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Más de la mitad de las empresas del lobby del Ibex quiere disolverlo tras la marcha de Alierta

Bolsa de Madrid.

La salida de César Alierta de la presidencia de Telefónica, que se escenifica hoy en el consejo de administración de la operadora, y posteriormente del mismo cargo que ocupa en el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), va a dejar muy tocado al lobby de los grandes empresarios.

Encontrar a un sustituto de la talla del ejecutivo zaragozano va a ser complicado. Pero no sólo está en juego el liderazgo del organismo creado a principios de 2011, también lo está la propia supervivencia del mismo.

Según las fuentes consultadas por Vozpópuli, más de la mitad de los miembros del Consejo no verían con malos ojos proceder a la disolución del lobby aprovechando que se marcha su líder indiscutible y ante su pérdida de influencia y presencia pública.

Entidades financieras como Santander, BBVA o La Caixa, y empresas como Repsol, Acciona, Inditex y la propia Telefónica, entre otras, han dejado de considerar al CEC como un instrumento de influencia política, hasta el punto de que han preferido borrarle del mapa en los últimos meses y evitar posicionamientos conjuntos sobre temas tan candentes como el proceso independentista catalán o el daño que la incertidumbre política y la falta de Gobierno están haciendo a la recuperación económica en ciernes.

Los grandes bancos y algunas de las empresas del Ibex han dejado de considerar al CEC como un instrumento de influencia política

El Consejo no ha emitido mensaje alguno ante estos temas tan importantes para España, sobre los que sí se han posicionado a título individual algunos de sus miembros y organismos como CEOE, el Círculo de Economía o el Cercle de Economía catalán.

En los últimos tiempos, a las pocas reuniones que ha celebrado el CEC no han acudido muchos de sus integrantes. Desde el fallecimiento de Emilio Botín, promotor junto a Alierta del lobby de los grandes del Ibex y de la Empresa Familiar, su hija y presidenta del Santander, Ana Patricia Botín, ha mostrado una total indiferencia ante el organismo, señalan fuentes al tanto de la situación.

Tampoco Francisco González, presidente del BBVA, se ha mostrado proactivo al respecto, en línea con lo que han hecho Antonio Brufau, presidente de Repsol, e Isidro Fainé, presidente de La Caixa.

El CEC está en sus horas más bajas y los grandes del Ibex, Alierta incluido, lo saben, así que, para las fuentes consultadas, una disolución ordenada del lobby, que en su día pareció nacer para hacer sombra a la patronal CEOE y gozar de mayor influencia en el inquilino de Moncloa, sería una buena opción que podría casi pasar desapercibida en este jaleo político y mediático en el que se ha convertido el proceso de formación de Gobierno.

El Consejo no ha dicho ni mu sobre el proceso independentista catalán ni sobre el impacto de la incertidumbre política en la recuperación económica

Algunas de las fuentes consultadas optarían por aprovechar el momento actual para dar carpetazo al lobby; otras prefieren que se clarifique el escenario político, haya o no elecciones, y en función de la situación, decidir.

Pero enfrente tienen a otros socios, compañeros de Ibex o del Instituto de la Empresa Familiar, que están más por la labor de mantener el CEC y relanzarlo a la palestra pública cuando ya haya un gobierno formado. A la cabeza, Iberdrola, cuyo presidente Ignacio Sánchez Galán, ya se ha postulado para el cargo, aunque no goza del consenso de los integrantes del lobby para ocupar el sillón que deja vacante Alierta.

También está muy activo Dimas Gimeno, el joven presidente de El Corte Inglés, que no quiere dejar caer el CEC, al igual que Antonio Huertas, presidente de Mapfre, y Josep Creuheras, presidente de Planeta.

El problema es llegar a un consenso para que alguno de ellos sea el presidente en sustitución de Alierta, que a partir de este viernes se quedará como consejero raso en Telefónica y presidente de su Fundación. Algo que por ahora se antoja difícil, señalan las fuentes, porque la marcha de Alierta les ha cogido a muchos de ellos por sorpresa y porque el CEC ahora no pinta nada en la escena pública.

Retomar con brío la actitud que el lobby mantuvo en sus primeros años requiere un líder de consenso y con capacidad de influencia directa en los cenáculos, y que además goce del respaldo de todos.

Ninguno de los posibles candidatos reúne ahora estas mínimas condiciones, añaden las fuentes.

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