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Mondragón fuerza la salida de Guisasola y crea una gestora para diseñar una Corporación del Siglo XXI

La marcha de Txema Guisasola, hasta ahora presidente de la Corporación Mondragón, es una salida decidida hace varias semanas. Ayer se hizo pública, en forma de dimisión por motivos personales, pero lo cierto es que hay muchos representantes del grupo que llevan tiempo pidiendo que el modelo cooperativo se piense de nuevo y se adapte al Siglo XXI. La gestión del ya ex presidente de la crisis de Fagor ha sido el detonante.

Guisasola es anterio presidente de Fagor, grupo que suspendió pagos y al que el resto de la Corporación no atendió financieramente como se solicitó desde algunos frentes, aunque sus empleados ya están recolocados o jubilados en una gran proporción.

Pese a que se supo que las cooperativas rechazaron por unanimidad socorrer financieramente a la empresa de electrodomésticos, a la que veían inviable, algunas filtraciones señalando a Caja Laboral y Orona como únicos miembros de un ‘sector duro’ que debía ser reconducido, lo que dejaba claro que había serias divergencias en el seno de la Corporación. La salida de Guisasola es el mejor ejemplo.

Vestir y desvestir

Pero ahora, Mondragón no ha “desvestido un santo para vestir a otro”, indican fuentes cercanas al grupo. La institución se ha puesto en manos de una gestora, que quiere repensar ese modelo cooperativo del Siglo XXI antes de comenzar con nombramientos. Antes de nombrar a nadie ni a nada, quieren saber qué hacer en el futuro con el grupo. 

¿Quiénes serán las voces cantantes de esa gestora? “Hay mucha gente que lleva reclamando una modernización de modelo. Si se rechazó unánimente socorrer a Fagor fue por algo", dicen fuentes expertas, que apuntan a Eroski (presidida por Agustín Markaide), Caja Laboral (Txomin García) y Orona (Javier Mutuberría) como líderes de este espíritu regeneracionista. Sin embargo, ahora mismo la cadena de distribución atraviesa unos momentos híper complicados, en un proceso de refinanciación que será muy duro.

Resulta inevitable pensar en los dos últimos a la hora de elucubrar sobre nuevos presidentes, aunque este asunto está en un estado totalmente incipiente.

Pero estos dos nombres abogan, por ejemplo, por imponer un cambio de percepción global de lo que es Mondragón. “No es un grupo industrial con participaciones industriales y flujo de dinero entre filiales, como pudo ser Rumasa en su día”, afirman las fuentes. “Es, básicamente, un pacto solidario con el empleo entre empresas”.

Mensajes

Pero el lanzamiento de mensajes adecuados es algo que ha fallado en Eroski, por ejemplo. Casi al día siguiente de conocerse la noticia de que los bancos imponían el mandato a Morgan Stanley de buscar compradores para las grandes superficies de la zona centro, la compañía emitía una nota de prensa que vista ahora roza lo ridículo: “Eroski avanza en su proceso de transformación. Cuenta con el total apoyo de las entidades financieras. La mejora de sus resultados del primer semestre confirman la fortaleza de su negocio”. Era un cercano 26 de noviembre, con la crisis ya estallada.

En medio de un marasmo de filtraciones que apuntaban a la buena voluntad de los bancos para refinanciar y la negativa a vender ningún activo, ha estallado el escándalo de los preferentistas, un asunto que sin duda irá dentro de ese capítulo de “repensar” la corporación.

Colocar deuda subordinada perpetua entre los propios empleados es, sin duda, una práctica perversa en las empresas. Financiarse a costa de los empleados es un asunto dramático, aunque sólo sea porque, en caso de quiebra, los trabajadores pierden el empleo y, además, sus ahorros.

No es este el caso porque nadie ha hablado aún de pérdida de puestos de trabajo. Ahora, la recuperación de las preferentes es otra cuestión. Sería interesante saber qué está haciendo el Gobierno Vasco ahora en este sentido, ya que el problema político que se le está generando se infla por momentos. 

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