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Gas Natural, Sonatrach y la Xunta se enfrentan a Bruselas por una regasificadora en Galicia

Regasificadora de Reganosa.

Gas Natural Fenosa, la petrolera italiana ENI, la argelina Sonatrach y la Xunta gallega, entre otros, se han topado con el rechazo de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) y de la Comisión Europea a su petición de convertir a la sociedad que explota la regasificadora de Mugardos (La Coruña), de la que son accionistas, en un pequeño competidor de Enagás en Galicia.

La empresa Regasificadora del Noroeste (Reganosa), propietaria de esa planta y de 130,5 kilómetros de gasoductos en Galicia, pidió en agosto del año pasado que la CNE certificara que Reganosa podrá, como Enagás, convertirse en gestor de la red de transporte de gas (TSO por sus siglas en inglés); esto es, pidió al regulador que acreditara su independencia respecto a productores y comercializadores de gas y le permitiera realizar su actividad en el futuro sin tener que recurrir a Enagás, la empresa que transporta y opera la mayoría de la red de gasoductos en España.

El conflicto afecta a 85,5 km de gasoductos propiedad de Reganosa que pertenecen a la red troncal, es decir, son considerados por el Estado esenciales para el funcionamiento del sistema y la seguridad de suministro. De momento, esos tubos estratégicos los opera Reganosa, pero, si la CNE y Bruselas no cambian de opinión, tendrá que ceder su gestión a Enagás. Y Reganosa, que transforma el gas que llega por buque la terminal de Mugardos, en la ría de Ferrol y abastece, entre otros complejos industriales, a la refinería de Repsol en La Coruña y a las centrales eléctricas de As Pontes, Sabón y Meirama, tiene claro que no quiere hacerlo.

Tanto la CNE como la Comisión Europea, en un dictamen emitido en febrero pasado y difundido este jueves por el Ministerio de Industria, se han negado a autorizar la petición de la empresa gallega. El principal motivo es un posible conflicto de interés por la presencia en su accionariado (y en su gestión) de Gas Natural Fenosa y de Sonatrach, que podría poner en entredicho esa independencia y vulnerar la normativa europea.

La empresa española, líder del mercado de distribución y comercialización de gas natural en España, participa en un 21% de Reganosa a través de la sociedad Gasifica, de la que controla un 10% directo y el 90% restante, a través de Unión Fenosa Gas (propiedad comparte con ENI). Por su parte, la argelina, que también es accionista de Gas Natural y que es el principal proveedor de gas a España, participa con un 10% en Reganosa.  

Desde octubre, Reganosa está presidida por un ex alto directivo de Unión Fenosa

Para intentar adaptarse a las exigencias de la CNE y Bruselas, Reganosa cesó en octubre pasado a los siete consejeros que habían sido nombrados por Gas Natural y Sonatrach y cambió sus estatutos para limitar los derechos de voto de esas empresas. También nombró, a instancias del primer accionista, el grupo gallego Tojeiro (que con su 36% y el 17,5% de la Xunta garantiza la ‘galleguidad’ de Reganosa) a un nuevo presidente.

Tojeiro, propietario del gigante gallego de la distribución Gadisa e impulsor inicial de la regasificadora, eligió para el cargo a José María Paz Goday, teórico independiente que, no obstante, fue durante más de una década (hasta 2009) alto directivo de Unión Fenosa.

Esos cambios no han bastado a la CNE y a Bruselas. Como ha resumido el vicepresidente de la Comisión Europea, Sim Kallas, Gas Natural y Sonatrach "ejercen derechos en Reganosa, incluido el derecho de designar miembros del consejo de administración”, y “simultáneamente, ejercen derechos en las empresas que realizan actividades de suministro de gas”.

Reganosa insiste en que el proceso está "abierto" y previsiblemente recurrirá

Pese a los límites impuestos a los derechos de voto, Bruselas entiende que “sería difícil en la práctica separar las decisiones relativas a las actividades de transporte de las decisiones relativas a otras actividades de la empresa”, en particular, las relacionadas con la gestión y la financiación. Y también considera “difícil realizar un seguimiento eficaz de la aplicación de dicho sistema”.

La Comisión Europea y la CNE entienden que la solicitud de Reganosa sólo será viable si Gas Natural, ENI y Sonatrach se convierten en meros socios financieros. Es lo que ocurrió con Kutxabank cuando, en septiembre de pasado, tuvo que salir del consejo de Enagás para que esta pudiera convertirse en TSO. En un caso similar, el de la portuguesa EDP, la solución fue otra: la venta de la red de transporte de Naturgas (hasta entonces perteneciente a EDP) a la propia Enagás.

Fuentes de Reganosa matizan que el no del regulador español y de Bruselas “no es una ruptura ni un parón” y que el proceso sigue “abierto”. Previsiblemente, la empresa recurrirá la decisión y ultima un nuevo cambio en sus estatutos para intentar que la CNE y la Comisión Europea den su brazo a torcer. 

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