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Liberbank no acepta que Ibercaja tenga más poder y Franco rompe la fusión

Punto y final. A pesar de que ninguno de los dos socios quería este final, Ibercaja y Liberbank han decidido romper el proyecto de fusión en Libercaja. Un grupo, que junto a Caja 3, hubiera conformado el séptimo grupo bancario español. Ibercaja ha comunicado el fin de la relación a través de un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En el texto, la entidad señala que "ha decidido, con esta fecha, no aprobar la segregación de sus activos y pasivos a favor de Libercaja Banco en los términos previstos en el proyecto común de segregación". La ruptura del proceso de Libercaja implica no sólo la separación de Ibercaja con Liberbank, sino también la de Ibercaja con Caja 3. El proceso iniciado entre las dos entidades aragonesa se paralizó al comenzar el proyecto a tres bandas.

En los últimos días, las negociaciones entre Amado Franco y Manuel Menéndez, presidentes de Ibercaja y Liberbank, se habían intensificado para intentar salvar el proceso. En esos encuentros, Franco había presentado unas nuevas condiciones a Menéndez para continuar con la unión debido a que la entidad aragonesa había salido mejor parada en el ejercicio de Oliver Wyman. Precisamente, el desencuentro entre los banqueros por estas nuevas condiciones han sido una de las razones que han acabado con la unión.

Ibercaja trasladó a Liberbank su intención de tener un mayor peso en el accionariado de la entidad común y contar con la presidencia y el primer puesto ejecutivo. En el proyecto inicial, el banco aragonés asumía un 46,5% del capital y su presidencia; Liberbank, el 45,5% y el puesto de consejero delegado ejecutivo, mientras que Caja 3 asumiría el 8% restante. Además, Franco quería que sólo hubiese una sede social en Zaragoza.

Otro de los grandes motivos de la ruptura ha sido la dificultad de que la fusión fuera aprobada por Bruselas, un temor que se venía comentando en el Gobierno y la banca desde principios de septiembre, como adelantó Vozpópuli. "Las condiciones que impone el Memorando de Entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés) son muy duras y dejaban a la fusión herida de muerte. Además, es muy complicado que el proceso tuviera el sí de la 'troika'", explican desde el sector. En Economía y el Banco de España se advertía también de la dificultad de que los procesos que estaban en marcha pudieran llegar a buen puerto. "Sería un error que entidades con necesidades busquen unirse para hacer una más fuerte", aseguró Fernando Restoy, subgobernador del Banco de España, en la presentación de los resultados de Oliver Wyman.

A finales de la pasada semana, Ibercaja , junto a Caja 3, y Liberbank recibieron el encargo del Banco de España, a instancias de Bruselas, de presentar su plan de recapitalización de forma individual, buena prueba del difícil futuro de la fusión. Los tres grupos remitieron ayer el borrador de su plan en solitario (la versión definitiva será entregada el próximo lunes 15 de octubre) al supervisor español para cubrir el déficit de capital surgido en el test de estrés de Oliver Wyman. En solitario, Ibercaja necesitaba 226 millones, Caja 3, un total de 779 millones, mientras que el déficit de Liberbank alcanzaba los 1.198 millones. En total, 2.203 millones. En grupo, el banco fusionado necesitaría 2.108 millones.

Liberbank ya había aplazado al mes de octubre la junta general de accionistas, convocada en un principio para finales de septiembre, en la que se debía aprobar el proyecto de integración con las otras dos entidades.

Según los planes que Liberbank comunicó a finales de agosto, la nueva sociedad fruto de la fusión, con la denominación provisional de 'Libercaja', contaría con un patrimonio de 2.120 millones de euros tras recibir los negocios bancarios de las tres entidades, tendría un volumen de negocio estimado en 181.000 millones de euros y un volumen de activos de 117.000 millones de euros.

Ahora, Ibercaja, Caja 3 y Liberbank, cada una por separado, tendrán que convencer a las autoridades nacionales e internacionales de que son capaces de cubrir sus necesidades de capital sin acabar siendo nacionalizados. En Liberbank se confía en reducir el déficit de capital por debajo del 2% de sus activos ponderados por riesgo (APR), condición indispensable para evitar la nacionalización, situación que parece se el destino de Caja 3. Eso sí, en el plan de recapitalización individual de Liberbank aparece la petición de ayudas públicas en forma de bonos convertibles (cocos), a devolver en junio de 2013. En caso contrario, el Estado entraría en el accionariado de las entidades. Ibercaja, por contra, espera poder reducir ese déficit de capital de 226 millones antes de diciembre, por lo que no necesitaría de ayudas públicas.El objetivo de la entidad presidida por Amado Franco es integrar el grupo de la banca sana antes de finales de año.

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