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Una eléctrica con seis empleados despunta como contratista de la Administración

La CNMV es uno de los organismos que ha confiado en Aura Energía.

Al oligopolio eléctrico le ha salido un competidor inesperado en un segmento que, todo hay que decirlo, tampoco interesa demasiado a Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa y demás grandes compañías del sector. Se trata de una empresa con una plantilla ínfima, que no destina un euro a publicidad y que de momento no ha fichado a ningún expolítico como consejero. Por no tener, no tiene ni consejo de administración.

Se trata de Aura Energía, comercializadora radicada en Sant Joan Despí (Barcelona) que echó a andar en 2011 y que desde entonces se ha adjudicado contratos para el suministro eléctrico de diferentes Administraciones públicas por un importe global de 18,4 millones de euros, más de 3.000 millones de las antiguas pesetas.

El importe es considerable si se tienen en cuenta las discretas magnitudes de una compañía que el año pasado empleó, según sus cuentas anuales, a una media de apenas 2,8 personas, plantilla que fuentes del sector elevan actualmente a unos seis efectivos. La empresa facturó poco más de 5,56 millones en 2012 y logró entrar en beneficios al registrar un resultado positivo de algo menos de 120.000 euros.

Cifras propias de un pigmeo empresarial si se comparan, por ejemplo, con las de Iberdrola, la primera eléctrica española, que en el ejercicio 2012 logró la misma facturación en apenas una hora y veinticinco minutos. 

Con esas credenciales, en tiempo récord y sin hacer ningún ruido, esta minúscula comercializadora eléctrica ha logrado hacerse con una cartera de contratos, en ningún caso superiores a los 3 millones de euros, con clientes entre los que destaca especialmente el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que en los últimos dos años ha seleccionado a Aura como proveedor de electricidad por cerca de 6,5 millones.

La empresa se ha convertido además en suministrador de otros ministerios como los de Hacienda y Agricultura y más de una decena de ayuntamientos, entre los que destacan Pinto (Madrid), CuencaCeuta o As Pontes, localidad gallega históricamente vinculada a Endesa.

Aura Energía también ha logrado contratos licitados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en la Comunidad Valenciana, región que concentra buena parte de su cartera de clientes.

La empresa ha elegido como target un mercado, el de las Administraciones públicas, ante el cual sus teóricos rivales (las grandes eléctricas) arrugan la nariz, porque contratar hoy con algunas entidades públicas es, dicen esos gigantes, una actividad, en ocasiones, de alto riesgo, por los problemas de tesorería que muchas de ellas atraviesan.

Como muestra están los casos de municipios como Valencia y Novelda (Alicante), o empresas públicas como Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), a los que la propia Iberdrola ha cortado la luz en los últimos años en respuesta a los repetidos impagos sufridos por la eléctrica.

Por otro lado, grandes ciudades como Murcia, instituciones como el Defensor del Pueblo o entidades públicas como la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid han tenido que declarar desiertos grandes concursos de suministro de luz que habían convocado ante la falta de ofertas.

La comercialización entraña un elevado riesgo porque la luz que se suministra se paga semana a semana y la fecha de cobro puede ser incierta

Como reza el topónimo de otro de sus clientes, el municipio granadino de Peligros, el mercado en el que opera Aura tiene sus ídems, ya que las pequeñas comercializadoras de electricidad, al no generar la energía que ofrecen, pagan el producto que suministran semana a semana. Y otra cosa es cuándo les pagan sus clientes.

No obstante, ser proveedor de la Administración también presenta la importante ventaja de no requerir de una potente red de ventas para captar contratos. Basta con acudir a las licitaciones y ganarlas. 

Aura Energía está controlada por Vopi 4, una constructora de tamaño pequeño y una larga experiencia como contratista de la Administración cuya red de contactos, presumiblemente, ha dado un empujón a las cifras de la empresa.

También presumiblemente (la empresa no ha querido hacer comentarios) el secreto de su éxito radique en lo ajustado de sus ofertas, ya que en este tipo de licitaciones, el precio suele ser el elemento decisivo a la hora de adjudicar. 

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