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Endesa e Iberdrola dan la puntilla a Garoña: la cerrarán tras el 26J

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, junto a Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola.

Pacto de silencio hasta después del 26J. El sensible tema nuclear no se toca en periodo electoral. Ni el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ni Endesa e Iberdrola, propietarias de la central nuclear de Garoña, van a mover ficha en torno al polémico proceso de reapertura de la planta burgalesa.

Pero después de las elecciones generales, la veda se abre. Según las fuentes consultadas, los accionistas de Nuclenor, la sociedad que posee Garoña, desistirán de su empeño de reabrir la central burgalesa clausurada por el Gobierno de Zapatero en julio de 2009 (su parada operativa se produjo en julio de 2013).

Lo harán esencialmente por motivos económicos: “ni las inversiones que impondrá el CSN para mejorar la seguridad de la central tras las nuevas exigencias post-Fukushima ni el bajo precio del pool [40 euros el megavatio/hora] hacen rentable la reapertura de la central, vieja y pequeña, en un contexto de sobrecapacidad de generación eléctrica en España”, afirman fuentes del entorno de sus propietarios.

Las nuevas inversiones que impondrá el CSN, los bajos precios del precio mayorista de la electricidad y la sobrecapacidad de generación en España hacen inviable su futuro

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha dicho públicamente que apuesta por cerrar Garoña “por motivos económicos”. Comparte al 50% el capital de Nuclenor con Endesa, empresa que no ha realizado pronunciamiento oficial alguno al respecto y con la que, obviamente, tendrá que ponerse de acuerdo.

Pero las fuentes al tanto del proceso avanzan que la decisión se anunciará cuando el Gobierno que salga tras el 26J esté formado.

El CSN, por su parte, le ha dado un balón de oxígeno tanto al Ejecutivo en funciones como a las dos grandes eléctricas, al posponer hasta noviembre la publicación del informe sobre las inversiones que tendrá que afrontar Nuclenor para que la central pueda volver a operar.

Endesa e Iberdrola solicitaron en 2014 al Ministerio de Industria la renovación de la licencia de operación de la planta para que siga generando energía hasta 2031. Las dos compañías lo hicieron más movidas por las presiones del Gobierno de Rajoy que por un verdadero deseo de reabrir la central. El entonces ministro de Industria, José Manuel Soria, les diseñó ad hoc la normativa para que pudieran presentar su solicitud.

Posteriormente, el CSN se puso a trabajar para preparar un informe sobre la situación de la central, los requerimientos de seguridad y las inversiones que serán necesarias para que la planta vuelva a conectarse al sistema eléctrico.

Marti (CSN) es partidario de dar facilidades para que la central se reabra, tal y como quería el anterior Gobierno, pero todo depende ahora de quién gobierne tras el 26J

Pero los propietarios no están por la labor de afrontar más inversiones en la planta más vieja y pequeña de España (arrancó en 1970 y su potencia instala es de 460 MW), afirman las fuentes consultadas, en un momento en el que sobra capacidad de generación eléctrica en España y las centrales de ciclo combinado de gas siguen cuasi paradas.

“Por muy favorables que sean las inversiones que exija el CSN y aunque les den la autorización por 20 años, Endesa e Iberdrola no seguirán adelante con la solicitud y renunciarán a la reapertura”, afirman las fuentes al tanto de la situación.

Todo va a depender del nuevo Gobierno. El anterior se volcó en defender su programa electoral pronuclear y promover la reapertura de Garoña.

En esa misma línea se ha mostrado el presidente del CSN, Fernando Marti, al que Soria colocó en el supervisor nuclear tras pasar por la Secretaría de Estado de Energía. El PP controla el pleno del Consejo (cuenta con tres de los cinco miembros y goza del apoyo de una de las dos consejeras nombradas por el PSOE) y Marti ha intentado acelerar los procesos para dar el ‘sí` a Nuclenor lo antes posible bajo unas laxas condiciones, afirman a Vozpópuli fuentes del cuerpo técnico del CSN.

Su celeridad ha generado gran malestar interno (los técnicos no tienen acceso a los informes sobre la central y han denunciado presiones para que los documentos sean favorables a la reapertura) y la oposición frontal de Cristina Narbona, que se ha enfrentado de lleno con el resto del Pleno.

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