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Economía

La banca huye del ladrillo de la crisis: Habrá vendido más de 150.000M a final de año

Promoción de Altamira en Málaga.

Una vez que CaixaBank ha cerrado la venta de su negocio inmobiliario a Lone Star, operación en la que ha contado con el asesoramiento de Morgan Stanley y CBRE, siguiendo los pasos de Santander con Blackstone –Proyecto Quasar–  y BBVA con Cerberus –Proyecto Marina–, aún quedan dos grandes operaciones de venta de activos improductivos por concretarse este año, con Sabadell y Sareb como principales protagonistas.

El banco que preside Josep Oliu pretende cerrar la venta de 10.900 millones de euros en activos ligados a la crisis antes de agosto, mientras que el 'banco malo' ha encargado a Goldman Sachs la venta de 30.000 millones de deuda, según El Confidencial. Con el cambio de Gobierno, no obstante, esta operación podría enquistarse.

Lo cierto es que, con la venta de grandes carteras, la banca se ha puesto las pilas en el último año para desprenderse de los activos improductivos heredados de la crisis, siguiendo una de las principales recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE). Desde 2014 -cuando comenzó la recuperación- hasta 2017, la banca se ha deshecho de activos tóxicos por importe de 101.900 millones de euros, la mitad de ellos en 2017.

Las entidades siguen a Santander

El pistoletazo de salida a esta ronda de 'megaoperaciones' lo dio Santander con la venta de 30.000 millones de euros a una sociedad conjunta con Blackstone poco después de adquirir Popular al precio simbólico de un euro. Tras el banco cántabro, BBVA cerró con Cerberus la desinversión de 13.000 millones de euros en activos inmobiliarios.

Ahora ha sido CaixaBank con 12.800 millones. Falta que Sabadell y Sareb concreten sus planes. Según fuentes del sector, se prevé que en 2018 se alcancen o incluso se superen las cifras de 2017, cuando las entidades colocaron activos tóxicos por importe de 51.700 millones de euros. De este modo, se espera que a finales de año la banca se haya deshecho de más de 150.000 activos tóxicos heredados de la crisis.

Según los datos que maneja el BCE, el sistema financiero español acumulaba 106.220 millones de euros en activos improductivos (NPLs) a cierre de 2017, tan solo por detrás de Italia -186.720 millones de euros- y Francia -135.470 millones de euros- en términos absolutos. Si este año finalmente se cumplen las previsiones, el sector podría reducir a casi la mitad su exposición a este tipo de activos.

Fondos oportunistas

Los compradores de estos activos suelen ser fondos oportunistas. En 2017, los más activos fueron Blackstone (30.700 millones), Cerberus, (13.000 millones), Bain Capital, (1.300 millones) Lindorff (1.200 millones) y Deutsche Bank (1.100 millones de euros), según datos recopilados por Deloitte.

Además de las presiones del BCE, la introducción de la nueva normativa contable IFRS 9, que requiere unas mayores provisiones sobre NPLs, también empuja a las entidades a acelerar la desinversión de este tipo de activos. "La previsible consolidación en el sistema financiero español, probablemente provocará desinverisones adicionales", agrega Deloitte en un informe sobre NPLs.

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