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Pemex acelera su salida de Repsol pero junto a La Caixa obliga a Brufau a negociar con Kirchner

Antonio Brufau.

Hay muchos fondos de inversión internacionales (esencialmente estadounidenses) dentro del capital de Repsol que ya empiezan a estar hartos del juego de escaparate que se suele escenificar en los consejos decisivos de la primera petrolera española.

Ayer se les dio el enésimo argumento para alimentar ese malestar: hubo cinco horas de tensa reunión, en las que Pemex presentó su propuesta de acuerdo con el Gobierno argentino, que fue rechazada de plano; el consejo se encaró con el accionista mexicano por montar un encuentro informativo considerado una felonía, que se suspendió súbitamente con absurdas excusas; hubo duras discusiones sobre cómo encarar a la presidenta Kirchner, y La Caixa y otros accionistas forzaron al presidente Antonio Brufau a seguir negociando y comunicárselo oficialmente a la CNMV; e Isidro Fainé no acudió a la reunión como consejero por la caja catalana, después de haber roto todos los lazos que le unían a su protegido, después de haber sido, sin éxito, el gran valedor de una salida negociada en Argentina.

Y ¿qué ocurrió tras tantas horas de tensa batalla interna en el consejo de Repsol? "Lo de siempre", denuncia un asesor de fondos que invierten en empresas españolas, "que se anunció públicamente que se ha alcanzado un acuerdo por unanimidad para desestimar la oferta analizada como compensación por la expropiación de YPF y que todos los accionistas están en la misma línea".

Algunos fondos se quejan de que Repsol disfrace las duras guerras libradas en el consejo como acuerdos alcanzados por unanimidad, lo que a todas luces es una escenificación, no la realidad

Desde hace años, "consejo tras consejo se tira de manual de eufemismo para blandir la unanimidad como marchamo de la buena entente entre todos los accionistas, algo que a todas luces es falso", denuncian fuentes financieras.

La conclusión que se extrae de este consejo de decisiones tan unánimes es que Pemex queda completamente desautorizada en su intento de acercar posiciones con Kirchner y que, como ya avisó hace unas semanas, acelerará la venta de su participación del 9,4% en Repsol para tener las manos libres. Así, se convertirá en el enemigo número uno de la petrolera española porque su objetivo primordial ahora es llegar a un acuerdo con YPF para empezar a explotar Vaca Muerta, aunque Repsol haya amenazado con demandar ante la Justicia internacional a todo aquél que se aproveche de la expropiación de YPF para adueñarse del valioso yacimiento no convencional de gas y petróleo argentino.

También quedó claro ayer miércoles que la oferta traída por Pemex de Buenos Aires es inasumible por Repsol, pero mal que le pese al ejecutivo de Mollerusa, buena parte de su accionariado de referencia exige que se siga negociando con Kirchner.

Tanto la petrolera mexicana como La Caixa, que controla el 13% de Repsol, forzaron la inclusión de un párrafo clarificador en el hecho relevante que se le mandó a la CNMV: "El consejo de Repsol y su equipo directivo se felicitan por el interés del Gobierno argentino de alcanzar una solución negociada y esperan que mantenga una actitud abierta al diálogo, al igual que Repsol, a fin de intentar alcanzar un acuerdo, negociado a través de los cauces societarios, con la necesaria serenidad y equilibrio, y que represente la satisfacción de una justa compensación y la finalización de las reclamaciones por la expropiación".

Repsol se muestra conciliador en la nota enviada a la CNMV y aplaude a Kirchner por buscar una salida negociada "con serenidad y equilibrio", un planteamiento que era inconcebible hasta ayer

En román paladino, que la dirección de Repsol sí que se esforzará ahora en conseguir un buen acuerdo para solucionar el conflicto con Argentina, que no sólo afecta a la arena empresarial española, también a la política y diplomática, por muy ilegal y arbitraria que haya sido la decisión de Kirchner de expropiar a la petrolera española el 51% de YPF.

Y en este tira y afloja del consejo de ayer quedó en evidencia el meloso papel de Sacyr, el tercer accionista de la petrolera que ahora, bajo la batuta de Manuel Manrique, se desvive en elogios al actual status quo de poder en la compañía y no quiere ni oír hablar de la empresa mexicana, con la que hace dos años trató de echar a Brufau de la presidencia.

Todo este guirigay disfrazado de unanimidad se llevó ayer por delante el encuentro que Pemex había organizado en el despacho de Cuatrecasas en Madrid para defender su posición frente a Brufau ante una pléyade de medios de información mexicanos y españoles, intento que fue cortado de raíz en el consejo.

Algunos consejeros recriminaron a Arturo Henríquez, consejero de Pemex, y a su director de Exploración, Carlos Morales, que acudió al consejo en calidad de invitado para defender el acuerdo con Kirchner, que montaran una reunión en paralelo con la prensa. Corría el temor de que Pemex, al igual que hizo el día antes a través del diario Excelsior, lanzara una andanada contra Brufau, su sueldo y el que paga a sus 16 consejeros. Nada de esto ocurrió porque el encuentro fue abortado de urgencia y a los asesores de Pemex no les quedó otra que tirar del manual de excusas para suspender el acto porque Henríquez y Morales no podían perder su vuelo de vuelta al D.F.

La nota enviada a la CNMV declara "insatisfactoria" y basada en "activos sobrevalorados" la propuesta traída por Pemex de Buenos Aires, que fue rechaza por "unanimidad"

El caso es que tras cinco horas, el consejo, al final, aprobó por unanimidad declarar "insatisfactoria" y basada en "activos sobrevalorados" la propuesta de acuerdo en Argentina, tras un "exhaustivo análisis técnico y económico interno", apoyado en informes externos, dijo Repsol a la CNMV.

La propuesta del Gobierno argentino traída por Pemex contemplaba la creación de una sociedad conjunta entre Repsol (47%), YPF (51%) y Pemex (2%) para explotar el 6,4 % del yacimiento de Vaca Muerta e implicaba la retirada de todos los litigios judiciales abiertos por la empresa española.

Según la propuesta, Repsol recibiría 1.500 millones de dólares en "capital", que tendría que invertir obligatoriamente en la sociedad conjunta para financiar los proyectos de explotación.

En conjunto y según la valoración realizada por YPF, la oferta ascendería a 5.000 millones de dólares. Con estos mimbres, Repsol considera que la oferta carece de una compensación monetaria "disponible o realizable" y de unas "mínimas garantías jurídicas y económicas". Eso sí, Repsol aplaude el "interés" del Kirchner por alcanzar una solución negociada y ha confiado en que mantenga esta "actitud abierta al diálogo" para llegar a una "justa compensación" que permita retirar los litigios pendientes.

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