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Peña Nieto frena en seco la propuesta del Gobierno y Repsol de invertir en el sector petrolero mexicano

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, saluda al presidente de México, Enrique Peña Nieto

Se acabaron las oportunidades de Repsol para participar en el proceso de liberalización del sector energético que se está desarrollando en México. La visita de Estado que el presidente Enrique Peña Nieto inició ayer ha supuesto el cerrojazo definitivo a los intereses de la petrolera, que habían sido respaldados por el Ejecutivo de Rajoy, de jugar un papel preponderante en las inversiones en el sector petrolero del país norteamericano y en la privatización parcial del gigante estatal Pemex.

En menos de tres semanas, la propuesta del Gobierno español se ha ido al traste. El 21 de mayo, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo aparecía por el DF con un maletín lleno de proyectos bilaterales, en el marco de los preparativos finales para la visita de Estado que tiene lugar desde ayer.

El Ejecutivo español sondeó y negoció con el Gobierno mexicano las posibilidades que se abren ahora que se inicia una apertura de su mercado energético, en concreto de Pemex. La idea consiste en que las empresas españolas y en concreto Repsol puedan participar en nuevos "Contratos de Utilidad Compartida", a través de los cuales podrían invertir en exploración y explotación petrolífera a cambio de compartir beneficios y riesgos, aunque en ningún caso se interveniese en la comercialización.

Margallo llegó al DF el 21 de mayo con la propuesta formal para que Repsol participase en la reforma energética de México, pero la salida de Pemex ha dado al traste con el plan

La guerra abierta en el seno de Repsol entre su presidente, Antonio Brufau, y el accionista histórico, Pemex (9,2%), mantenía vivos sus rescoldos, pero aún así el ministro de Exteriores, previa consulta al ejecutivo de Mollerusa, mostró el interés de los inversores españoles y de la principal petrolera por participar en la reforma energética.

El Gobierno mexicano recibió la propuesta, pero calló y no desveló los planes a dos semanas vista. Las intenciones de Pemex, controlada directamente desde el Ejecutivo a través de Emilio Lozoya, el hombre de confianza de Peña Nieto, eran las contrarias. La batalla del gigante mexicano por ganar poder en Repsol y promover la salida de su presidente, así como el nombramiento de un consejero delegado externo, se daba definitivamente por perdida tras el golpe de efecto de Brufau, que colocó al afín Josu Jon Imaz como su 'número dos'.

El Gobierno mexicano acaba de suspender el "programa de acción en materia energética" que tenía previsto firmar con España

Fue la última afrenta a Pemex, que había amagado varias veces en el último año con salir de Repsol, pero que finalmente lo hizo la semana pasada. La mexicana vendió el miércoles el 7,86% de su participación por 2.091 millones de euros y abandonó el consejo de la española. Retiene un testimonial 1,4%, del que se deshará en agosto.

En este contexto, el presidente Peña Nieto aterrizaba ayer en Madrid con muchos proyectos bilaterales en marcha, aunque uno de ellos se cayó en los últimos días. Según las fuentes consultadas, el Ejecutivo mexicano ha suspendido el "programa de acción en materia energética para la transferencia de nuevas tecnologías y el intercambio de comercialización y producción de productos petrolíferos".

En román paladino, esto significa que Repsol ya no podrá participar en el reparto de yacimientos petrolíferos que Peña Nieto prepara para atraer al sector energético del país a inversores internacionales.

Peña Nieto ha seguido de cerca la guerra de Pemex con Brufau y llegó a pedir a Rajoy en octubre pasado que tomase cartas en el asunto

La española se queda fuera por orden expresa del presidente, confirman fuentes empresariales al tanto del proceso. En el entorno tanto de Pemex como de Repsol dan por muerta esa posible colaboración que hace tan solo 20 días propuso Margallo.

De hecho, Peña Nieto ha estado muy al tanto de la guerrra en Repsol y, en octubre pasado, pidió a Rajoy, en un almuerzo privado en la Cumbre de Panamá, que exigiese a Brufau una solución rápida en el conflicto con Argentina y mostró su malestar con la gestión del alto ejecutivo catalán

Nada de esto trascendió ayer públicamente en los actos en los que participó el presidente mexicano. En el foro “México, reformar para crecer”, organizado por El País, hizo un llamamiento a la competencia en varios sectores económicos del país, especialmente en energía. “México tendrá la propiedad de los hidrocarburos, pero llama a los inversores internacionales a invertir en prospección, explotación y distintos campos de generación”, dijo Peña Nieto, sabedor de que Repsol no participará en ese reparto de negocio en ciernes.

Las reformas de sus políticas se fundamentan en materia laboral, con mejor acceso de jóvenes y mujeres al mercado laboral; en competencia, donde se ha creado un órgano regulador para “evitar prácticas monopolísticas”; telecomunicaciones, con la búsqueda de más liberalización en telefonía e internet; la reforma financiera; cambios en la Hacienda con el fin de mejorar la recaudación de impuestos y rebajar la dependencia del PIB respecto del petróleo; y, por supuesto, la reforma energética, con la apuesta por las renovables y la invitación a los rivales internacionales de Pemex a invertir en el país para aflorar las reservas petrolíferas, ante la obsolescencia y agotamiento de la mayoría de los yacimientos actuales.

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