compensación que pueda recibir Repsol por la expropiación, que el Gobierno argentino estaría dispuesto a negociar (como ha pedido la española), aunque bajo la condición de que Antonio Brufau abandone la presidencia de la petrolera.

Brufau se reunirá hoy en Caracas con la dirección de la estatal venezolana PDVSA, el único socio industrial que hasta ahora ha conseguido YPF y con la que Repsol comparte importantes intereses. La reunión estaba prevista desde antes del anuncio, el viernes pasado, de una alianza estratégica entre la argentina y la venezolana. Fuentes al tanto del proceso dan por hecho que Brufau tratará el asunto de la expropiación de YPF con la cúpula de PDVSA.  

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