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El sector eléctrico vive su año más tranquilo gracias a la falta de Gobierno

El ex ministro José Manuel Soria habla con Mariano Rajoy.

Que llevemos meses y meses sin Gobierno no es tan negativo, al menos para algunos sectores cuya actividad depende en gran parte del BOE. El sector eléctrico a pleno está viviendo su año más tranquilo desde que llegó Mariano Rajoy a la Moncloa y puso al malogrado José Manuel Soria al frente del Ministerio de Industria y Energía.

Pocas veces las grandes eléctricas tradicionales y las empresas de energías renovables están de acuerdo en algo y en esto no tienen dudas: la parálisis política salida de las elecciones del 20-D y el horizonte de nuevos comicios (26-J), que apunta a que no habrá nuevo Gobierno hasta otoño, ha 'regalado' un año de estabilidad a uno de los sectores empresariales que más ha sufrido con las reformas y contrarreformas llevadas a cabo por Soria y su mano derecha, Alberto Nadal, secretario de Estado de Energía.

El Ejecutivo en funciones gobierna lo justo y eso se nota especialmente en los sectores más regulados. Varias fuentes consultadas por Vozpópuli tanto en las grandes compañías tradicionales como en las del sector renovable coinciden en señalar que "llevamos unos meses de relativa tranquilidad. El hecho de que no haya Gobierno al menos nos garantiza que no habrá más intervencionismo en el sector y que 'virgencita, que nos quedemos como estamos' hasta que llegue un nuevo inquilino a la Moncloa".

Las reformas emprendidas por el malogrado Soria asestaron un duro golpe a los ingresos del sector eléctrico, especialmente a los de las compañías renovables

La reforma eléctrica puesta en marcha por el Ejecutivo de Rajoy al poco de formar gobierno a finales de 2011 y los sucesivos hachazos renovables han asestado importantes recortes a los ingresos regulados de todo el sector, si bien las empresas productoras de energías verdes han sido las que más han sufrido los embates de un Gobierno marcadamente antirrenovable.

El objetivo primordial de Soria y su equipo fue atajar el desbocado déficit de tarifa eléctrico que heredó de la época de Zapatero y eso le provocó la animadversión de todo el sector, que durante los pasados cuatro años ha tenido que ajustarse el cinturón.

Las grandes compañías han aguantado el ajuste, pero las renovables han vivido un verdadero calvario, marcado por concursos de acreedores, cierres de plantas, colapso financiero de los pequeños inversores y una batalla campal y legal tanto a nivel nacional (Audiencia Nacional y Supremo) como internacional (Cortes de Arbitraje).

Y todo ello en paralelo a un cuatrienio que ha disparado el precio de la luz a cotas insospechadas, colocando a España en lo alto del ranking de países de la Unión Europea con el recibo más caro.

El sector eléctrico es quizá el más dependiente del BOE y del Gobierno, con lo que un parón político tras cuatro años de ajustes supone todo un balón de oxígeno

De ahí que la relativa calma que se vive ahora, gracias a la falta de Gobierno, hace que el sector se congratule de la parálisis política. El sector encabezado por Gas Natural Fenosa, Iberdrola y Endesa temía la formación de un Gobierno progresista, ya fuera en formato PSOE-Ciudadanos o en PSOE-Podemos-fuerzas de izquierda, porque apuntaba al cierre de nucleares y auditoría de costes del sector, entre otras medidas que amenazan la estabilidad del negocio tradicional.

Por contrario, el sector renovable confiaba en que una coalición progresista derogara las medidas más anti-energías verdes aprobadas por Soria (hachazo fotovoltaico, autoconsumo…) y devolviera el lustre a un negocio que se embarcó en una burbuja allá por los tiempos de la primera legislatura de Zapatero.

Finalmente, ni lo uno ni lo otro. No se ha formado Gobierno y todo el sector respira tranquilo, por ahora. Habrá que esperar a después del verano para que el nuevo Ejecutivo se asiente en Moncloa y diseñe una nueva política energética.

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