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Preocupación entre los empresarios por la 'barra libre' de gasto público y el infierno fiscal

Los presidente de CEOE y Cepyme, Juan Rosell (i) y Antonio Garamendi (d).

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) elegirá a su nuevo presidente en un momento de incertidumbre, con la sombra de la desaceleración de la economía planeando sobre España y con un Gobierno débil que requiere del apoyo de sus socios parlamentarios para sacar adelante su agenda económica. En este contexto, en la patronal preocupa que Moncloa recurra a recetas que puedan agravar la enfermedad del paciente, como las que tienen que ver con incrementar innecesariamente el gasto público o aumentar los impuestos a las empresas.

Las fuentes consultadas dentro de la organización tienen claro que el próximo presidente será Antonio Garamendi, actual líder de CEPYME y empresario que conoce bien la casa y sus 'intrigas palaciegas'.

Su candidatura representa una “evolución, no una revolución”, lo que espanta el fantasma -todavía muy presente- de que un empresario del perfil de Gerardo Díaz Ferrán tome el control de la confederación y emprenda un camino "personalista" y equivocado que vuelva a situarla al borde del precipicio. Por otra parte, tampoco se espera que cualquier candidatura alternativa reciba grandes apoyos. En caso de que alguien decida dar un paso más hacia adelante, lo hará más para dejar claro que en la CEOE hay un contrapeso al 'oficialismo' de Garamendi que por convicción de que puede derrotarle.

En cualquier caso, el heredero del trono de Juan Rosell se enfrentará a una situación compleja a partir del próximo diciembre, cuando tome posesión del cargo tras la Asamblea electoral del 21 de noviembre. Desde el entorno de Garamendi, inciden en que el empresario vasco ha transmitido en los debates internos su preocupación porque Moncloa opte por incrementar el gasto público en un momento en el que se perciben señales de desaceleración en el horizonte, y en el que los vientos de cola de los que ha disfrutado España durante los últimos años -bajos precios del petróleo y del dinero- parece que se frenarán definitivamente en los próximos meses.

Menor crecimiento

La CEOE revisaba a la baja hace unos días las perspectivas para la economía española. En 2018, se estima un crecimiento del PIB del 2,7% (2,8% anterior) y para 2019 del 2,3% (2,6% precedente). Las previsiones siguen siendo positivas, pero la desaceleración prevista se ha intensificado levemente para 2018 y algo más para 2019. En este sentido, se ha expresado también recientemente Funcas, que ha rebajado en dos décimas -hasta el 2,6%- su estimación sobre el Producto Interior Bruto.

Para la CEOE, la economía comienza a “mostrar señales de pérdida de impulso en algunos elementos que habían reactivado la actual etapa expansiva, como el bajo precio de las materias primas, sobre todo del petróleo; el descenso de la inflación, la fortaleza de los principales socios comerciales y el notable dinamismo del sector turístico nacional”. En este sentido, desde el entorno de Garamendi consideran que aumentar el gasto público generaría más problemas en el futuro e impactaría de forma negativa en los empresarios que, por otra parte, temen los efectos de las políticas proteccionistas impulsadas por Donald Trump, del brexit; y de la pérdida de fuerza de las economías de Alemania y Francia.

Por otra parte, desde que el Gobierno mostrara su disposición a incrementar los impuestos a las empresas, desde la CEOE han dejado claro que cualquier medida de este tipo afectaría a la recuperación económica y al empleo. Su apuesta para aumentar la recaudación es la de destinar más medios para luchar contra la economía sumergida, que -calculan- podría ascender a una quinta parte del PIB.

El próximo presidente de la patronal podría acceder a su cargo a la par que el Ejecutivo y sus socios parlamentarios aprueban el impuesto a las tecnológicas, el impuesto sobre transacciones financieras, el gravamen específico sobre beneficios de las entidades financieras, el impuesto al gasóleo, el incremento del impuesto de sociedades, de la tributación sobre beneficios obtenidos en el extranjero, de las SICAV y de las SOCIMI. Garamendi ha advertido en algunas de sus intervenciones de la dificultad para mantener el nivel de empleo y el efecto negativo que tendría sobre la inversión extranjera esta dura agenda fiscal.

Tema catalán

Sea como fuere, por lo que pudo escucharse en la reunión de la Junta Directiva de la CEOE de la semana pasada, Garamendi contará con un amplio apoyo de las principales federaciones para ganar las elecciones y poner en marcha su proyecto al frente de la patronal. Eso sí, se espera que puedan producirse fricciones con Foment del Treball, dado que Garamendi siempre ha sido especialmente beligerante al referirse a las 'cuotas nacionalistas' y eso ha causado cierto malestar entre algunos sectores de tejido empresarial catalán.

De sobra es conocido en la CEOE que el todavía presidente de Foment del Treball, Joaquin Gay de Montellá, trató de presentar una candidatura alternativa a Garamendi, ante sus dudas sobre el empresario. Sin embargo, no obtuvo los suficientes apoyos dentro de su organización para que sus planes prosperaran.

Su sustituto, salvo sorpresa, será Josep Sánchez Llibre, expolítico de CiU que es un buen conocedor de los pasillos del Congreso y de la Patronal, pero que difiere en algunos puntos de la política territorial con Garamendi. Por esta razón, se intuye que el 'tema catalán' puede volver a generar discrepancias en el futuro dentro de la Confederación.

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