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La banca cierra el grifo a Pescanova: mientras no haya cuentas, no habrá liquidez ni para los pagos más urgentes

Ayer reanudaron los contactos los miembros del steering comité o comité delegado bancario de Pescanova, algo sobre lo que había dudas, una vez que la empresa alimentaria anunció su intención de declarar el concurso de acreedores y ya no tenía aparente sentido la reunión semanal de los bancos para estudiar la posible refinanciación de la compañía. La conference call fue rápida y en ella se decidieron pocas cosas. La principal, demorar la línea de liquidez solicitada por la entidad gallega para pagos urgentes hasta que estén presentadas sus cuentas. Pescanova ya declaró que disponía de efectivo hasta el día 15 de este mes.

Los acreedores, con lógica, señalan que, ante los últimos acontecimientos, no facilitarán ni un euro más hasta que al menos estén presentadas las cuentas y haya una cierta hoja de ruta en la empresa. De lo contrario, “nos arriesgamos a seguir enterrando dinero sin más”, comentan fuentes cercanas al comité delegado.

La medida, por supuesto, pretende añadir presión hacia la actual directiva, encabezada de manera total por el presidente José Manuel Fernández Sousa, que no está permitiendo el acceso necesario a la información para la elaboración de las cuentas anuales de 2012 ni la delimitación del perímetro real de la deuda.

Es más, hay sospechas de que haya importantes cifras de deuda ocultas en la compañía y mientras no esté claro quién y cómo va a realizar las tareas de auditoría y forensic, los acreedores no quieren poner más dinero. El riesgo es, evidentemente, que la compañía puede detener su actividad de manera forzosa.

Desquiciante

Pero la situación es absolutamente desquiciante. La entidad deberá presentar sus cuentas a la CNMV el próximo viernes como fecha límite o el regulador comenzará a sancionar a la empresa y, sin duda, iniciar la vía legal.

De momento, lo cierto es que el pool bancario exigió la contratación de KPMG y el despacho Freshfields para comenzar las tareas de forensic y establecer un mapa de deuda. Pescanova firmó el mandato con la auditora, pero el despacho legal no está todavía contratado.

Por su parte, la compañía, presionada por el consejo, deja caer que fichará a Deloitte para intentar reformular las cuentas, aunque también suena Price Waterhouse Coopers, ya que, entre otras cosas, Deloitte trabaja con Damm, el consejero más beligerante en esta batalla.

A todas estas, Pescanova anunció que exigirá responsabilidades a BDO, su auditor histórico que, sin embargo, continúa realizando sus funciones, o al menos, lo intenta. Nadie le ha comunicado lo contrario.

Sin olvidar que el asesor independiente, Houlihan Lokley abandonó a las 48 horas de ser contratado, habrá que ver qué ocurre cuando la empresa entre en situación concursal y los juzgados designen un interventor.

Es decir: KPMG, Freshfields, BDO, Deloitte o PWC, CNMV e intervención judicial, todo a la vez. ¿Quién está tomando las decisiones ahora mismo y quién guía el futuro de la empresa?

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