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Más competencia para Adelson: el Casino de Aranjuez abrirá en Gran Vía en septiembre

Entrada del casino de Aranjuez, en una imagen de archivo.

El magnate estadounidense ultraconservador y ultraortodoxo Sheldon G. Adelson ha conseguido algo impensable hace muy poco tiempo: revolucionar el juego en Madrid. Pero ha logrado otra cosa mucho más difícil: llenar la capital de negocios relacionados con las apuestas y el azar aun sin saberse siquiera si Eurovegas es viable. Un fenómeno que se ha producido por el temor de los casinos madrileños, instalados en la periferia de la Comunidad, a ser devorados por el brutal mega-complejo que Adelson proyecta en Alcorcón.

Poco a poco se conocen más datos. El último, que el Gran Casino de Aranjuez, del que se sabe que tiene intención de estrenar una sucursal en Gran Vía, abrirá en la centenaria arteria madrileña el próximo mes de septiembre. Es decir, en dos meses. Lo hará en el número 24 de Gran Vía, frente a la Calle de la Montera, que conduce a la Puerta del Sol. Montera es célebre por la prostitución que en ella se ejerce a la vista de los transeúntes, un cóctel (lenocinio y juego) que irrita a vecinos y comerciantes. “Menuda bomba nos quieren meter”, deplora un portavoz de la asociación empresarial de la Gran Vía. “Las autoridades aseguran querer potenciar el turismo y ya vemos cómo lo hacen, deteriorando el casco de Madrid”.

De la periferia a la capital

Un desembarco que se adelanta al que prevé el otro Gran Casino de Madrid, el de Torrelodones. Ocupará un inmueble rehabilitado que abarca los números 37 y 41 del Paseo del Prado, junto a la Plaza de Colón, y abrirá también este curso, si nada raro ocurre de por medio.

Aranjuez y Torrelodones, dos casinos de referencia que en el presente dominan el Norte y el Sur autonómicos, se ven indefensos para competir con un proyecto como Eurovegas, pensado para 750 hectáreas y para crear una horquilla de puestos de trabajo que va, dependiendo de a quién se pregunte, de los 50.000 a los 250.000 empleos. Costará 17.000 millones de euros en dos fases y se terminará en 2017, aunque las cifras aportadas son solo meros supuestos. Pero estas cifras asustan, entienden los directivos de ambos centros. De ahí el desplazamiento de sus negocios de la periferia al centro de Madrid y de España.

Sin 'Eurovegas' no todo era jauja

No parecen contar con el favor de las autoridades. O, al menos, con el mismo entusiasmo que el Gobierno regional exhibe cuando se refiere a los planes del ricachón de Boston. La semana pasada, el consejero de la Presidencia madrileño, Salvador Victoria, suavizó los ánimos de los dos casinos. “Existe una previsión legal pendiente de un desarrollo reglamentario y, una vez que se haya producido ese marco reglamentario, habrá que ver si las propuestas y los proyectos que planteen los operadores de casinos actuales cumplen las condiciones que marque la Comunidad”, declaró Victoria.  

La ausencia todos estos años de un magnate con proyectos de ocio y juego monumentales no se tradujo en tiempos mejores para Alcorcón y Torrelodones. El segundo,  nacido en 1981, ha pasado de contar con un millar de trabajadores en los años ochenta y noventa a los poco más de 500 en la actualidad. Aranjuez, por su parte, abrió en 2005 y también ha sufrido recortes de plantilla. En 2011, ambos complejos aprobaron sendos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), temporal en el caso del casino de Aranjuez.

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