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Cetren, cementerio de elefantes de Renfe, ‘esconde’ su última memoria financiera

El expresidente de Renfe Miguel Corsini (izda.) durante el mandato de Aznar (1996-2004) en un acto de la Cámara de Comercio de Madrid.

Cetren, la Asociación de Acción Ferroviaria, se define a sí misma “sin ánimo de lucro”. Una premisa controvertida para el lobby español del sector por excelencia. Nacida en 1980 al amparo de 66 empresas, públicas (Renfe, Ineco) y privadas, difícilmente Cetren puede sostener que entre sus objetivos no está ganar dinero: la asociación ostenta el monopolio para certificar material ferroviario, curiosamente solicitado por… muchas de las compañías que la integran. También ingresa un buen pico al impartir cursos de formación para maquinistas y tripulación a bordo del tren, previo pago de una cantidad nada desdeñable.

¿Cuánto gana Cetren con todo lo anterior, restando las excelentes retribuciones que, según cuentan varias fuentes consultadas, asigna a sus directivos, muchos de ellos jubilados de Renfe Operadora? A tenor de la última memoria publicada, la correspondiente al ejercicio de 2011, la pregunta anterior quedaría sin respuesta: las páginas relativas a la “información financiera” (páginas 65-75) han desaparecido.

Esta ausencia documental ha sido explicada por portavoces de Cetren, según los cuales “se trata de información reservada para socios, no para el público en general”. Sin embargo, lo raro es encontrar memorias incompletas tanto de compañías públicas como privadas, máxime si la parte relativa a las finanzas del lobby está anunciada en el epígrafe.

Un vistazo al abultado organigrama permite comprobar la permeabilidad de lo público y lo privado en el sector ferroviario. Cetren la preside Miguel Corsini, expresidente de Renfe durante la etapa de Aznar (1996-2004), pero también hay otros ex de la casa madre y de Adif, como Antonio Lanchares o Andrés María Cortabitarte López. Y ahí empieza el abanico de compañías: Albatros, CAF, Arcelor Mittal, Vagones del Sur, Arriva, Euskotren… Hasta hace más o menos un año, ocupaba la dirección Javier Villén, otro antiguo directivo de Renfe. Villén falleció el año pasado durante un viaje a Colombia.

Pero el verdadero negocio está en la certificación de material, aparte de los citados cursos de formación. Se da la paradoja de que muchas de las solicitantes de tal certificación son empresas que pertenecen al propio lobby. Además, este medio ya informó de una cascada de subcontrataciones para Cetren concedidas por la ingeniería pública Ineco. Muchos de estos contratos se asignaban sin licitación, gracia a modificaciones legales pergeñadas en tiempos de la exministra socialista Magdalena Álvarez. Finalmente, está el capítulo de los onerosos sueldos que reciben muchos de los directivos, superiores en mucho a los que se abonan en Renfe. Estar jubilado no parece un óbice para percibir una suculenta asignación en Cetren, según se ve.  

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