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Cajamar se sanea con la venta de 300 millones en hipotecas con problemas

Sede de Cajamar, en el distrito financiero de Azca

Oleada de desinversiones de bancos en el arranque de 2017. Tras las operaciones lanzadas por Sareb y BBVA, Cajamar es el siguiente grupo en poner activos en mercado. La caja rural almeriense ha distribuido entre inversores el 'Proyecto Galeon', asesorado por Alantra, con el que quiere traspasar 300 millones en hipotecas problemáticas, según ha podido confirmar Vozpópuli.

Se trata de unos 1.200 créditos a empresas -casi todo pymes- que están respaldados por activos inmobiliarios. La mayor parte son pisos y en menor medida locales, situados en Andalucía, Murcia y Alicante. No es la primera cartera de este tipo que pone en mercado la banca, con créditos respaldados por propiedades del empresario.

El 'Proyecto Galeon' es la mayor cartera sacada al mercado por Cajamar en dos años, desde el 'Proyecto Baracoa', de 800 millones, que compró Bain Capital Credit, con créditos de empresas en concurso. 

La caja rural retomó esta actividad a finales del año pasado, con la venta de dos carteras: una de 176 millones a CarVal y Lindorff; y otra de 57 millones, adquirida por Waterfall.

Fusiones

Desde Cajamar enmarcan esta operación dentro del proceso habitual de saneamiento. Aun así, desde el sector consideran que la caja rural se está posicionando de cara a una posible consolidación en el segmento de las cajas rurales.

Las fusiones -a nivel sectorial- son algo que reconoce la propia Cajamar en su última presentación de resultados: "La eficiencia comercial y operativa, objetivo clave del sector financiero, podrá dar lugar a posibles fusiones", apuntan. En este sentido, la nueva ley de cajas rurales en la que trabaja el Gobierno, anticipa alguna posible operación, aunque no será fácil.

Cajamar ganó 80 millones el año pasado tras destinar 260 millones a las nuevas provisiones de IFRS 9

Más allá de estas especulaciones, Cajamar tiene la misma presión que sus competidores para rebajar cuanto antes su exposición al ladrillo, sobre todo al ser una de las doce entidades españolas supervisadas por el BCE.

Su morosidad se situó en el 10,82% a finales de 2017, por encima de la media del sector (7,8%), pero considerablemente por debajo que un año antes. Cajamar lleva años acelerando la venta de activos problemáticos. Los dudosos han bajado de 5.860 millones en 2014 a 3.361 millones en 2017, cerca de la mitad. Los adjudicados ascendían a 3.678 millones.

Esta caja rural -integrada dentro de Banco de Crédito Cooperativo- ganó 80 millones en 2017, un 5% más el año pasado, después de destinar 260 millones en provisiones para adaptarse a la normativa europea IFRS 9.

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