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YPF y un gran contrato para el naval gallego, bazas de Pemex en Repsol

Imagen de una de las plataformas de Pemex.

La petrolera mexicana Pemex se guarda un as en la manga para reforzar su influencia en Repsol, de la que controla un 9,4%: un contrato de gran envergadura que podría aliviar la crítica situación del naval gallego. Esa operación, unida al apoyo expresado por el Gobierno mexicano a la compañía española tras la expropiación de YPF, serán los principales argumentos que esgrimirá el grupo estatal para intentar incrementar su poder de decisión en la gestión de Repsol.

Aunque no está confirmada oficialmente, se espera la visita a Madrid del subsecretario mexicano de Hidrocarburos mexicano y previsible nuevo representante de la estatal azteca en el consejo de la española, Mario Gabriel Budebo, con motivo de la junta de accionistas que Repsol celebrará el próximo día 31.

Las negociaciones entre Pemex y los astilleros gallegos fueron reveladas por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la visita oficial a México que arrancó el pasado 17 de abril, un día después del asalto argentino a YPF.

Tres días después, el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo (que acompañó a Rajoy en ese viaje), confió en que el “principio de acuerdo” alcanzado, en expresión del Ejecutivo autonómico, permita “apaciguar los lógicos miedos del sector naval”. Fuentes de la Xunta indican que “se está trabajando” para cerrar ese acuerdo. La adjudicación, que todavía no se ha decidido, según fuentes del departamento de Budebo, podría hacerse pública el próximo mes de julio.

El importe del contrato aún no ha trascendido, aunque según algunas fuentes podría alcanzar la veintena de buques, lo que supondría un volumen económico "muy importante", en función de las características de los barcos, dice un experto del sector. Entre los posibles beneficiarios estarían los astilleros Barreras y Vulcano, radicados en Vigo y con una situación acuciante. Un trabajador de una de esas empresas se mostraba esta semana prudente al respecto: “Cuando veamos entrar chapa y hierro, es que algo hay”, decía.

En principio, no parece que de ese megacontrato puedan beneficiarse los astilleros públicos Navantia. Sus instalaciones de Ferrol (la antigua Astano), cuya situación es algo menos delicada (tienen carga de trabajo garantizada hasta finales del año que viene), están dedicadas a la construcción de buques de guerra (no civiles). Navantia sólo podría optar a algún contrato si la licitación incluyera, por ejemplo, artefactos navales, explican fuentes del grupo.

Alianza

Desde la ruptura de la fugaz alianza de Pemex con Sacyr, las relaciones entre la petrolera mexicana y la dirección de Repsol están en plena fase de reconstrucción. Pemex ha pasado de ser un socio incómodo (por su alianza con Sacyr) a aliado de Brufau en la ofensiva de Repsol por lograr una compensación justa por la expropiación de YPF. 

La española presentará a la junta un informe de la consultora Boston Consulting Group que avala las bondades de la alianza estratégica suscrita el pasado 28 de febrero, que prevé la colaboración entre ambas partes en las áreas de Exploración y Producción y en proyectos de gas natural licuado (GNL) en América, así como en la actividad de refino en América, España y Portugal. El acuerdo establece que Pemex no podrá tener más del 10% del capital de Repsol, ni reducir su participación por debajo del 5%.

Mientras, la situación financiera de YPF se complica por momentos, por el impago de los créditos que pidió el grupo Petersen para lograr su 25% de YPF y por la posibilidad de que la banca interprete la nacionalización como un supuesto para forzar a la compañía argentina a devolver más de 1.250 millones de euros en préstamos. 

El repentino traspaso de poderes en YPF, intervenida desde hace más de un mes, ha provocado situaciones insólitas: en el informe anual remitido a la SEC estadounidense esta semana, la petrolera argentina asegura que ha acordado con Repsol "la posible adquisición, a precios de mercado, de determinados activos latinoamericanos” de la española, con el objetivo de “expandir y diversificar” su actividad. Se trata de un acuerdo anterior a la expropiación, que YPF ha olvidado suprimir de su memoria anual. En Repsol, obviamente, no están por la labor de vender activos a la empresa que le acaban de expropiar.

Entretanto, la presidenta argentina, Cristina Kirchner, sigue a la caza de inversores que permitan aportar los multimillonarios fondos que requerirá el desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta. Esta semana, Kirchner, ha visitado Angola, donde se entrevistó con el presidente, José Eduardo Dos Santos. En Argentina se incluye a Sonangol (petrolera estatal angoleña) entre el extenso listado de compañías a las que ha tanteado la Casa Rosada para intentar captar dinero fresco. "Somos complementarios en materia económica, en materia de petróleo y gas", dijo Kirchner, tras reunirse con Dos Santos.

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