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Economía

ACS y FCC pujan por una obra británica de 1.450 millones que las empresas locales rechazan

Empresas Reino Unido.

Las españolas ACS y FCC han conformado sendas alianzas para optar al contrato de diseño y construcción de un paso subterráneo bajo el célebre conjunto megalítico de Stonehenge, en Reino Unido, para el que no contarán con la competencia de los grupos locales, que han rechazado participar en el proceso al no estar de acuerdo con la fórmula elegida por el organismo licitador para adjudicar los trabajos. El contrato está valorado en unos 1.450 millones de euros.

La autoridad que gestiona la red de carreteras británicas ha optado por un sistema de adjudicación en el que los potenciales contratistas deben negociar previamente con ella el precio antes de revelarse los métodos de trabajo que se utilizarán. De esta forma, el licitador pretende evitar que se repita una circunstancia como la de los grandes contratos de la segunda línea de alta velocidad de Reino Unido, que se otorgaron en función de una oferta económica que no hace sino revisarse de forma continua al alza con el paso del tiempo, un aspecto que está poniendo incluso en peligro la propia viabilidad del proyecto.

El túnel forma parte de los planes para el acondicionamiento de un tramo de 13 kilómetros que discurre por los alrededores del emblemático monumento de Stonehenge

Ante la negativa del licitador a cambiar el esquema, las principales constructoras del país han renunciado a participar en el proyecto que, sin embargo, no ha tenido aparentes problemas en seleccionar tres candidatos que están dispuestos a asumir el reto. Uno de ellos es el grupo ACS, con un consorcio conformado por sus dos filiales de construcción, como son Dragados y Hochtief.

Por su parte, FCC también está dispuesto a presentar una oferta, en este caso en alianza con la italiana Salini Impregilo, que formó parte del consorcio liderado por Sacyr para la construcción del nuevo Canal de Panamá. Las españolas tendrán como rival a la francesa Bouygues, que cuenta con la participación de la británica (no incluida en el grupo de los principales constructores de Reino Unido).

Evitar los modificados

El túnel forma parte de los planes para el acondicionamiento de un tramo de 13 kilómetros que discurre por los alrededores del emblemático monumento prehistórico. La infraestructura subterránea tiene una longitud algo superior a los tres kilómetros y supone un desafío por lo accidentado del terreno y los altos niveles de protección de que goza la zona por la presencia del conjunto de Stonehenge.

Precisamente, uno de los riesgos de la obra es la fuerte oposición que ha encontrado desde el primer momento por parte de grupos ecologistas.

A partir de que se confirme el interés de los tres consorcios se inicia una fase de diálogo negociado entre ellos para determinar cuestiones de diseño y de tipo técnico, a partir de las cuales los oferentes deberán concretar su oferta económica que, en principio, ya no podrá ser modificada posteriormente. Este elemento ha sido uno de los que ha provocado el rechazo de los contratistas locales.

La referencia de la segunda línea de alta velocidad y los notables sobrecostes que se están detectando ha marcado está haciendo replantear numerosas licitaciones en Reino Unido, donde actualmente se están manejando grandes proyectos de infraestructuras, entre los que se encuentra la ampliación del aeropuerto de Heathrow.

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