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Economía

La nueva Comisión afrontará el reto de hacer despegar la transición energética en la UE

Sede de la Comisión Europea, en Bruselas

La legislatura europea que acaba de tocar a su fin ha tenido en el sector energético uno de sus principales focos de atención. Su trayectoria ha venido marcada por el éxito de la Cumbre del Clima de París, un año después de comenzar el mandato de la Comisión que ahora se despide, en la que la Unión Europea asumió el liderazgo de la lucha contra el cambio climático. El arduo trabajo llevado a cabo por la Comisaría de Energía y Acción por el Clima, dirigida por Miguel Arias Cañete, orientado a sentar las bases de una política centrada en avanzar decididamente hacia una economía descarbonizada ha concluido coincidiendo prácticamente con el cierre de la legislatura.

El principal reto para el Gobierno comunitario que resulte de la consulta electoral del próximo 26 de mayo será velar por el cumplimiento de los objetivos fijados en la hoja de ruta para alcanzar la ansiada de meta de una economía completamente descarbonizada en 2050. La nueva Comisión Europea deberá concluir la evaluación de los planes de Energía y Clima remitidos por cada uno de los estados miembros y que deberán estar definitivamente aprobados antes de que acabe el presente año.

La Comisión Europea alcanzó un histórico acuerdo con el Consejo de Europa y el Parlamento para fijar como meta la reducción de emisiones un 32% hasta 2030

Los documentos marcan las líneas fundamentales para lograr los objetivos marcados para cada país, tanto en penetración de energías renovables en el sistema como en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Poco menos de un año antes de finalizar la presente legislatura, la Comisión Europea alcanzó un histórico acuerdo con el Consejo de Europa y el Parlamento para fijar como meta la reducción de emisiones un 32% hasta 2030 en relación con las registradas en 1990. Un planteamiento considerado ambicioso, que supone un avance de cinco puntos porcentuales en relación con el objetivo anterior pero que aún queda por debajo del 34% que proponía el Parlamento y los países cuyos gobiernos están más implicados con la lucha contra el cambio climático, entre los que se encuentra España.

La clave de las interconexiones

El acuerdo incluyó una revisión de las cifras en 2023, en función del grado de avance en los esfuerzos que cada estado miembro haya realizado para contribuir a las descarbonización.

En una de sus recientes visitas a España, el comisario Arias Cañete señaló que el Gobierno comunitario debía velar por que en las próximas décadas el 80% de la electricidad se generara a partir de energías renovables y el 15% con energía nuclear. Ambas tecnologías están señaladas como pivotes para la transición energética en el Viejo Continente debido a su condición de no emisoras.

Modular la estrategia

El nuevo Ejecutivo se encontrará con la mayor parte de la legislación aprobada pero tendrá encima de la mesa la no menos importante misión de velar por su cumplimiento y también de modular la estrategia fijada conforme el proceso de transición energética vaya avanzando en cada país.

Una armonización que no resultará nada sencilla debido a las sustanciales diferencias que se dan en los mix energéticos de cada estado miembro y también su situación geográfica. En este sentido, otro de los grandes retos vendrá marcado por la evolución de las interconexiones entre los diferentes mercados que actualmente funcionan en el Viejo Continente.

Estrechamente relacionado con el consumo de energía, el sector del Transporte ocupará un lugar privilegiado para quienes se encarguen de la Comisaría energética. Una de las principales preocupaciones es el insuficiente avance del vehículo eléctrico, que se considera fundamental para alcanzar los objetivos fijados a largo plazo.

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