Quantcast

Empresas

El Rey media para Navantia… y también para Indra, que juega a dos bandas en el megacontrato naval de Qatar

Indra es el gran tapado del megacontrato naval de Qatar. El nombre de la compañía presidida por Javier Monzón no ha aparecido hasta el momento, pero es el primer y principal beneficiario de la intermediación efectuada por el rey don Juan Carlos ante el emir de aquel país, operación desvelada la pasada semana por el embajador qatarí en España, aunque el diplomático sólo mencionó a Navantia, que es la que "oficialmente" puja por el contrato. El Rey apuesta sobre seguro porque, además de la baza española, Monzón también trabaja para la oferta que prepara la estadounidense Lockheed Martin, con la que Indra colabora desde hace tiempo.

Fuentes del sector apuntan a que los contactos entre el Rey y el emir de Qatar, Hamad bin Jalifa Al Thani, bien pudieron incluir también el nombre de Indra, que en este caso juega a dos bandas. Indra, tradicional aliado de Navantia, profundizó en su relación con empresas estadounidenses a raíz del enfriamiento de las relaciones entre Madrid y Washington en la época de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y sus hábiles movimientos podrían llevarle a conseguir algo que a Navantia podría resultarle muy complicado.

Expertos consultados por Vozpópuli aseguran que para conseguir un contrato como éste “hace falta algo más que una llamada telefónica o tirar de contactos personales”.

A diferencia de lo que sucede con el tren de alta velocidad La Meca-Medina, que finalmente fue adjudicado al consorcio controlado por empresas españolas, el contrato para reforzar la flota qatarí tiene que ver con un sector tan delicado como es el de Defensa.  “Y además, EEUU está muy interesado en el contrato por el carácter estratégico de la zona”.

La oferta desde EEUU

Compañías norteamericanas preparan una oferta que incluirá la construcción de embarcaciones destinadas a la protección de costas, destinado a aguas próximas y preparado básicamente para labores de defensa. Un barco que, en su día, desarrolló General Dynamics para reducir costes y por el que estuvo interesado precisamente Navantia, en su labor de integración de sistemas en la que tanto ha trabajado en los últimos tiempos.  

Sin embargo, los estadounidenses se decantaron por los italianos de Fincantieri, dadas las malas relaciones existentes por entonces con el Gobierno español, a raíz del incidente diplomático protagonizado por Zapatero al no saludar el paso de la bandera de EEUU en el desfile de las Fuerzas Armadas. A la vista de los acontecimientos, Indra optó por aliarse con Lockeed Martin, con la que había entrado en contacto en la planificación de las fragatas con las que Navantia ha logrados sus contratos internacionales más destacados: especialmente, Noruega, Malasia y Australia.

A partir de entonces, Indra, muy especializada en sistemas electrónicos de control, ha trabajado de forma continuada con los norteamericanos y tiene muchas miras puestas en el contrato de Qatar.

Un proceso, por cierto, que podría ser una buena oportunidad para Navantia pero que está lejos de solventar algunos de los problemas que acechan a la antigua empresa de astilleros españoles. En primer lugar, porque el contrato podría repartirse entre varios candidatos.

Y, sobre todo, porque Qatar contempla que la construcción de gran parte de las fragatas y corbetas que demanda se lleve a cabo en suelo local, con lo que la alarmante falta de carga de trabajo de centros como el de Cádiz no dejaría de ser un pesado lastre.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.