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Contrarreloj de los hoteleros españoles por afianzarse en Cuba antes de la llegada de los americanos

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El deshielo de las relaciones Cuba-Estados Unidos prosigue con pasos firmes. Sólo queda una semana para el histórico día: el 20 de julio, próximo lunes, Estados Unidos y Cuba reabrirán sus respectivas embajadas en La Habana y Washington, más de medio siglo después de que la revolución dirigida por Fidel Castro y Ernesto Ché Guevara derrocara el gobierno títere de Fulgencio Batista, apoyado por la CIA. Muchas cosas van a cambiar, ya están cambiando, en la isla caribeña, un país forzado a abrirse al mundo ante la debilidad de su gran aliado en los últimos lustros, la Venezuela chavista.

"La efervescencia del país es total. El sector turístico es uno de los primeros que ya está notando el aperturismo. Los grupos hoteleros españoles, que son los que más camas tienen en el país por delante de los canadienses, llevan tiempo moviéndose para obtener una posición de ventaja en este nuevo escenario", cuenta a Vozpópuli un empresario hotelero recién llegado de Cuba. Las grandes cadenas hoteleras norteamericanas (Hilton, Marriot, Wyndham, ChoiceHotels y tantas otras) han pedido la vez al Ministerio de Turismo cubano para instalar megacomplejos. Hasta el momento, las cadenas españolas y canadienses dominan la estructura hotelera de un país con 3.700 kilómetros de costa, tres veces más que, por ejemplo, República Dominicana, otro de los focos para el turismo internacional en el tórrido mar Caribe. Una comparación de los datos de ambos países nos da una idea del potencial para nuevos desarrollos turísticos que tiene Cuba.

"Confiamos en seguir potenciando nuestra presencia y oferta con la vista puesta especialmente en Estados Unidos", dicen en Iberostar

El Gobierno comunista, no obstante, es consciente de que el cambio no puede ser repentino, por eso la apertura hace tiempo que se está produciendo. "La oficina de intereses americanos en Cuba es una realidad hace tiempo, igual que a la inversa. El año pasado ya fueron 350.000 los americanos que visitaron la isla para alojarse en sus hoteles, aunque dos tercios de ellos son cubanoamericanos. Pero, en realidad, las previsiones dicen que, con las nuevas llegadas de turistas estadounidenses a la isla, prácticamente no habría espacio para los europeos que llegan en temporada alta (Alemania, Francia y UK principalmente) si se mantuvieran las plazas hoteleras que hay ahora". Los americanos podrían triplicar fácilmente sus llegadas a la isla y alcanzar el millón, cuando además ya se ha anunciado la apertura de rutas de crucero que van desde Miami hasta La Habana y por las que los turistas norteamericanos están mostrando un interés desmedido, muy superior a las actuales rutas hacia Bahamas.

Por supuesto, los aproximadamente 2 millones de cubanoamericanos que hay estimados en Estados Unidos, casi todos ellos en Florida, Nueva York y Nueva Jersey, también conforman un target poderoso en el que piensan tanto los conglomerados hoteleros como las aerolíneas que piensan en sus vuelos regulares desde el continente a la isla.

Lo que dicen los hoteleros españoles

Oficialmente, los grupos hoteleros nacionales no se salen del discurso diplomático, como en este caso Iberostar: "Nuestra apuesta por Cuba ha sido clara desde el inicio de nuestras inversiones en el país en 1998, operando siempre con una visión de desarrollo a largo plazo. En la actualidad disponemos de 10 establecimientos hoteleros en la isla y confiamos en seguir potenciando nuestra presencia y oferta, con la vista puesta en los principales mercados emisores de turismo, y especialmente en Estados Unidos". En Meliá y NH Hotels, las otras dos cadenas hoteleras con las que ha contactado este periódico para conocer sus planes, no ha habido respuesta.

Extraoficialmente, muchos saben que la nueva situación les puede beneficiar o quizás no tanto. Los cubanos quieren diversificar y consideran que el empresariado español ya tiene una presencia muy elevada en el país. "Será difícil que se dé prioridad a los que ya la tienen, aunque no cabe duda de que el punto de partida de españoles y canadienses es muy superior al de las cadenas norteamericanas".

La primera avanzadilla hotelera norteamericana es, curiosamente, de Airbnb, que ya opera 2.000 viviendas en la isla

Curiosamente, la 'cadena de hoteles' norteamericana que antes ha podido entrar en Cuba es Airbnb. Desde primavera está en la isla gestionando ya 2.000 casas de particulares, que pueden cobrar en pesos convertibles. Hay estimaciones de que podría multiplicar por 10 esta ofera. "Al Ministerio le interesa mucho este modelo, porque a diferencia de lo que ocurre en España, aquí se pagan religiosamente impuestos para estas casas", cuenta una fuente bien conocedora de la realidad isleña. La figura del 'cuentapropista', el autónomo cubano, ha emergido en los últimos años y muchos nacionales ven al turismo como el segmento adecuado donde establecer su actividad.

La isla cuenta ahora mismo apenas con 64.000 plazas hoteleras, una nimiedad si se compara con la demanda potencial. Meliá posee 12.300 de estas plazas, siendo el primer operador hotelero del país. Le siguen otras cadenas como Islazul o la canadiense Blue Diamond. Iberostar, Barceló, Belive (Globalia) y NH también tienen presencia en la isla.

La revolución es imparable, pero Cuba tratará de 'venderse' al capital de forma que no se note mucho. El turismo de lujo ya es una opción, en contra de los preceptos clásicos revolucionarios, con obras como la primera marina deportiva de Cuba, que se ha terminado de construir hace poco en Varadero. Se trata de 1.080 amarres en la zona norte de la isla prestos para recibir embarcaciones deportivas norteamericanas. La zona norte de la isla está más explotada, pero la carencia de infraestructura en la costa sur es impresionante, como puede verse en este mapa con todas las plazas hoteleras del país.

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