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Saltan las alarmas: la dependencia energética con Argelia roza el 60% en pleno conflicto en Ucrania

El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, con el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, en abril.

Nunca, en la historia reciente, se había vivido una situación similar. A finales de abril, el 57% de todo el gas natural que entró en España provino de un solo país, Argelia, superando con creces el máximo del 50% establecido por el Gobierno para evitar los riesgos geopolíticos de una excesiva dependencia energética de un sola fuente.

Según los datos actualizados que maneja el sector, la situación que se dio en marzo (datos oficiales de Cores), mes en el que España absorbió un 57% de gas argelino, se ha consolidado en abril. Este porcentaje supera en siete puntos el tope legal del 50% en la provisión de gas desde un mismo origen geográfico fijado por el Ejecutivo en 2007 para mejorar la diversificación del suministro.

Hasta ese año, el tope estaba fijado en el 60%, pero los conflictos del radicalismo islámico en el Magreb, donde está el principal suministrador de gas de España, y otros problemas internacionales hicieron conveniente rebajar esa cuota al 50%.

Una vez se cruza esta línea roja, como es el caso actual, la normativa establece el procedimiento a seguir. El Real Decreto 1766/2007 que, en el caso de que la suma de todos los aprovisionamientos de gas natural destinados al consumo nacional provenientes de un mismo país sea superior al 50%, según la información publicada por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), se pondrá en marcha un mecanismo de compensación.

En virtud de este procedimiento, los comercializadoras y consumidores directos con aprovisionamientos superiores al 7% del total deberán diversificar su cartera de compras de forma que el suministro proveniente del principal país suministrador al mercado nacional sea inferior al 50%.

Sin embargo, por ahora, Cores no ha decidido activar ningún plan de emergencia, dado que la situación no es preocupante porque los factores que han provocado esta excesiva dependencia de Argelia se enmarcan en los efectos colaterales del conflicto entre Rusia y Ucrania.

El Gobierno redujo en 2007 del 60% al 50% el tope máximo de gas proveniente de un solo suministrador extranjero

Según los expertos consultados, el gas de Argelia entra en España por los dos gasoductos (el del Estrecho y el Medgaz, que engarza con la Península en Almería) y mediante barcos metaneros que llegan a las regasificadoras. Pero el temor a que Ucrania corte el grifo del gas ruso que calienta los fríos inviernos europeos ha provocado una mayor demanda de los países del centro y nor  te del Viejo Continente, que tirando de chequera han desviado los buques que, en principio, desembarcarían su gas natural licuado en España.

Al llegar menos gas por barco, el porcentaje que entra por los tubos argelinos, especialmente por Medgaz, es mayor, lo que descompensa el equilibrio existente en los últimos años. Además, y casi paradójicamente, este gas es más barato que el que ahora se desvía hacia el norte de Europa, donde se paga más por un bien escaso sometido a alta volatilidad por la inestabilidad en Ucrania.

El problema es que todo el gas que entra por el tubo, si no se consume aquí, se encuentra con el ancestral problema del embudo en la frontera con Francia, un país que año tras año se niega a facilitar el proceso para ampliar las interconexiones eléctricas y gasistas para llevar gas de España al resto de Europa.

El conflicto en Ucrania ha provocado que los países del norte y centro de Europa paguen más por llevarse el gas de los metaneros que venía para España

En este contexto, Bruselas ha vuelto a apelar esta semana a que Europa hable con una sola voz en las políticas energéticas. Y ha dejado claro que "si se produce una interrupción de suministro en enero cuando la demanda es máxima, casi toda la Unión Europea, excepto la Península Ibérica y el sur de Francia, resultaría directamente afectada". Pese a ello, la interconexión con Francia no avanza.

Mientras tanto, la excesiva dependencia de Argelia preocupa en el Gobierno y en el sector energético, ya que el 57% actual está muy lejos del 51% de gas argelino que entró en 2013, el 40% de 2012 y el 37% de 2011. Al menos, las relaciones de Moncloa con Argelia son, en estos momentos, buenas, después de que el conflicto entre Gas Natural y el grupo estatal Sonatrach acabó en un acuerdo auspiciado por los dos Gobiernos.

Después de Argelia y a años luz se sitúa Noruega como segundo suministrador (10%), seguida de Perú (9%), Nigeria (8%), Qatar (8%) y Francia (4%).

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