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Coca-Cola versus sindicatos: el 'dramatis personae' de un conflicto enquistado

Extrabajadores de Coca-Cola este viernes frente al Tribunal Supremo

Tic, tac, tic, tac... cuenta atrás para otro hito en el que está siendo seguramente uno de los ERE más conflictivos, polémicos y simbólicos de toda la crisis: los despidos de Coca-Cola Iberian Partners, el embotellador único de la marca de bebidas norteamericana en España. Un complejísimo proceso iniciado a ojos de la opinión pública en diciembre de 2013, cuando la empresa planteó una reestructuración que mandaría a la calle a 700 personas y recolocaría a otras 500 según su plan original. Plan que luego se ha visto truncado por la oposición frontal de los sindicatos y especialmente del centro de Fuenlabrada, que era el más importante de Iberian Partners hasta el día de su cierre el 1 de abril de 2014. Fuenlabrada venía recibiendo inversiones importantes en los últimos años, incluido un silo logístico que permitía que un pedido de un gran cliente (Mercadona o Alcampo, por ejemplo) pudiera cargarse automáticamente en un camión listo para partir, entre otros avances tecnológicos que la hacían muy competitiva.

Los sindicatos dicen que desde que se presentó el ERE el concentrado para hacer la bebida, que proviene de Irlanda, ha caído más de un 30%

Este miércoles se reúne de urgencia la sala de lo social del Tribunal Supremo, que por petición expresa de su presidente ha decidido adelantar el fallo dada la extraordinaria relevancia social del caso. Coca-Cola emplea a casi 4.500 personas de forma directa y hasta unas 4 ó 5 veces más en empleos indirectos. Tras recurso sindical, la Audiencia Nacional declaró nulo el ERE en junio de 2014. Tras la ratificación en noviembre, la empresa fue obligada a readmitir a sus trabajadores, incluso pagándoles el sueldo aunque no fueran a trabajar, cosa que hace desde diciembre.

Líderes sindicales con carisma

Los intentos de la compañía por lograr acuerdos con los sindicatos, incluso pagando indemnizaciones de 45 días más 10.000 euros por persona (superiores a las exigidas por ley) han chocado con la negativa de varias figuras sindicales especialmente carismáticas de la órbita de Comisiones Obreras y de Izquierda Unida en Fuenlabrada. Conocedores de la situación creen que sin este tipo de figuras en el lado sindical, el conflicto habría sido mucho menos enconado. Alguna de estas personas se ha erigido en líder del movimiento gracias a su excelente oratoria y a su ambición: para Juan Carlos Asenjo, el frenazo a Coca-Cola es antecedente para que "cualquier multinacional en este país no se permita la misma barbaridad que pretendía Coca-Cola y el embotellador". Asenjo representa los intereses de los trabajadores de Casbega, la antigua embotelladora madrileña, que tiene las mejores condiciones de todas las fábricas españolas.

Fuentes próximas a la operación aseguran que la compañía intentó llegar a acuerdos con estos líderes carismáticos, pero que su exigencia de reapertura de la fábrica de Fuenlabrada, algo que en la compañía consideran imposible, ha hecho imposible cualquier acuerdo. Por su parte, desde los sindicatos denuncian las, a su juicio, múltiples irregularidades e incumplimientos de la ley de la empresa, irregularidades que la justicia ha avalado en parte tras obligar a readmitir a los trabajadores despedidos. El núcleo de la conflictividad está ahora mismo en Fuenlabrada y en unos 280 trabajadores.

Las campañas de boicot a Coca-Cola han tenido una repercusión notable, según sus instigadores. "El problema que tiene el embotellador se puede cuantificar en cajas que no vende. Pero el problema de Coca-Cola es el icono, la marca, detrás de la cual están las ventas. Si la imagen de la marca cae, caen las ventas, y Coca-Cola no sabe computar cuánto cae su marca y cuánto dinero pierden por reputación", aseguró Asenjo a Vozpópuli, convencido de que la imagen de la compañía está cayendo. El líder sindical 'in pectore' se ha presentado recientemente como número 3 en las listas de Izquierda Unida para las elecciones municipales de Fuenlabrada.

"Desde que se presentó el ERE en España, el concentrado para hacer Coca-Cola, que viene de Irlanda, ha caído entre un 30% y un 35% según fuentes internas de la compañía en las plantas españolas", aseguran. Sin embargo, la compañía no reconoce tanta caída.

Podemos viralizó la protesta

Por otra parte, tampoco debe menospreciarse la influencia que tuvo, el antes y después que supuso en el conflicto la entrada en el mismo de Podemos, entonces en sus momentos de mayor popularidad y pujanza demoscópica. Después del recurso de los trabajadores y del fallo positivo de la Audiencia, los líderes de la formación emergente Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero se dieron un baño de masas en un pabellón deportivo fuenlabreño poco después solicitando la reapertura de la planta. Pero lo que más daño hizo a la reputación de Coca-Cola fueron las acciones de Pablo Iglesias en redes sociales, especialmente Twitter, donde se posicionó en contra de la compañía creando etiquetas muy exitosas como #suodionuestrasonrisa. Tanto que, según aseguró el dirigente madrileño en Bruselas, el departamento de marketing de Coca-Cola le contactó para limar asperezas y frenar los ataques, algo que desde la empresa niegan categóricamente.

"El embotellador cuantifica la caída de su negocio en cajas que no vende. Pero para Coca-Cola la marca lo es todo, si cae la marca caen las ventas"

Es en Bruselas precisamente donde los trabajadores despedidos obtuvieron un apoyo más fuerte de la clase política. La eurodiputada de IU Paloma López, por ejemplo, ha sido vehemente defensora de que la planta de Fuenlabrada (convertida en icono a pesar de que el cierre afectó también a Alicante, Palma de Mallorca y Asturias) ha de reabrir sus puertas, un extremo que desde la empresa se considera imposible ya que ni siquiera cuenta ya, alegan, con la maquinaria en buen estado tras más de un año cerrada.

Una empresa poco acostumbrada

Por último, el efecto de este largo conflicto en una compañía que hasta ahora siempre había mantenido una imagen amable ante los consumidores españoles está siendo muy negativo. El que fue presidente de la compañía, Marcos de Quinto, fue enviado a Estados Unidos , donde posteriormente fue erigido como vicepresidente de la compañía. Lo que para la empresa era un paso adelante en la carrera profesional del ejecutivo, muy activo en Twitter, para otros estaba relacionado con el fracaso en la ejecución del ERE, a pesar de que De Quinto siempre alegó que la reestructuración era una cuestión del embotellador, presidido por Sol Daurella, y no de la marca.

Tras la salida de De Quinto, la compañía ha prescindido de su anterior director de comunicación buscando un perfil femenino en una conocida expresentadora de televisión. El marketing y la comunicación son esenciales para Coca-Cola, una compañía que está deseando dar portazo de una vez por todas al primer conflicto de repercusión sindical que ha tenido en España prácticamente desde que se instaló por primera vez con embotelladora propia en 1954.

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