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El dueño de Marina D’Or se prepara para gestionar consultorios y centros médicos

En los últimos meses, el nombre de Marina D’Or se ha asociado con el de grandes proyectos de ocio próximos a instalarse en España. Desde una oferta para albergar Eurovegas hasta contactos para que Ferrari instale un espectacular parque temático. Lo cierto es que lo que en su día fue un proyecto turístico de primer nivel sobrevive ahora tratando de sortear la crisis y explorando alternativas para atraer al público.

Una de las vías que buscará será la del denominado turismo de salud. De esta forma, la sociedad del grupo que se ocupa del negocio hotelero controlado por Jesús Ger aprobará próximamente en junta de accionistas la ampliación de su objeto social para dar cabida en el él a la gestión de centros y consultorios sanitarios especializados.

Se trata de una de las medidas para paliar los efectos negativos de dos acontecimientos que han dejado los planes de crecimiento de Marina D’Or en una quimera. En primer lugar, la paralización de un megaproyecto relacionado con el golf en los tribunales; en segundo término, el fracaso del aeropuerto de Castellón, que hasta la fecha no está operativo y ha hecho que uno de los grandes atractivos del complejo, especialmente para los turistas extranjeros, se venga abajo con estrépito.

Las posibilidades van desde ampliar su oferta de turismo de salud, en el que ya cuentan con algún centro dentro del complejo, hasta incluso convertirse en un operador del sector que pueda aprovechar algunas de las oportunidades de aparezcan en el futuro para competir en él. Lo más probable es que opciones no falten en los próximos años.

La oportunidad de Ger

Además de la oferta hotelera, Marina D’Or presentaba una amplia oferta de apartamentos, pensados especialmente para el cliente español. Sin embargo, buena parte de los pisos han ido a engrosar la larga lista de activos inmobiliarios que han acumulado las entidades financieras en sus balances y que están dando salida con grandes descuentos para aligerarlos.

En su día, en pleno boom inmobiliario, Marina D'Or estudió la posibilidad de salir a bolsa y algunas valoraciones apuntaban a cifras estratosféricas, por encima de los 5.000 millones de euros. Fue una oportunidad que Ger dejó escapar aunque también es cierto que después, sin los focos del mercado, ha tenido un escenario mucho más calmado para reestructurar la deuda, ajustar la plantilla a las actuales circunstancias y afrontar los procesos jurídicos en los que se ha visto envuelto.

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