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Los técnicos del CSN explotan: presiones políticas, falta de independencia, caza de brujas y riesgos para la seguridad nuclear

Los consejeros del CSN Narbona, Castelló y Velasco, junto al presidente, Fernando Marti.

Los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), esos que forjan la estructura principal del supervisor atómico y arman desde las bambalinas todas las decisiones que luego aprueba el Pleno, han dicho basta. En un hecho casi sin precedentes, la Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN) ha emitido un durísimo comunicado interno, en el que se denuncia la insostenible situación que vive el organismo.

El equipo de técnicos critica la falta de independencia del CSN y su máximo órgano de decisión, el Pleno formado por cuatro consejeros y el presidente (tres de ellos nombrados a propuesta del PP y dos, del PSOE). El Pleno, según el cuerpo técnico, se pliega permanentemente a las presiones políticas y empresariales en la toma de decisiones, impone un régimen jerárquico que impide la disidencia y discrepancia interna, aplica la caza de brujas a los técnicos que no se someten a sus intereses y la arbitrariedad de su gestión, a veces, provoca situaciones de riesgo en la seguridad de las centrales nucleares.

La mecha que ha hecho explotar a los técnicos la prendió el ex consejero Gurguí, al afirmar que éstos no tienen que ser independientes y deben "estar sometidos a una estructura jerárquica"

La mecha que ha hecho explotar al cuerpo técnico la encendió el ex consejero Antonio Gurguí, al "manifestar que sólo cinco personas (los miembros del Pleno) deben actuar con independencia y transparencia en el CSN y que los demás empleados del centro, incluidos los técnicos, 'están sometidos a una estructura jerárquica'", según señala el comunicado fecha el pasado martes 10.

"Contrariamente a lo que afirma el ex consejero -continúa el comunicado-, la independencia de los funcionarios expertos en seguridad nuclear y protección radiológica es fundamental y necesaria en cualquier regulador nuclear, y no es un atributo exclusivo del Pleno del organismo. La confusión e inoportunidad que demuestran estas declaraciones revela la pobre concepción del liderazgo de las personas que están al frente del CSN, aunque los principales responsables de esta situación son los partidos que los han elegido para una responsabilidad semejante".

El cuerpo técnico denuncia el sometimiento "jerárquico" que sufren y cómo los que toman las decisiones aplastan cualquier discrepancia o parecer contrario a sus intereses: "Las discrepancias técnicas deben dirimirse con argumentos técnicos, y si la discrepancia entre un técnico y sus superiores persiste, no pueden esgrimirse argumentos de autoridad para intentar obligar al técnico a cambiar su postura, o destituirle de su cargo cuando no se consigue, como desgraciadamente ha ocurrido recientemente en el caso del Jefe de Área de Experiencia Operativa y Normativa del CSN".

A los técnicos que discrepan o plantean opiniones diferentes a las que quiere el presidente se les denigra o se les destituye, como ha ocurrido recientemente

La caza de brujas se ha convertido en moneda común del organismo que preside Fernando Marti, puesto ahí a dedo por el actual Gobierno. Así lo demuestran los ceses y degradaciones de categoría realizados en los últimos tiempos y los comentarios de "un órgano directivo, que al hablar de un técnico discrepante, manifiesta que 'en una empresa privada ese señor ya habría sido despedido".

Para los técnicos, que velan por el buen funcionamiento y seguridad de las centrales nucleares, "pocas discrepancias entre los órganos directivos y los estamentos técnicos se han resuelto mediante una toma de posición fundamentada y transparente".

ASTECSN denuncia "las cada vez mayores evidencias de falta de independencia en el CSN" y las "presiones inadmisibles" a las que se ven sometidos, por ejemplo, "cuando los tiempos asignados a las tareas del cuerpo técnico no se fijan en función del rigor técnico necesario, sino de plazos marcados por intereses ajenos, elecciones, opinión pública y otras variables políticas".

Los técnicos acusan a Marti y sus consejeros de "paralizar propuestas de expedientes sancionadores, o de identificación y categorización de hallazgos de inspección sin argumentaciones técnicas. Presiones inadmisibles son privar a los técnicos de los medios necesarios para exigir en tiempo y forma la información que se requiere a los titulares durante los procesos de evaluación".

La histórica andanada del cuerpo técnico contra el Pleno se produce después de las presiones y manipulaciones sufridas para aprobar por la vía urgente y sin rigor técnico la autorización previa para el basurero nuclear de Villar de Cañas

Todas estas acusaciones se producen tras las fuertes presiones recibidas desde el Gobierno y desde el Pleno del CSN en temas tan sensibles como la puesta en marcha del polémico basurero nuclear (ATC), sobre el que se ha emitido una autorización previa pese a los altos riesgos contra la seguridad de los terrenos en los que se va a construir, o el proceso de reapertura de la central de Garoña, cerrada por Zapatero.

"Sólo cuando el rigor en el trabajo lleva a conclusiones que son contrarias a las solicitudes de los titulares, especialmente en el caso de las instalaciones nucleares, surgen esas presiones inadmisibles", alertan los técnicos.

Piden "que no se presione a ningún técnico para que su informe exprese lo que desea la superioridad" y critican que "desgraciadamente", el rigor y la transparencia "distan mucho de ser la práctica habitual en el CSN , y entendemos que la inaptitud y la falta de criterio técnico son la causa de una forma de actuar inaceptable, pero habitual".

El texto concluye con una nueva crítica a la caza de brujas interna: Los altos responsables del CSN se reservan la potestad de "poder eliminar a los técnicos que representen un obstáculo, sin importar su valía técnica. Esta es una de las manifestaciones más sangrantes de ese liderazgo de baja calidad que sufrimos en el CSN".

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